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Editorial Mayo 2019

La unidad de la clase obrera es un difícil proceso de avances y retrocesos, pero, sin excusas, es un proceso siempre necesario en cualquier opción que tenga como objetivo la emancipación de la clase obrera, la liberación de la actual dictadura del capital, y la revolución socialista como expresión superior del poder obrero. En ese esfuerzo de unidad, una y mil veces repetido, inciden las distintas posiciones ideológicas que tratan de hegemonizar la dirección de la clase obrera en toda situación, de sus aspiraciones y de sus luchas.

En los últimos años, donde la crisis del capitalismo español se ha expresado de forma contundente, los centros intelectuales de la clase dominante han intervenido con un gran despliegue de medios con el objetivo de conducir a la clase obrera bajo el paraguas de las posiciones socialdemócratas. Jugó un papel fundamental en esta estrategia el nacimiento de PODEMOS, “ahora no hay que luchar, ahora hay que votar”. Este lema sintetiza la posición de abandono de la lucha obrera, y la ilusión de que el juego parlamentario burgués traería una mejora para las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera. Finalizó así, en noviembre del año 2012, el ciclo de las huelgas generales, como expresión superior de las luchas obreras frente al estallido de la crisis capitalista en 2007, que ha llevado a una altísima destrucción de fuerzas productivas, altísimas cifras de paro y una brutal reducción de los salarios.

Si consideramos el intervalo que va desde el estallido de la crisis (2007) hasta el presente, los datos oficiales (INE) nos dicen que la subida del IPC se sitúa en el rango del 18%. En el año actual la afiliación a la Seguridad Social se sitúa en la misma cifra que en 2008, y la masa salarial total actual se habría igualado a la del inicio de la crisis última. Si obviamos el dato escandaloso de las tres millones de horas extras que se realizan y que las empresas no pagan (1.500 millones de euros al año), tenemos que diez años después del inicio de la crisis se han igualado las cifras de empleo y masa salarial total. Ello significa, de entrada, una reducción del precio de la fuerza de trabajo en ese mismo 18%. Pero sí consideramos el dato de que no todos los salarios se han devaluado igual, y que los cargos directivos, altos gestores y Consejos de Administración han aumentado sus salarios de forma significativa, y que, en ese período, en el año 2012 la masa salarial llegó a bajar un 15%, estaríamos ante la constatación de que la pérdida de poder adquisitivo de los salarios en nuestro país en estos diez años ha sido claramente superior al 20%, alcanzando valores mayores en los puestos de trabajo con salarios más bajos, donde la reducción de los salarios se sitúa en el rango del 30%.

Como contrapartida, en el período analizado las rentas del capital se incrementaron en un valor superior al 7%. Y, otro factor de alta importancia a considerar, la deuda pública ha alcanzado unos valores desmesurados. Si consideramos la actual deuda del Estado Español, superior al billón de euros, concluimos en que cada habitante de nuestro país tiene una deuda de 22.000 euros, incluyendo bebés. Si consideramos la población activa con empleo, solamente, esta deuda se sitúa en 53.000 euros la cantidad de deuda pública que soporta cada trabajador/a con empleo. Si la cifra la consideramos con respecto a una familia de cuatro miembros, cada familia soporta una deuda pública (además de la privada) de 88.000 euros.

Esta situación es una somera radiografía de la realidad del capitalismo realmente existente, y es una versión dulcificada del capitalismo que está por venir, si la clase obrera no se decide a levantarse y luchar.

No solo la clase obrera morirá en la acera de un hospital privatizado cuya asistencia médica no puede pagar, sino que no dispondrá de una jubilación suficiente para cubrir sus gastos mínimos después de toda una vida vendiendo su fuerza de trabajo.

La unidad de la clase obrera es un objetivo prioritario para cualquier proyecto de emancipación con respecto a la dictadura del capital.

La unidad sindical de clase se dará cuando exista la vanguardia política que dé soporte a ese proceso superador del actual fraccionamiento sindical. Una cosa es primero, y la otra le seguirá a continuación. Para dar camino a ese proceso el PCPE elaboró en su momento su propuesta de los Comités para la Unidad Obrera (CUO), que se sustenta en la primacía de la Asamblea de Centro de Trabajo en cualquier lucha obrera. Es esa Asamblea, compuesta por la totalidad del colectivo obrero en conflicto, independientemente de su filiación sindical, o su no afiliación, la que tiene la soberanía para la toma de decisiones. Esa dinámica de lucha obrera supera el enfrentamiento y la fragmentación de siglas sindicales, y construye la unidad obrera vinculada directamente a la práctica, a la lucha de clases. Y esa práctica es la que abre el camino a la unidad de la clase.

Pero es necesario que una clase obrera, con un desarrollo superior de su conciencia, enfrente la totalidad de las estructuras de dominación de la dictadura del capital, esto no es una pelea doméstica, sino una dura expresión de la lucha de clases.

Por ello la lucha contra el proyecto imperialista de la UE, del euro, y de la Europa fortaleza, forma parte del programa de acción y movilización de la clase obrera hoy. La solidaridad internacionalista con las poblaciones migrantes, en un escenario de desesperación y muerte es un compromiso de una clase obrera que está obligada a representar ya los futuros valores de la sociedad socialista que queremos construir.

La lucha contra la OTAN, el gasto militar y la guerra imperialista, también es un punto de partida para esa clase obrera que se quiere constituir como clase obrera en el poder en una futura República Socialista que sea unión voluntaria de pueblos libres.

Este número de Unidad y Lucha se redacta antes de conocer el resultado electoral del 28Abril pero, independientemente de sus resultados, la clase obrera de este país debe entender que la lucha de clases no finaliza con una u otra opción de gobierno, y que con el resultado electoral que finalmente salga, y con el que salga el 26Mayo, enfrentaremos un escenario en el que la clase dominante trata de perpetuarse y legitimarse con un gobierno liberal o socialdemócrata (en última instancia no importa), y que eso a la clase obrera no le resuelve nada.

Nuestro objetivo es el poder obrero y la revolución socialista, a la que será posible llegar con una política de alianzas que se concreta en el Frente Obrero y Popular por el Socialismo.

Esa es la propuesta del PCPE, y a la que llamamos a toda la clase obrera a sumarse, pero especialmente a sus destacamentos más conscientes, a quienes corresponde la mayor responsabilidad para salir de la actual situación e iniciar una etapa de ofensiva política contra la dictadura del capital.

¡¡ VIVA EL 1º DE MAYO !!

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