Sus comienzos como militante  parten de su actividad sindical en la factoría de Fertiberia de Huelva, donde trabajaba como electricista. Allí junto a otros compañeros organizaron la agrupación del PCE de la fábrica, antes de la legalización de éste, agrupación que ya en aquel entonces, Manuel planteaba que no funcionaba, su planteamiento era, que había que organizarse en célula, por ser éstas más operativas y propias del Marxismo-Leninismo.

Sufrió la represión laboral en forma de despido por su actividad sindical, teniéndose que buscar la vida, a partir de ese momento, con trabajos temporales y precarios hasta su jubilación.

Ya durante la celebración del IX congreso del PCE, defiende el carácter Marxista-Leninista del partido, frente al " Marxismo Revolucionario" del oportunismo carrillista, ¡El Marxismo revolucionario ya lo es!, opinaba.

En el 1984, es elegido como delegado al Congreso de Unidad de los Comunistas, Congreso que rompe con el eurocomunismo.

En la actualidad, sigue en activo, se encarga de la recepción de la prensa del partido, su distribución y reparto.

Su opinión sobre los resultados del X Congreso es que, al igual que en los anteriores, el partido fue afinando y profundizando en su proyecto revolucionario, considera que fue un acierto la eliminación del “etapismo”, pues, no hay etapas intermedias entre el capitalismo en su fase imperialista y el socialismo.

Junto a otros camaradas, en un determinando momento, se vio obligado a marcharse de CC.OO. por las prácticas de un sindicalismo de colaboración de clases que éste practicaba. Hasta la fecha continúa afiliado al SINDICATO UNITARIO de Huelva, donde he encontrado un sindicalismo más acorde con nuestra política sindical.

En la actualidad, participa en todas las movilizaciones contra la precariedad laboral y el paro que afecta gravemente a la juventud, así como contra los ataque a los derechos de los pensionistas y jubilados.

“Hay que tener presente siempre la vigilancia revolucionaria y luchar con determinación por la unidad del partido, podemos tener divergencias, pero debemos aplicar el centralismo democrático, como opinaba el gran Lenin y hacerlo porque nuestra lucha es por los intereses cotidianos o inmediatos y estratégicos de la clase obrera y su liberación de la explotación capitalista, por la revolución socialista”.

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