Hablar de Fidel, arquitecto del Socialismo cubano y de la práctica coherente y firme del internacionalismo proletario, da para una colección de tomos monográficos. Los propagandistas del capitalismo, obviando cualquier sustento lógico, vomitaban y vomitan estupideces sobre imaginarias veleidades imperialistas cubanas. Risa y asco.

La política internacionalista de la Revolución cubana impulsada por Fidel, se basa en los principios del marxismo-leninismo, del antimperialismo y del anticolonialismo. El fundamento del deber se sobrepone a cualquier consideración táctica, de política interna o de retórica. La retórica y Fidel son enemigos declarados.

En los primeros años de la Revolución, con serios retos internos en los campos económico, político y de defensa nacional, ante los llamados de ayuda de Argelia, de Siria o del Congo, no se duda en aportar fuerzas militares a las luchas contra los ejércitos del imperialismo y del sionismo. La más conocida ayuda militar fue al Movimiento Popular para la Liberación de Angola en su lucha de liberación nacional y contra el agresor del entonces estado racial sudafricano. Como decía Fidel en el discurso del Primer Congreso del PCC “¡Estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola! (...) No buscamos petróleo, ni buscamos cobre, ni buscamos hierro, ni buscamos nada en absoluto. Simplemente aplicamos una política de principios. No nos cruzamos de brazos cuando vemos a un pueblo africano, hermano nuestro, que de repente quiere ser devorado por los imperialistas y es brutalmente atacado por África del Sur. ¡No nos cruzamos de brazos y no nos cruzaremos de brazos!

De modo que cuando los imperialistas se preguntan qué interés tenemos, les tendremos que decir: miren, léanse un manual de internacionalismo proletario para que puedan entender por qué nosotros estamos ayudando en Angola.”

El Internacionalismo Cubano llega a todos los rincones del mundo, a Palestina, a Vietnam, República Democrática Popular de Etiopia, Irlanda del Norte, RASD, Namibia, las selvas y montañas de Colombia, la pequeña isla de Grenada o los suburbios de Santiago de Chile.

Pero el internacionalismo proletario, dirigido por Fidel y aplicado por el conjunto del pueblo cubano, no se circunscribía a lejanas expediciones transatlánticas. Desde los comunistas norteamericanos, movimientos indígenas o el movimiento de las Panteras Negras, pasando por las luchas de liberación en Centroamérica y el Caribe, los gobiernos progresistas de todo el continente y las luchas de guerrillas.

La concepción del internacionalismo proletario de Fidel y de la Revolución cubana no fue (es) una concepción militar, es una concepción humana e integral.

Cuba abre sus puertas a miles de estudiantes de todo el mundo, en especial de países empobrecidos, para formar a médicos de primer orden, deportistas de élite, músicos, técnicos y científicos en diversas disciplinas.

Cuando sucedió el trágico accidente nuclear en Chernobyl, Fidel abrió el sistema sanitario cubano al hermano pueblo soviético, 25.400 pacientes afectados por la radiación nuclear han sido atendidos en Cuba, miles de niños huérfanos con enfermedades oncológicas y derivadas de la radiación fueron atendidos y aún hoy se atienden a afectados por el trágico accidente.

En el marco de la alianza bolivariana ALBA, impulsada por Cuba y Venezuela, más de 200.000 médicos de todo el continente han sido formados para atender las comunidades. En el marco de la misma alianza se desarrolla la Misión Milagro, en la que se pone el avanzado sistema médico cubano a disposición de los pueblos de América Latina y el Caribe para devolver la visión a miles de personas a las que el capitalismo niega los avances médicos en oftalmología. O por poner un último ejemplo, el programa Barrio Adentro en Venezuela, construyendo de la nada un sistema primario de salud en los barrios donde nunca había llegado una médico o un enfermero.

Pero si hablamos de Cuba y de Internacionalismo, si hablamos de Fidel como dirigente internacionalista debemos hablar del ejército cubano de batas blancas, de las Misiones Médicas Internacionales cubanas, cuyo origen data de los primeros días de la Revolución. En 1960 se envían insumos y una brigada médica a Chile. En 1963 se envía la primera brigada médica permanente a Argelia, con 55 profesionales que permanecen por un año en el país magrebí.

Hoy Cuba, la Cuba de Fidel, mantiene colaboración médica con 76 países y mantiene un contingente médico de 38.500 profesionales de la salud. Mientras el imperialismo envía ejércitos armados hasta los dientes a países que han sufrido desastres naturales, Cuba envía ejércitos de médicos.

La práctica cubana del internacionalismo proletario es un ejemplo y una guía para el conjunto de revolucionarias y revolucionarios del mundo y una victoria ante el imperialismo, demostrando la superioridad del Socialismo sobre el capitalismo. Una pequeña nación asediada, una isla frente al gigante yankee es capaz de dar educación, salud y cultura donde el capitalismo solo sabe ofrecer balas, miseria e ignorancia.

Ferrán Nieto

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