Estudiar bachillerato siempre es complicado por la presión que genera ese final tan temido como es la Selectividad, pero este curso es un auténtico problema para las y los estudiantes de segundo de bachillerato. A día de hoy, con la LOMCE aprobada y en proceso de implantación, nadie sabe bien cómo son los exámenes que suplen la antigua Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Ni las y los alumnos, ni el profesorado, ni siquiera el Ministerio de Educación sabe cómo serán las reválidas de junio. No se tiene una idea concreta ni en lo que se refiere a evaluación, ni en temario, ni absolutamente en nada. Esto genera unas situaciones de estrés entre los estudiantes de segundo de bachillerato que pueden llegar a ser incluso perjudiciales para la salud.

Puede que el lector o la lectora se acuerde, si hizo la Selectividad o las antiguas reválidas, de la presión que sus padres, profesores y profesoras, amigos, amigas e incluso de sí mismo o misma, de la presión que sufrió en esa época, de los nervios de esas noches en vela estudiando. Esta situación se incrementa exponencialmente cuando no se sabe cómo va a ser la prueba.

El juego parlamentario, que los Partidos políticos están realizando entorno a la propia LOMCE, no soluciona mucho la situación para unos estudiantes que cada vez más van viendo como sus problemas e intereses no están en el centro de la actividad del Congreso de los Diputados. Antes de que se formase Gobierno se llegó a aprobar hasta dos veces una paralización de la LOMCE en forma de Propuesta No de Ley que no es de obligado cumplimiento por el Gobierno en funciones. Solo ahora el PSOE ha registrado una petición de debate en la que plantea la paralización de todas las partes no aplicadas de la ley (es decir, el carácter obligatorio de la reválida para obtener el título tanto de bachillerato como el graduado escolar). Esta opción del Partido Socialista seguiría dejando las reválidas como sustituto de la Prueba de Acceso a la Universidad, manteniendo esta sensación de incertidumbre entre las y los estudiantes que quieran estudiar el curso que viene en la Universidad.

Cuando se aprobó la LOMCE, durante la mayoría absoluta del PP, el PSOE junto con el resto de grupos de oposición se comprometió a derogarla nada más hubiese una mayoría alternativa, ahora solo son capaces de plantear esta paralización, y ha sido en el marco de un crecimiento de las luchas de la comunidad educativa y con la posibilidad de una huelga del conjunto de la comunidad educativa en el segundo trimestre del año. Tirar la LOMCE solo depende de las fuerzas que la comunidad educativa pueda plantear en esta batalla, hay veces que sí que hay que decir que el momento es ahora.

Transformar la rabia de miles de estudiantes de bachillerato en organización es una tarea que todas y todos aquellos que leemos Unidad y Lucha tenemos que plantearnos, pues tumbar la LOMCE y construir una educación que verdaderamente esté al servicio de la mayoría social, del pueblo trabajador, solo se hace mediante la organización de la comunidad educativa y de todo el pueblo. Hoy, las y los estudiantes de enseñanzas medias y universidad tienen una herramienta para cambiar las cosas, un sindicato estudiantil nacido para ganar. Quienes hemos hecho esfuerzos para crearlo lo sabemos, es el momento de que el conjunto de nuestra clase también.

Antonio Jiménez

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