De cara a este nuevo escenario electoral es interesante que nos preguntemos: ¿qué debemos hacer como jóvenes conscientes de la situación política y económica general, el próximo 26 de junio? Pero para responder a esta pregunta necesitamos antes hacernos otras cuantas, y reflexionar sobre algunos temas clave. Como ejemplo paradigmático de cuestiones que afectan día a día a la juventud me centraré en un eje imprescindible: la educación.

 

Podemos empezar situando la existencia de cada vez más trabas que sin duda dificultan el acceso a la educación como servicio público. Actualmente, en el ámbito educativo, el escenario es de consolidación de las medidas privatizadoras de la educación, avance de la implantación de modelos educativos como la LOMCE y el 3+2, subida de tasas, reducción de becas, expulsión de jóvenes de la Universidad, falta de plazas para el acceso a los estudios de Formación Profesional, etc. En este escenario situamos varias líneas rojas (entiéndase, líneas que marcan lo imprescindible, lo necesario, y que ejercen como ejes distanciadores de otros programas electorales y proyectos políticos):

  • Defensa de una educación pública, gratuita, de calidad, científica, y al servicio del pueblo trabajador.

  • Derogación de la LOMCE y del decreto 3+2, así como de todas las reformas que caminen en la dirección de la privatización y elitización de la educación pública.

  • Gratuidad de la educación, sin copagos de ningún tipo en ningún nivel de la enseñanza. Eliminación de las tasas universitarias.

  • Gestión pública de todos los servicios relacionados con la educación que actualmente están externalizados/privatizados (portería, limpieza, reprografía, cafeterías, etc.)

  • Establecimiento de estructuras democráticas de gestión y control de los centros, donde estén implicados trabajadores, padres, madres y alumnos y alumnas.

  • Ninguna concesión a conciertos o concesiones con la educación privada en ningún nivel educativo.

  • Prácticas académicas remuneradas al 100%, y prohibición del encadenamiento de periodos de prácticas, becas, etc.

  • Financiación pública de la investigación en el ámbito académico, transfiriendo ese conocimiento de forma exclusiva al sector público.

Muchos serán los cantos de sirena con los que nos intenten embaucar a los y las jóvenes durante la intensa campaña electoral que se avecina, insistiendo acerca de tal o cual bondad para el sistema educativo en función de la propuesta concreta de cada uno de los grandes Partidos que hoy se disputan el poder en España. Pero no quedarán sin desenmascarar, no pasaremos sin señalar las directivas de la Unión Europea como problema de fondo fundamental, no callaremos ante el mito de la promoción del “espíritu empresarial” en los centros educativos (como si la iniciativa individual por sí sola fuera a contradecir las leyes de la acumulación capitalista), tampoco transigiremos con las propuestas que pretenden dar mayor autonomía y poder a los directores de los centros en detrimento de estructuras democráticas de dirección y decisión, ni con el mantenimiento de unas tasas universitarias sangrantes para el estudiantado procedente de familias populares y trabajadoras.

¡Esas políticas no nos sirven! ¡Esas políticas no entran al origen de los problemas y por tanto dejan intactas sus consecuencias!

Pero, por favor, que no cunda la desgana ni el pesimismo tras estas palabras. Somos miles las y los jóvenes que trabajamos cada día del año para mantener vivo el espíritu de lucha y la organización, que sentimos que los sacrificios y el esfuerzo no son tales porque sabemos que todo lo que hacemos tiene una repercusión, genera un impulso, y nos permite asegurar que los objetivos que imaginábamos no son ilusiones, sino que son viables y reales. En periodo electoral ese trabajo diario tiene un reflejo, también, en la opción de voto que, como jóvenes, escogemos; y en cómo ese voto puede ayudar a construir nuestros sueños. La opción de voto para todos y todas nosotros y nosotras, y que queremos hacer llegar al resto de jóvenes, es la del voto de lucha y de compromiso, es la del voto por el cambio, pero no un cambio de Gobierno que rescate a un sistema agónico, sino un cambio en perspectiva revolucionaria. Es, en definitiva, la opción de coger la papeleta del PCPE el próximo 26 de junio.

Marina Gómez.

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