DESTACADO

Hablamos en este primer artículo de esta nueva sección de UyL de lo que queremos conseguir con este espacio de difusión y denuncia sobre el acontecimiento social de masas mas importante que existe en nuestra sociedad.

Multitudes que por millones se comportan y responden a determinados impulsos generados por el poder financiero y político, absolutamente alejados de lo que inicialmente todos y todas podríamos pensar que es el deporte.  Compañerismo, superación, ocio, salud,creatividad y entretenimiento debieran ser las referencias imprescindibles del deporte; sin  embargo, la absoluta mercantilización de su práctica - profesional y amateur - y de su seguimiento como aficionado, las han  anulado y pervertido imponiendo los valores de la competitividad y el consumismo como únicas referencialidades a las que se someten el resto de cosas relacionadas con el deporte.

No pensemos solo en las estrellas del fútbol y sus contratos millonarios, ni tampoco en la estulticia de la que hacen gala a diario esos jóvenes con sus actitudes y declaraciones; vayamos más cerca, acerquémonos a nuestra realidad más inmediata y veamos cómo el deporte en el capitalismo, en lo que se ha convertido es en un  factor de alienación y aculturalidad.  Mimetismo con las estrellas, exhibición de marcas, fanatismo gregario, exaltación de valores de dominación basados en la consecución del triunfo como única meta... son realidades con las que convivimos a diario ocupando una buena parte del tiempo y el espacio  de sociabilidad de todos nosotros y nosotras.   Añadamos a ello lo que supone el hecho de la aculturalidad del fútbol en China,  la NBA en España y las peñas del Barça y Real Madrid en África, para tener un cóctel de embrutecimiento social de consecuencias dramáticas e imprevisibles.

A lo largo de los próximos números de UyL hablaremos de todo esto y trataremos de desarrollarlo con datos y valoraciones que nos permitan armar el discurso de confrontación que debemos usar a diario para no ser cómplices de la alienación. El silencio suele ser un factor de complicidad y, en este caso también lo es. No dejemos que los espacios de conversación sean monopolio de los bravucones de taberna que, sin pudor alguno y aun con menos neuronas, se atreven a decir la animalada más grande.

Pero también hablaremos de los otros ejemplos, de los positivos, de esos espacios, normalmente de autoorganización popular, en los que coinciden personas motivadas por hacer deporte sobre la base de los elementos que, de verdad, lo convierten en un factor de cultura y no de alienación. Desde clubs de fútbol de accionariado popular, a prácticas deportivas tradicionales, pasando por grupos de personas que sin más motivación que relacionarse y “hacer salud” se juntan sin patrocinios y ajenos a cualquier competición, conoceremos experiencias que demuestran que unir, deporte, sociabilidad y cultura es una de las experiencias más gratificantes que puede vivir el ser humano.

Hoy empezamos esta iniciativa que confiamos tenga un largo recorrido en UyL, con el recordatorio de la Olimpiada Popular que las organizaciones del movimiento obrero internacional iban a desarrollar en Barcelona en 1936 como respuesta a las organizadas en el Berlín dominado por los nazis. Ese evento de masas, protagonizado por muchos de quienes posteriormente se unieron a las Brigadas Internacionales, es la máxima expresión de los valores internacionalistas y antifascistas de esta sección que como el cartel utilizado para difundirlas también es antirracista y antipatriarcal.

Julio Díaz

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