El término uniforme se utiliza como adjetivo para expresar que algo “tiene o presenta la misma forma”. Según Wikipedia, la palabra “uniforme” viene del latín uniformis y hace referencia a un conjunto estandarizado de ropa usado por miembros de una organización mientras participan en la actividad de ésta.

Cuando hablamos de la acepción más concreta del término, la que tiene que ver con la estandarización de la ropa por determinado colectivo humano, enseguida pensamos en aquellos más representativos como bomberos, policías o militares.

Hago referencia a esto, para que valga este artículo de reflexión sobre la indumentaria de la policía nacional u otros cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

Nos estamos acostumbrando a que junto con la descripción de la uniformidad que marca la Orden INT/430/2014, de 10 de marzo, por la que se regula la uniformidad en el Cuerpo Nacional de Policía, alguno o alguna de sus miembros aderece el principal con algún complemento o accesorio.

Todavía no hemos llegado al uso de tocados o mantillas. Tampoco he visto ningún madero con muñequera metalera de pinchos o a lo Village People. Esto último para desgracia del buen rollo y la inclusión; pero lo que prolifera son pegatinas de corte fascista y mucho colorido español.

Nos hemos acostumbrado rápido a los pantalones metidos dentro de las botas, dando una imagen fashion paramilitar que amedranta a la ciudadanía. Al menos algún sector en el que me incluyo.

En el año 2009, algunos policías de las Unidades de Intervención Policial solicitaron polos de tallas inferiores a las que realmente utilizaban para que la elasticidad de dichas prendas marcara sus músculos y que el polo quedara bien ajustado al cuerpo. La cúpula policial tuvo que tomar medidas al respecto. Obviamente, es más fácil alardear de lo que se tiene de lo que se carece y sin duda determinadas actitudes no dan muestra de un alto nivel intelectual.

En nuestra ciudad vamos asumiendo que quienes se supone deben representar, al menos en apariencia, la objetividad y el orden, la quiebren y vayan mostrando cada vez más su parcialidad hacia determinadas cuestiones. No es de recibo ver Policías Nacionales con insignias de equipos de fútbol ni pulseras o llaveros con banderas, salvo las que son reglamentarias por su cargo.

Un paso más a esta situación la vivimos algunos apoderados y apoderadas del PCPE en las elecciones locales y Europeas de 2019, donde en un Colegio Electoral, un policía nacional que ejercía las labores de orden del Colegio, portaba en su muñeca una pulsera de Vox, partido fascista que para más inri se presentó a dichas elecciones.

Recuerdo aquí a quienes leéis estas lineas que según el artículo 144 de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de Junio, del régimen electoral general, que regula los delitos en materia de propaganda electoral, “Serán castigados con las penas de prisión de seis meses a dos años y la de multa de seis meses a una año los miembros en activo de las Fuerzas Armadas y Seguridad del Estado, de las Policías de las Comunidades Autónomas y Locales, los Jueces, Magistrados y Fiscales y los miembros de las Juntas Electorales que difundan propaganda electoral o lleven a cabo otras actividades de campaña electoral”. Está claro que el hecho en cuestión no es moco de pavo.

Al funcionario se le recriminó y solicitó educádamente que se guardara la pulserita para otros eventos patrios más sectoriales y privados, pero la contestación fue su negativa argumentando que no le salía de sus partes. Y es que hay quienes se han acostumbrado a ver una relación directa entre la grosería y lo folclórico con lo patriótico, y que piensan que cuantas más barbaridades se dicen más español se es. ¡Pues vale, para ti la perra gorda!

A la presidencia de la mesa se le trató de idéntica manera. Es terrible, porque sólo unos minutos antes leímos la noticia: “Vox alerta a la policía y obliga a dos personas en las mesas de votación a quitarse las camisetas en Sabadell” y es que ya se sabe el dicho: “A Sabadell cadascú mira per ell

Este hecho se denunció por el Partido Comunista de los Pueblos de España con la pasividad y acomodo del resto de fuerzas políticas presentes, ante la Junta Electoral de Zona y la decisión tomada por esta, fue hacer una comunicación a los superiores jerárquicos del sujeto. Como entendemos que de oficio no habrá represalia, haremos un seguimiento del mismo desde la subdelegación de gobierno donde mostraremos nuestro malestar por la normalización de lo que consideramos actos graves y seguiremos informando.

Comité Comarcal de l'Alacantí


Publicado el 9/07/2019 en alicanteopinion.es

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