El pasado viernes 29 de junio quedó desconvocada la huelga llevada a cabo durante más de un mes por las limpiadoras de un psiquiátrico situado en El Palmar, pedanía de la ciudad de Murcia.

Hace cinco años, con la excusa de una crisis de la que los trabajadores no fuimos responsables, pero cuyas consecuencias sí cargamos sobre nuestros hombros para que empresarios y accionistas volvieran a llenarse los bolsillos, la Administración y la Comunidad Autónoma les redujo la jornada un 16.5%, lo cual supuso que se comenzara a realizar el mismo trabajo en menos tiempo, hecho que no solo se tradujo en menor salario y jornadas más estresantes -fruto de ello numerosas son las trabajadoras que arrastran lesiones de muñeca y espalda- sino también un peor servicio ofrecido a los usuarios de los servicios públicos murcianos.

A este recorte, suficientemente grave por sí solo, se le suma que las trabajadoras -quienes ocupan estos puestos de trabajo terriblemente precarios son en un 98% mujeres- son utilizadas como mercancía vendida por la Comunidad Autónoma al mejor postor (o al que más explotación sea capaz de ofrecer), obteniéndose así un ahorro de costes por parte de la Administración y un ingreso extra para la empresa adjudicataria de la subcontrata; recordemos que, en todo este asunto, la Comunidad pone el dinero y la empresa se lo lleva.

Por si esto fuera poco, la empresa obliga a las trabajadoras a no realizar más horas a la semana a partir de un cierto umbral -la amplia mayoría están a media jornada- pues por encima de este, les correspondería cobrar una remuneración por hora extra mayor, como recoge su convenio colectivo, pasando de 5€ la hora a 8€. De nuevo, la empresa recurre a la vieja fórmula de los capitalistas: donde antes con un salario había un trabajador, ahora hay dos trabajadores por el mismo coste.

Esta huelga ha sido un ejemplo de solidaridad, pues en ella se ha visto a trabajadoras con contrato temporal luchando para que las compañeras más veteranas pudieran aspirar a una pensión de jubilación mayor, pues actualmente hay trabajadoras cerca de la jubilación a las que con estas condiciones les quedaría una pensión muy reducida. También ha sido una muestra de unidad de clase, como demuestra el inmenso apoyo que ha tenido esta huelga entre quienes a su paso cada día hacia el polígono industrial o en el desempeño de su trabajo dedicaban unas palabras -o unos toques de claxon- de apoyo. También ha sido un ejemplo de conciencia de clase por parte de las limpiadoras, quienes saben que si otras compañeras de trabajo de otro sector (como las auxiliares de enfermería) se pusieran en huelga, ellas serían las primeras en apoyarlas, pese a haber recibido escaso apoyo de ellas y aunque les hayan intentado sabotear la huelga.

Gracias a la lucha de las trabajadoras del psiquiátrico de El Palmar, todas las trabajadoras de la limpieza externalizadas por la Comunidad Autónoma (colegios, residencias, administración, etc.) se verán beneficiadas del aumento de jornada y de las mejoras conseguidas por estas.

Ni un paso atrás hasta la victoria.

Colectivo territorial Murcia.

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