2,3 millones de muertes anuales globalmente por causas directamente relacionadas con el trabajo

El 28 de abril o Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo refleja un ambiente de inseguridad en el puesto de trabajo en el que dedicamos buena parte de nuestra vida generando la plusvalía que enriquece al empresario. Frente a las idealistas o interesadas pretensiones que suponen que el ambiente de trabajo debería ser un lugar libre de riesgos y enfermedad, la clase obrera sabe que se juega el tipo cada día en el puesto de trabajo y observa cómo se deteriora su salud.

Según la estadística de accidentes de trabajo en el avance enero-diciembre de 2017 del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, se registraron 618 accidentes mortales, cerca de dos fallecimientos cada día. Asimismo, se registraron 583.425 accidentes, de los cuales 3.796 fueron graves, lo que representa unos 10 accidentes graves cada día. Todo ello en un contexto de precariedad laboral creciente por las contra-reformas laborales que se suceden para apuntalar el sistema capitalista.

Sin profundizar en cuestiones técnicas, solamente se contabilizan los accidentes que suceden durante la jornada laboral e in itinere. Se excluyen así las enfermedades con una latencia de meses o incluso años que se originan durante la jornada laboral y que pueden representar la muerte. Asimismo, las muertes o enfermedades de origen laboral que ocurren tras el despido o durante la jubilación, simplemente no existen en muchos registros oficiales, lo que representa una infravaloración del riesgo que sufre la clase obrera, por ejemplo, en forma de miles de casos de cáncer de origen laboral en España.

Otros organismos [1] contabilizaron más de 6 millones de muertes anuales por la exposición a sustancias químicas, radiación y contaminación ambiental en todo el mundo. Entre otros factores medioambientales, la exposición laboral se asoció a 1 millón de muertes por enfermedades respiratorias crónicas, cánceres en pulmón y laringe, así como por leucemias. Se estima que el ambiente en el trabajo supuso un 12% de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (12.000 muertes de origen laboral en Europa), por ejemplo en el sector de la construcción o en las industrias del cemento, plásticos y textiles, entre otros, así como hasta un 8% de las muertes por cáncer (85.000 muertes de origen laboral por cáncer de pulmón en Europa). Otras fuentes [2] estiman unas 2,3 millones de muertes anuales globalmente por causas directamente relacionadas con el trabajo, siendo 2 millones las debidas a enfermedades laborales. Lamentablemente, muchas de estas muertes serían fácilmente evitables. Por ejemplo, siendo ampliamente conocido que los asbestos (o amianto para la uralita) producen cáncer de mesotelioma de pulmón por lo que se han prohibido en muchos países, se calculan 660.000 muertes al año a nivel global por esta causa [2]. Actualmente, se utilizan asbestos para la producción de materiales en otros países para mayor lucro de las oligarquías locales.

De todo ello, la experiencia de la clase obrera nos dice que en el capitalismo la realidad es más dura de lo que podrían indican dichas cifras. También sabemos que la organización obrera salva vidas, pongamos como ejemplo la huelga del pasado marzo en el metro de Madrid por el amianto que se encuentra todavía en trenes y estaciones.

Más allá de poner nuestra vida en manos de los gestores del capitalismo, hagámonos partícipes de nuestro destino. La manera más efectiva de reducir los accidentes en el puesto de trabajo es que los y las trabajadoras participen en la toma de decisión en las empresas. En otras palabras, luchemos por el socialismo-comunismo si queremos una verdadera seguridad en el trabajo desligada de los beneficios empresariales.

Olga Lepechinskaia


[1] Organización Mundial de la Salud. 2017. Preventing noncommunicable diseases (NCDs) by reducing environmental risk factors.

[2] Lesley Rushton. Curr Envir Health Rpt (2017) 4:340-348.

Imagen tomada de www.iosh.co.uk/News/World-Lung-Cancer-Day-2017.aspx.

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