Actualmente la estiba española se encuentra en una encrucijada, al borde de un abismo, empujada por la presión del liberalismo y del capital español y europeo, pero sobre todo por errores de cálculo que nos llevaron a la creencia de que podíamos entrar en “el sistema” por la puerta grande y controlarlo con solo nuestra fuerza, sin reconocer bien el terreno que pisábamos y sin tener en cuenta las posibles reacciones que se generarían a estas nuestras acciones.

Algunos trabajadores y trabajadoras del mundo de la estiba creemos que la actual situación se produce cuando representantes sindicales del colectivo entienden que se puede iniciar una transición hacia la privatización de forma controlada guiados por una visión “clase-media” de lo que es la lucha del proletariado, visión esta que nos hermanaba con la patronal, por ejemplo. Para estos, pensar así era como pensar en reformar un edificio por medio de una voladura controlada, el final no podía ser bueno y el edificio sería derribado o cuando menos sufriría daños estructurales muy graves que harían imposible su sostén con todo lo que ello acarrearía. El mantenimiento del servicio de estiba como un servicio público fue la lucha de muchos obreros y obreras en años pretéritos.

Significó la piedra angular de la lucha de los estibadores hasta principios del siglo XXI y confirió a esta lucha una identidad alrededor de la cual se arremolinaban trabajadores y trabajadoras de los muelles de todo el mundo por ello esta identidad no podíamos o debíamos obviarla.

Capitalismo y liberalismo europeo resultaron tener una organización bastante más compleja y sofisticada de lo que algunos llegaron a intuir además de contar, como bien es sabido, de esa poderosa arma que son los medios de “comunicación” o, para ser más exactos, de presión (recordando al bueno de Galeano) y por encima de todo, con el control de los estamentos político-judiciales que encausan al proletariado en Europa por la senda que marcan los “lobbys” de las grandes multinacionales.

Ahora comprobamos que la lucha, que la hay y con fuerza, está dirigida no a la consecución de algún logro, no a la mejora de nuestra condición como clase obrera, no a la expansión del ideal proletario combativo que tan bien había arraigado en el colectivo estibador, sino que comprobamos que la lucha está dirigida, más bien, a “salvar los muebles” ante el empuje de una horda que, ahora sí, conocedora de nuestras flaquezas, supo llevarnos a su terreno para explotar nuestras debilidades al máximo con beldados y elaborados cantos de sirena.

Por si esto fuera poco, comprobamos como las grandes navieras del mundo están tomando posiciones dentro del sistema portuario español y además se están haciendo fuertes dentro de las estructuras de la patronal de la estiba llegando a asumir su control y relegando a las tradicionales empresas estibadoras con sus demandas a un segundo plano, cuando no han sido expulsadas de dichas estructuras patronales.

Dichos movimientos por parte de estas multinacionales marítimas, nos hacen ver que el futuro de los puertos estatales verá aumentar de forma significativa el volumen de negocio y además, para colmo de males, es posible que el gobierno se esté planteando un cambio en la estructura de gestión de las Autoridades Portuarias, con la entrada de capital privado en las mismas es por todo ello una estiba “domesticada” es fundamental, para estos entes, pues eran los estibadores y nuestra determinación los que poníamos coto al liberalismo y capitalismo más salvaje que empujaba por hacerse fuerte en los puertos del estado, de ahí el interés que algunos han dejado ver en estos días.

Juan Barrera - Estibador del Puerto de Santa Cruz de Tenerife y militante de Alternativa Sindical Obrera Canaria (Alternativa SOC)

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