El milagro del campo español tiene un secreto a voces, la explotación de la mano de obra jornalera. Sol a sol y luna a luna hombres y mujeres, con salarios irrisorios y sin derechos laborales, riegan con su esfuerzo las fincas e invernaderos que han hecho  inmensamente ricos a los amos y patronos. Del oro rojo de Huelva, a la aceituna de prácticamente toda Andalucía, pasando por frutas y verduras de Almería y Murcia, vendimia o ajos en Castilla la Mancha, naranjas en el País Valenciano…, nos podemos encontrar con unas condiciones laborales terribles, por no hablar del hacinamiento y las zonas de viviendas (por llamarlas de algún modo) donde vive la población temporera. De nada sirven leyes ni convenios, en las fincas agrícolas se  vive mayoritariamente al margen de todo ello. La connivencia de los organismos que debieran evitar que eso suceda, hace que se acaben normalizando esas situaciones de sobreexplotación y, que únicamente nos enteremos de los casos más graves.  

Se levantan las alarmas en casos como el del trabajador fallecido en accidente laboral  mientras trabajaba recogiendo aceituna en la finca olivarera de Pozo Alcón (Jaén) y el trabajador muerto, sin contrato de trabajo, es abandonado por el empresario a las puertas del centro de salud. Varios delitos cometidos por el patrón que seguramente recibirá la indulgencia de una justicia bastante injusta. Probablemente en una población de 4700 habitantes la situación de falta de alta en la seguridad social de los trabajadores debe ser bastante común y conocida, ¿alguien hace algo?. Seguramente  mirar a otro lado. Como se sigue mirando a otro lado con la situación y denuncias de las mujeres que trabajan en la fresa. La explotación laboral y acoso sexual que sufren llenó titulares un tiempo, ha habido pocas o ninguna condena a los culpables y este año se ha seguido reclutando mano de obra femenina en Marruecos sin garantizar ni sus condiciones laborales ni sus derechos a la integridad y dignidad. 

Hay situaciones diversas, algunas  pueden parecer  chocantes, si no fuera porque son ofensivamente discriminatorias. Que muestran un profundo machismo del cual, además, se hace gala. Tal es el caso de la compañía Aceites y Energía Santamaría S.L., empresa aceitera de Lucena (Córdoba) que pagó los atrasos únicamente a los trabajadores hombres pero no a las trabajadoras. ¿El motivo?. Según la explicación dada por estos señoritos en el convenio "habla de trabajadores pero no de trabajadoras". Vaya, hasta cuando aplican el convenio le buscan las vueltas para dejar claro quién es el que manda.

Y para dejar claro que las cosas en el campo se hacen de otra manera, básicamente en las antípodas de la cabeza, más bien a la altura del culo, y que el patrón está por encima de  los  derechos, los convenios y la ley, llegan a reconocer que les importa un pepino ser denunciados por incumplir esas obligaciones (ver video). Dicen alegremente, cuando creen que nadie les oye, que se pasan la ley que ampara a los trabajadores y trabajadoras por los huevos. La situación podría ser hilarante si no viéramos cuanto sufrimiento, cuanta miseria y cuanta necesidad hay detrás de unas personas que son obligadas a trabajar por un jornal muy inferior al que marca el convenio. El salario mínimo interprofesional es de 55,20 euros brutos por jornada, sin embargo Antonio y otros muchos como él pagan 36€, aunque en los papeles ponen una cantidad superior. Tienen que ponerlo, que son explotadores y avariciosos, pero no tontos, así se garantizan que cualquier reclamación no pueda prosperar. Es algo generalizado y no sólo en el campo. Si lo quieres bien y si no pues búscate otro jefe. En este caso el jefe ha salido retratado justo cuando se pasaba la ley por ahí.

https://lapandereta.es/graban-en-camara-oculta-la-descarada-explotacion-laboral-en-un-campo-almeriense-yo-la-ley-me-la-paso-por-los-huevos/

María Luna.

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