El pasado mes de diciembre fallecía Angelo Conte, vocalista de Banda Bassotti, una de las últimas bandas que no olvida en sus canciones que la lucha de clases también se libra en la música

Escuchar a Banda Bassotti, fundada por un grupo de albañiles romanos en los años ochenta, es poner en nuestros oídos las luchas populares y revolucionarias de nuestro tiempo. Como por ejemplo recordar la resistencia antifascista de la Guerra Nacional Revolucionaria en España, en ese himno a la fuerza del partido comunista que es su versión de la canción al Quinto Regimiento. O las muestras de solidaridad internacionalista como son las canciones referentes a la resistencia antiimperialista en América Latina.

El Contexto mundial actual

Antes de continuar es conveniente aclarar una cuestión. Vivimos en un contexto, tanto dentro del estado español como internacionalmente, de un capitalismo mundial agonizante y criminal que para sobrevivir necesita someter a su voluntad a todos los pueblos del mundo. Para ver esto claro, basta el ejemplo del imperialismo americano, con Trump a la cabeza y Pedro Sánchez de perro lazarillo, pidiendo que se reconozca en Venezuela a un presidente elegido por nadie bajo amenaza de enviar los tanques de la democracia (como ya hicieran con Siria, Libia, Vietnam, Chile, Palestina y el amplísimo etcétera de carnicerías para defender los intereses del capital).

Resulta intuitivo así afirmar que cuando el imperialismo presiona, la defensa de los pueblos que luchan contra el imperialismo, especialmente aquellos que luchan por conquistar el socialismo, es una obligación de cualquiera que quiera llamarse revolucionario. Aunque los medios o vías que estos pueblos tomen en su camino al socialismo puedan presentar grandes lagunas -o en algunos casos parecernos caminos reaccionarios-, posicionarse con la clase obrera internacional, los pueblos y la soberanía de estos en su propio destino es algo imprescindible. Hacerlo en la música es una manera excelente de propagar el mensaje antiimperialista de manera masiva. Especialmente en un contexto como el actual en el que cualquier pueblo que libre estas batallas se verá terriblemente atacado por los medios de propaganda oficiales del capital que en España componen el grupo Prisa y Atresmedia.

Esta práctica de no colocarse con la clase obrera internacional, bajo el pretexto de que sus acciones son erróneas o que no están siendo desarrolladas de manera adecuada, es algo habitual en la basura trotskista, socialdemócrata y ahora también entre grupos que se autodenominan marxistas-leninistas, y luego son incapaces de reconocer ninguna lucha que no haya sido teledirigida por su club de amigos -pero luego acuden a luchar junto con los aliados de la OTAN y los Estados Unidos en Oriente Medio, para al acabar su paseo junto a los marines estadounidenses ir a bailar como monos de feria envueltos en la bandera roja a los programas del sensacionalismo amarillista patrio más rancio y lamentable-.

La clase obrera haciendo música

Angelo Conti y Banda Bassotti, por fortuna, entendieron la importancia de dar un altavoz a su propia clase, la obrera, en la música. Así como que defender por encima de todo que la clase trabajadora es una a nivel mundial y se debe apoyar su lucha frente a la burguesía y el imperialismo. Aquí radica el valor de grupos como Banda Bassotti o los madrileños Boikot: su música es la de la clase obrera consciente. Pese a que algunos mensajes de estos grupos puedan no ser compartidos por el Partido Comunista, estos grupos innegablemente ejercen un papel importante de contrapeso ideológico al capital, algo extremadamente complicado de encontrar en la música de consumo masivo.

La cultura, el arte en general, juega un papel fundamental en la lucha de clases. Si miramos a cualquier organización popular seguro que encontraremos a cientos y cientos de personas que en algún momento de sus vidas una canción fue la que les hizo adquirir una mayor conciencia de su situación de explotación o recibir el impulso necesario para dar el paso a organizarse. Por supuesto, hacer solo música no es suficiente, se necesita también una militancia en el partido comunista y conseguir que la clase obrera y este luchen de manera unitaria por el socialismo. Pero, como todo en esta vida, también existe una relación dialéctica entre la situación de la lucha de clases y la producción cultural en un momento dado. Sin lucha revolucionaria no se produce cultura revolucionaria y viceversa, de ahí la importancia de estos grupos que mantienen los reflejos de la lucha por el socialismo en sus canciones en un momento en el que los niveles de lucha popular y de organización se encuentran enormemente dañados.

Cantos a la pequeña burguesía: el caso del Viña Rock

En España tenemos los casos de raperos como Hard GZ, o Ayax y Prok, que empezaron su carrera con canciones dedicadas a lo más lamentable y cruel del capitalismo español. Canciones que ahí quedan, pero que conforme sus carreras han ido ganando éxito han ido tristemente desapareciendo, dando pie a otras más propias de su posición de clase -algo normal cuando la ideología del individuo la forma su contexto vital-.

Recurrir al folklore histórico o a la rica producción musical popular es algo relativamente común. Sin embargo, estas alusiones también deben de ser consecuentes. De nada sirve ondear fuertemente la bandera tricolor o lanzar vivas a la lucha obrera si luego las letras de esos grupos son cantos a la individualidad típicos de la moral pequeñoburguesa. Esto no es algo que se vea en los grupos compuestos por obreros -por mucho éxito que hayan tenido-, pero sí en otros cuya extracción de clase es otra y usan estos elementos como complemento más a su imagen alternativa. Sin embargo, el capitalismo es inteligente y donde hay movimiento popular busca meterse para primero desmovilizarlo y luego sacar tajada.

Como paradigma absoluto de este fenómeno tenemos los festivales de rock en España, con el Viña Rock como ejemplo más destacado, en los cuales es increíblemente fácil ver banderas republicanas, soviéticas y anarquistas en los conciertos y gritos de “Todo el poder para los soviets” entre alcohol, drogas varias y ejemplos extremos de desclasamiento el mismísimo Primero de Mayo. Por supuesto, las bandas que acuden a estos festivales no están exentas de su cuota de responsabilidad en este fenómeno, dentro de que su trabajo dependa de los promotoras de los festivales y deban plegarse a los intereses de estos si quieren montarse al tren del dinero, algo que por ejemplo Sons Of Aguirre captó muy rápidamente.

La producción musical como arma revolucionaria

Es por ello que en unos tiempos plagados de música absolutamente carente de cualquier contenido político que no sea alusiones a la droga, el trapicheo o cómo ser una inmunda rata al servicio del capital, mantener las reivindicaciones de la clase obrera en la producción musical se torna casi una necesidad. No podemos olvidar que la hegemonía de la burguesía se sustenta en un par de pilares, siendo uno de ellos el control absoluto de los medios de comunicación y una fuerte transmisión ideológica a través de ellos.

La importancia de la música combativa en la lucha de clases es tan simple de ver como la fórmula para una revolución: juntando las condiciones objetivas -maduración del capitalismo y crisis capitalista- y las subjetivas -conciencia revolucionaria del proletariado-, se tienen todos los elementos para llevar a cabo una revolución. Por supuesto, aunque esta fórmula sea increíblemente simple de enunciar, su aplicación y desarrollo resulta infinitamente algo más arduo y complejo. No obstante, resulta obvio, por tanto, que canciones que fortalezcan la conciencia revolucionaria, son más que necesarias para la victoria del proletariado.

Julio Hernández

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