No puede ser de otra forma, el anuncio de este año del famoso re-fresco es: “Comparte el espíritu de la Navidad, Coca Cola nos transmite un mensaje de fraternidad y solidaridad”.  Y esto lo dice después de cinco años de beneficios millonarios y sufrimiento de sus empleadas y empleados.   En enero de 2014 presentó un ERE de extinción de 1750 puestos de trabajo, donde incluía el cierre de las plantas de Alicante, Palma, Colloto en Asturias y la de Fuenlabrada en Madrid.    Después de unas semanas de huelga, que contaron con la solidaridad de muchas personas y organizaciones, entre ellas el PCPE y su Juventud que no dejaron un día de estar junto a los piquetes, pero que no fue secundada en el resto de plantas de A Coruña, Bilbao, Barcelona, Málaga, Sevilla, Santa Cruz de Tenerife y Valencia, ya que esperaban ver incrementado el volumen de trabajo, las plantillas de Alicante, Palma y Asturias firmaron su salida individual, que en muchos casos acabo en despido, dejando a la Planta de Fuenlabrada sola en su lucha contra el imperio.

Solo por eso, desde el PCPE no podríamos dejar de mostrar gratitud ante una plantilla que no se dejó arrinconar y ha mantenido la presión y la dignidad durante casi cinco años.   En este tiempo, las trabajadoras y trabajadores de la planta de Coca Cola en Fuenlabrada no han estado quietos, han luchado por defender su trabajo, con documentales, libros, pero sobre todo en la puerta de la embotelladora y también en los juzgados, ganando sentencia tras sentencia al monstruo, pero sin que estas se llegasen a aplicar en su totalidad.  Los más de 170 empleados recuperaron su puesto pero no su trabajo y los han tenido sin contenido para minar su moral. Coca Cola en Lucha fue un ejemplo y las muestras de respeto y cariño se hicieron llegar al Comité y a la plantilla que seguía defendiendo sus derechos y el futuro. Los que no lucharon perdieron.

La multinacional decidió que las condiciones de los trabajadores eran muy altas y que pese a ganar mucho dinero, a medio plazo les interesaba cerrar esas plantas.  Llegó un momento en que ya no era cuestión de dinero, sino de orgullo, ¿cómo unos simples trabajadores van a cuestionar dónde y cómo fabrico mi producto?.  Los trabajadores decían: “si no se produce no se consume”, y sin duda, ese grito de solidaridad hubiese sido el triunfo si hubiese existido ese compromiso, pero la solidaridad no llegó tan lejos.  

Hoy la plantilla y el Comité están de enhorabuena, y celebrarán una navidad más fraternal que años pasados, porque han firmado un acuerdo, han conseguido que no sea un juez, sino el monstruo quien firme con ellos las condiciones de su futuro, garantizando carga de trabajo y el compromiso   de que en un plazo máximo de dos años la multinacional de refrescos abrirá un centro fabril en Madrid o en 70 kilómetros a la redonda, que dará empleo a la plantilla que ha defendido su puesto de trabajo de manera incansable.

Si finalmente Coca Cola no cumple con el compromiso de instalar su fábrica en Madrid o en los alrededores, se activará el plan social que se ha incorporado al acuerdo, una garantía individual para toda la plantilla. Contempla el abono de salarios en algunos casos y de prejubilaciones e indemnizaciones en otros, según la edad del trabajador o trabajadora.  

No queremos ser pesimistas en horas de alegría, pero  ¿alguien duda que Coca Cola no instalará la fábrica en Madrid y que activará el plan social?  Es decir, al final del camino, la plantilla de Fuenlabrada ha sabido defenderse, los que no hemos aprendido somos los demás, que podemos  quedarnos en un plazo corto de tiempo sin una empresa referente en las luchas y en la solidaridad.

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