Una breve revisión a los datos macroestadísticos de 2017. 

Según la prensa al servicio del capital, 2017 ha sido el año en el que se confirma el fin de la crisis económica -no hace falta que se diga para quién ha acabado, ¿verdad?-, y es que ya el año anterior el crecimiento del PIB español superaba el 3%, confirmado durante los tres primeros trimestres de 2017 que se ha situado siempre por encima del 3% (INE, 2017). Pero, como siempre en el actual sistema, las ganancias van siempre a las mismas manos. Y es que, pese a haberse producido un aumento del Producto Interior Bruto Per Cápita, el sueldo medio ha descendido casi un 1% (INE, EPA 2016).

Laboralmente, la juventud sigue siendo el sector de población más afectado. La tasa de desempleo juvenil continúa en niveles alarmantes: el 43% de los jóvenes menores de 25 años se encuentran parados, así como el 71'2% de los trabajadores cobraban menos de 1200€, mientras menos del 4% cobra más de 2100€. El salario medio de la juventud ha venido sufriendo un descenso marcado en los últimos años; desde 2011 hasta 2016 se ha visto reducido en casi 100€ -de 1118€ en 2011 a 1029€ en 2016 para los menores de 25 años y de 1644 en 2011 a 1543€ en 2016 para los menores de 35 años-. Además, a un salario exiguo se le añade una tremenda incertidumbre laboral; 3 de cada 4 contratos que firma la juventud son de duración temporal (INE, EPA 2016). Datos que chocan frontalmente con la tan alardeada salida de la crisis de sobreproducción capitalista y la supuesta mejora económica. Todo esto supone influye de manera en la imposibilidad de la juventud de emanciparse, en España la edad de emancipación promedio se encuentra en 29.4 años, mientras solo el 19.5% de los jóvenes menores de 29 años consigue este objetivo (CJE, observatorio emancipación, 2016).

Si se mira más allá de lo laboral la situación no es mejor. Sobre todo para la mujer joven de familias trabajadoras, que además debe llevar la carga de un patriarcado asesino -46 mujeres muertas antes del fin de año, a las que habría que sumar las invisibles que sufren los ataques de manadas a diario allá por donde se muevan-. Pese a que se intente convencer que el patriarcado es algo del pasado y que ahora con la modernidad, el comportamiento machista del abuelo es cosa del pasado, los datos afirman que el patriarcado sigue fuerte en España. El 21'2% de los jóvenes considera que el tema de la violencia de género es un tema politizado y sobredimensionado, así como el 27'4% lo considera algo normal en la pareja -y eso que el estudio citado solo restringe la violencia de género sólo a la violencia física contra las mujeres- (FAD, 2017).

Se puede también citar que la partida presupuestaria para becas continúa con su bajo presupuesto, pero ahora se encuentra diluida entre más estudiantes (Ministerio de Educación, 2016), lo cual hace que la ayuda al estudio sea aún más baja y alcance todavía menos a sufragar los gastos. O que España continúa en a la cabeza de Europa de en drogadicción e incluso como novedad, que 100.000 españoles están en riesgo de caer en la ludopatía (informe europeo sobre drogas, 2017).

En síntesis, ningún futuro para la juventud en España en el capitalismo. Solo paro, explotación y precariedad. En 2018, la única solución pasa por el poder obrero y la Revolución Socialista.

Julio

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