Es un hecho conocido el papel fundamental que la industria turística y hostelera juegan en la economía del país en general (y en Andalucía y Granada en particular): la afluencia de capitales al sector, deseosos de valorizarse, no ha dejado de crecer en los últimos años. En Granada ciudad hay, según datos del año pasado, unos 2.000 establecimientos, o lo que es lo mismo, un bar por cada 120 habitantes; lo que deja bien a las claras la relevancia del sector.

Este sector se caracteriza por la gran atomización, con empresas en las que la inmensa mayoría tienen plantillas de no más de 5 trabajadores/as, hay muy bajos niveles de afiliación y organización sindical y hay un alto grado de precariedad y temporalidad con una ausencia casi total de derechos (donde el convenio colectivo no se hace respetar casi en ningún sitio) con altas tasas de explotación. La fórmula es clara: “trabajo y contrato precario + bajos salarios= trabajadores constantemente sometidos a estas condiciones laborales indecentes”.

Esta fórmula se traduce en que la mayoría de los empleados se ven obligados a cobrar una parte de su salario “en negro”, con retribuciones que no suelen superar los 700 euros al mes y con más del 90% de las empresas realizando contratos en fraude de ley bajo diferentes fórmulas: amplios beneficios para unos pocos y miseria, infraempleo y precariedad para muchos y muchas.

Aquí la patronal hostelera juega con nuestra dispersión, lo que objetivamente es una debilidad para la clase trabajadora, pero que al mismo tiempo puede convertirse también en una dificultad para el patrón: la fórmula de la acción directa sobre el patrón responsable de despidos, de violación de derechos laborales … se presenta como una fórmula eficaz que pueda redundar en victorias. Los ejemplos en la ciudad de Granada de la lucha en el restaurante Jardines Alberto o en la Cervecería Agamenón pueden servir para ilustrar esta idea: es posible el desarrollo de acción sindical en estas pequeñas empresas, es posible luchar por las condiciones y derechos laborales haciendo sindicalismo y lo que es más importante es posible vencer: con organización, inteligencia y determinación se puede defender el puesto de trabajo y se pueden defender los derechos laborales. Lección que la clase trabajadora puede extrapolar a cualquier otro sector.

Por ello la campaña de verano que el SAT, apoyada por la Asamblea Interprofesional de Granada, ha lanzado en la ciudad de Granada (llena de visitantes y turistas disfrutando de las terrazas y las “tapas”) tiene una gran relevancia. Es esta una condición necesaria (que no suficiente) para poder pasar a operaciones de lucha de mayor envergadura.

En esta campaña se están desarrollando diferentes “rutas” por distintos lugares de la ciudad para informar a las y los trabajadores del sector de sus derechos y posibilidades, denunciar la situación que viven las y los trabajadores del sector, señalar establecimientos donde no se respetan los derechos laborales, se defrauda a la seguridad social y se incumple la ley. Se realizan “mítines express” en las plazas donde se acumulan las terrazas de los bares, para denunciar aquello que los trabajadores de muchos establecimientos no pueden denunciar por la amenaza de represalias por parte de la patronal, y se visibilizan las condiciones laborales de las y los trabajadores y las situaciones de explotación.

A modo de conclusión queremos insistir en un hecho: el objeto último de esta campaña es incidir y aumentar los niveles de organización de los trabajadores del sector. Es un hecho probado (que los trabajadores tienen que conocer cada vez más) que en aquellos establecimientos donde las y los trabajadores se organizan es posible trabajar en mejores condiciones, es posible poner barreras a la explotación y es posible trabajar con un contrato real donde se refleje lo que sucede realmente en el negocio y se respeten nuestros derechos y la ley. A ello hay que ponerse.

Ana Guardia – Delegada de la Sección Sindical del SAT de Granada

uyl_logo40a.png