Luisa Carnés Caballero nace en Madrid en 1905 en el seno de una familia obrera, su padre Luis Carnés era barbero y su madre Rosario Caballero, sastra. Luisa era la mayor de sus seis hermanas y hermanos, y con tan solo once años tuvo que abandonar los estudios para ponerse a trabajar como aprendiza en el taller de sombreros de su tía.1 Son años duros en los que desempeña varios oficios, pastelera, telefonista, mecanógrafa, al mismo tiempo que continua formándose por su cuenta, toda esta experiencia la veremos después reflejada en sus novelas.

Lectora empedernida, leía casi todo lo que caía en sus manos y era una asidua de las librerías populares de intercambio. Entre sus autores favoritos se encontraban Tolstói y Dostoievski, autores que marcarán el estilo de su primera novela.

En 1928 publica Peregrinos del calvario y comienza a colaborar en varios periódicos como La Voz, Estampa, Crónica..., dos años más tarde publicaría su segunda novela, Natacha, ambientada en Madrid cuya protagonista principal es la mujer que da nombre a la obra. Estas dos novelas reciben muy buenas críticas y comienza a hacerse un nombre en le panorama literario de la época.

En 1934 publicaba Tea Rooms. Mujeres obreras, novela de compromiso en la que pone de manifiesto la vida de las mujeres pertenecientes a la clase obrera madrileña, en la obra defendía que las mujeres obreras solo lograrían su emancipación a través de la lucha colectiva y la cultura y ponía el acento en la necesidad de desvincularse de padres, maridos, patrones y confesores y por otro lado, pone de manifiesto las desigualdades del sistema capitalista, al que habría que tumbar para construir una sociedad comunista.

Aquí, las únicas que podrían emanciparse por la cultura son las hijas de los grandes propietarios, de los banqueros, de los mercaderes enriquecidos; precisamente a aquellas que no les preocupa la emancipación, porque nunca conocieron los zapatos torcidos ni el hambre, que engendra rebeldes.2

Al poco de comenzar la guerra nacional-revolucionaria, en 1936 estrena en el Teatro de la Guerra (anteriormente Teatro Lara) su obra Así empezó..., un drama de agitprop que, con solo acto donde pone de manifiesto los logros de la II República, en ese mismo momento, se estrenaba una obra de Rafael Alberti y otra de Irene Falcón.

Tras la guerra, como muchos otros y muchas otras tuvo que exiliarse en México, allí continuará publicando novelas, hasta que en 1956 fallece en un accidente de tráfico.

Luisa Carnés Caballero es una de las mejores novelistas de la generación del 27 eminentemente poética, que suplo plasmar sus experiencia como mujer trabajadora y sin embargo, es una gran desconocida.

Sonia Iruela

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