Después de la victoria del Ejército Árabe Sirio en la recuperación del territorio contra las bandas terroristas que, financiadas por el imperialismo y su brazo armado la OTAN,  habían intentado balcanizar a Siria, nuevamente las piezas se mueven violentamente por el tablero de este país.

Las aparentes contradicciones en el seno de los países imperialistas provocan un recrudecimiento de la guerra que tiene ahora como campo de batalla la región de Afrin, en el noreste de Siria. La Operación “Rama de Olivo” lanzada por el ejército turco contra las posiciones de los kurdos en Siria, abre otra vez la caja de los truenos. Una vez que se desactivó el DAESH en Siria, el desafío de su gobierno era la liberación de la totalidad de su territorio, ocupado por fuerzas invasoras que, a pesar de las resonadas victorias en localidades relevantes desde el punto de vista geoestratégico, siguen interviniendo en el país de forma ilegal y violenta.

Los kurdos sirios han sido parte de la infantería del imperialismo norteamericano en la guerra de Siria. El ataque del ejército de Erdogan, supone de hecho, una confrontación con los intereses norteamericanos en la zona, sin duda, para ir ganando posiciones de cara a posibles tratados de paz que se estén gestando políticamente. Previamente, se habían filtrado informaciones que apuntaban al proyecto de EE.UU. de establecer una “fuerza de seguridad” en la zona compuesta por 30.000 efectivos. A pesar del desmentido que hizoRexTillerson, Erdogan se puso manos a la obra para socavar este proyecto. La presunta comunicación del ministro de Asuntos Exteriores turco MevlutCavusoglu al gobierno sirio del bombardeo e intervención del ejército turco en la zona, ha sido desmentido también por el propio gobierno de Basharal-Ásad. Mientras tanto, dos días antes del bombardeo, el director de los servicios secretos turcos se encontraba en Moscú.

En este tablero, el papel de los kurdos está contaminado por el imperialismo norteamericano. Los intentos por parte del gobierno sirio de facilitarles una estructura de autonomía, están fracasando por la dependencia a los intereses norteamericanos. Recientemente,  enreuniones entre kurdos sirios y del propio gobierno sirio, éste les ofreció el reconocimiento a una guardia (no ejército) en la frontera con Turquía, el reintegro de varios campos petrolíferos y gasísticos controlados por las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias en DeirEzzor, y garantizar la presencia kurda en las conversaciones que se van a celebrar en Sochi el 30 y 31 de enero.

Con este panorama, la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) que el presidente norteamericano dio a conocer antes de Navidad, abunda en la idea y objetivo de mantener la supremacía del “orden mundial unipolar” utilizando todos los arsenales con los que cuenta el imperialismo norteamericano, incluido el nuclear. La ESN, abordando la situación en la zona de Oriente Próximo, y colocando claves de intervención hipócritas desde el punto de vista de la calificación de lo que el documento llama “terrorismo yihadista”, estable la necesidad para la propia seguridad de EE.UU. de intentar consolidar su posición en la zona para, entre otras cuestiones, contener también el avance de las posiciones de Rusia y China. El desafío que supone el que ambas potenciashayan unido fuerzas para crear políticas de desarrollo y crecimiento económico a nivel regional, tanto en la llamada “ruta de la seda” como bilateralmente, han posibilitado la participación de un creciente número de países apostando por esta propuesta.

Dentro de este contexto en la zona, los papeles del sionismo de Israely de Irán también adquieren sus protagonismos de intereses personales, enmarcándose como parte del problema o de la solución.

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