Usando esta histórica reivindicación quiero situar determinados elementos teóricos/prácticos que giran en torno a esta, pero la no comprensión del papel que desempeña la huelga y en especial la huelga general en la lucha de clases posibilita que esta herramienta de la que dispone la clase obrera, de magnitud incuestionable sea usada en ocasiones con objetivos diferentes a los intereses de la clase obrera.

La huelga es un acto de confrontación que desempeña un papel fundamental en la elevación de conciencia de la clase obrera, a través de esta se desarrollan una serie de elementos ideológicos, políticos y organizativos que muestran al obrero de toda la fuerza que colectivamente dispone.

Partimos de la premisa de que ningún estadio histórico anterior al capitalismo sometió al hombre a la situación de explotación que este somete al conjunto de la clase obrera y al resto de los pueblos. Es con el desarrollo e implantación del capitalismo como sistema de producción y, como consecuencia su estructura general del estado, lo que genera la necesidad del obrero a organizarse en defensa de sus intereses, originariamente como clase en sí, para elevar su grado de comprensión ideológica y organización para ser clase para sí, y comenzar a defenderse de la tiranía de la clase antagónica, el patrón burgués con sus gobiernos. Es desde este momento cuando el obrero necesita el desarrollo de las armas que le posibiliten poder confrontar contra el capitalista con ciertas garantías de victoria y una de esas armas fue y es la huelga.

¿Pero cuando la Huelga General?

Las/os comunistas entendemos que una huelga general debe ser producto de toda una serie de acciones llevadas a cabo en el seno del proletariado, tales como huelgas sectoriales o de empresas fabriles, llamamientos generales en protesta por políticas económicas y sociales aplicadas por los gobiernos de la burguesía, etc. Situaciones de sobreexplotación estructural que eleva las condiciones subjetivas. No comprender la idoneidad o no de una convocatoria de la Huelga General puede situar al conjunto de la clase obrera en una posición de derrota momentánea ante los capitalistas, como ejemplos tenemos las huelgas convocadas en 2012 por los sindicatos del pacto social.

 

Debemos comprender e insistir, que toda huelga debe ser una acción organizada que desempeña un papel crucial en la educación ideológica y política de la clase obrera, a través del ejercicio de la huelga los trabajadores y trabajadoras abre los ojos y comprenden que no solo están luchando contra el patrón capitalista sino también contra los gobiernos al servicio de las clases del capital.

Recientemente en Francia y Chile se ha manifestado a través de la huelga general la fuerza que organizadamente dispone los pueblos encabezados estos por los y las trabajadoras. Es en Francia, país donde la clase obrera tiene un grado de independencia ideológica mayor que en el resto de su entorno, donde las huelgas son usadas con una mayor frecuencia, habiendo tenido como resultado victorias puntuales que han conseguido que leyes que eran lesivas para el conjunto del pueblo francés, no fuese posible ponerlas en marcha por los diferentes gobiernos de la burguesía.

En Chile, esta ha superado el mero carácter económico y ha sido elevada a la confrontación política, exigiendo la renuncia del gobierno.

Pero en una y otra hay un elemento que imposibilita que estas huelgas puedan llevar a la clase trabajadora a una confrontación con la burguesía que tenga como resultado final que se genere una crisis revolucionaria que ponga en peligro el poder Capitalista. Una y otra son instrumentalizadas por organizaciones sindicales y ¨políticas¨ que no aspiran a mas allá de determinadas mejoras políticas y económicas que no ponen en peligro el actual marco de poder de la burguesía. Estas han sido dirigidas principalmente por sindicatos u organizaciones políticas que hace ya mucho tiempo asumieron un papel de fraternidad con el capital, a través del cacareado pacto social.

Hoy la debilidad de los Partidos Comunistas hace de estas un mero instrumento de protesta y pataleo, las que en ocasiones se convocan como ya sabemos con la perversión de perder, a través de estas ¨fallidas huelgas¨ se consigue desanimar y principalmente desorganizar a la clase obrera. Las organizaciones revisionistas y oportunistas han hecho de esta herramienta un instrumento vacío de objetivos de confrontación de clases, son diseñadas y preparadas como un acto meramente de negociación económica, hay que denunciar que en la mayor de las ocasiones no consiguen ni siquiera los objetivos mínimos. No debemos caer en el error infantil de creer que la huelga es el único medio de emancipación que tienen las y los trabajadores. El Partido Comunista dota a la lucha del proletariado de una serie de herramientas que le posibilitan derrotar al Capitalismo.

Las/os comunistas debemos de trabajar para que las huelgas y principalmente la huelga general desempeñen el papel emancipador del proletariado y la clase obrera. Que estén preparadas con un trabajo previo de elevación de la conciencia de clase que haga posible superar el concepto meramente economicista, elevando esta hasta la reivindicación de carácter político a través del cual el conjunto de la clase obrera y pueblos puedan comprender las diferencias antagónicas existentes entre capital – trabajadores/as. La huelga no puede ser un sujeto espontáneo producto del hartazgo de la masa trabajadora, nosotros, los y las comunistas, debemos organizar con el objetivo de que sean una herramienta organizada que tenga como único resultado una victoria. Para que no haya posibilidad de resquebrajamiento y/o debilidad entre la vanguardia obrera, se organizan cajas de resistencia que garanticen el sustento de trabajadores/as y sus familias, se establecen comités que velen por el cumplimiento de los acuerdos a los que hemos llegado en las asambleas obreras, en las que se decidirán todas las cuestiones relacionadas con la huelga.

El Partido Comunista analizará con rigor las condiciones subjetivas que rodean una situación determinada que posibilite la convocatoria o no. Pero jamás negaremos que el proletariado y demás clases trabajadoras hagan uso de esta arma de lucha, en el momento que estas lo consideren, nosotros nos pondremos a trabajar codo con codo en los centros de trabajo, en el preciso momento que esta se convoque, con el objetivo de que no sea un instrumento en manos de oportunistas.

Y principalmente será necesario un trabajo con firmeza ideológica y organizativa para que la unidad de clase no sea rota por sujetos ajenos a la cultura revolucionaria, los cuales desde posiciones de debilidad u oportunismo intentarán por todos los medios desanimar y/o desorganizar.

Lo que está sucediendo en Francia y Chile, con millones de obreros movilizándose es el ejemplo evidente de que, sin la existencia de un Partido Comunista dotado de un programa para la revolución, programa cimentado en la teoría científica del Marxismo-Leninismo, la clase obrera y capas populares solo podrán llevar a cabo revueltas ocasionales por una reivindicación de mejora puntual. Pero sin la dirección del Partido Comunista no habrá revolución socialista-comunista.

Juan J. Sánchez

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