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Editorial Octubre 2020

La pandemia de la COVID-19 se recrudece y, en estas fechas, golpea con fuerza, pero golpea especialmente a la clase obrera y a los sectores populares. Que las tres mil viviendas de Sevilla hayan optado por autoconfinarse es una constatación de esta afirmación del carácter de clase de las consecuencias del SARS-CoV-2. La actuación del gobierno de Isabel Ayuso en Madrid, confinando a los barrios del sur de la ciudad, también reafirma este carácter clasista. Las condiciones de vida que el capitalismo impone a la clase obrera y a los sectores populares se proyectan en todos los aspectos de las relaciones sociales, también en el de la salud.

El gobierno de coalición socialdemócrata no sigue una hoja de ruta diferente a lo que hace el gobierno de la ultraderecha capitalina. El dúo Sánchez-Iglesias actúa obedientemente al servicio de la patronal, sacan a la clase obrera a trabajar, y obligan a mantener todo tipo de actividad en sectores económicos no vitales. Se transporta a la clase obrera en medios colectivos totalmente hacinados en las horas punta, no se ponen limitaciones de ocupación; tan solo unos tarritos de hidroalcohol en las estaciones del Metro… una ironía. La finalidad prioritaria es que no pare la acumulación capitalista, las vidas de la clase obrera se sacrifican al fin principal.

Pero ese gobierno de coalición socialdemócrata también es el que envía a sus perros de presa contra la clase obrera, cuando ésta se levanta indignada ante su sumisión al dictado del capital. Como hemos visto en Vallecas.

También ese gobierno de coalición es el que enfrenta la llegada de migrantes igual que lo hicieron antes los gobiernos del PP. Abandono, falta de atención sanitaria, racismo institucional, represión policial, y, finalmente, reapertura de los CIEs para organizar su devolución forzosa a cualquier lugar de África, vulnerando todos sus derechos. El desprecio por la vida de los migrantes se filtró a través de un audio entre una embarcación de salvamento marítimo, a la que se ordenaba abandonar a un cayuco con cuarenta y un tripulantes, y la Guardia Civil: "Yo estoy en maniobras con el cayuco en la banda, ¡dime qué hago ya!"

La rancia derecha española se apoya en todos los tópicos construidos durante la dictadura anterior, poniendo de manifiesto su esencia golpista y de odio a la clase obrera. No solo reivindican a Franco con el pretexto del centenario de la Legión, sino que salen a la calle gritando “rojos al paredón”, ante la pasividad de la autoridad correspondiente que, en este caso, ni reprime ni sanciona. Una demostración de que esa burguesía tiene claro que volvería a hacer lo mismo si la clase obrera avanzara sus posiciones de clase. Tanto Casado, como Abascal o Arrimadas, asumen que en ese caso responderían con toda la violencia que caracteriza a la burguesía española imperialista y monárquica. Es la amenaza permanente del golpe de Estado, y la violencia criminal, lo que caracteriza a esta clase social que no tiene regeneración posible, y que por su misma esencia nunca será democrática.

 

Pestana es Delegado del Gobierno en Canarias

 

En ese contexto la socialdemocracia actúa como comparsa de esas posiciones reaccionarias y fascistas. Las manifestaciones de la Ministra de Defensa Margarita Robles, diciendo que: la Legión es un ejemplo para Europa, al tiempo que expresaba su agradecimiento en nombre del Gobierno, a los legionarios que han muerto defendiendo a España, expresan un alineamiento con la violencia criminal que marca la historia de la Legión, no solo durante el período de 1936-1939 (que no queda claro si la Ministra incluye en ese “defendiendo a España”), sino también en tiempos de paz, en la isla de Fuerteventura o en misiones internacionales del imperialismo español. Margarita Robles expresa un sometimiento lacayuno a las estructuras del militarismo español fascista que lleva a que, cuarenta años después de la muerte del asesino Francisco Franco, todavía estén regateando una timorata Ley de Memoria Histórica, con promesas que no cumplirán, y que llevará a que tendrán que pasar muchas décadas más antes de que en este país se vacíen las cunetas y los pozos.

Este gobierno es un sumiso sirviente de la oligarquía de este país, y por ello no piensa hacer ningún cambio importante, ni en el sistema político de dominación ni en el sistema económico. A pesar de las contundentes demostraciones de agotamiento del sistema, y de su insostenibilidad que afecta de una forma cada día más grave a las condiciones de vida del pueblo, la dictadura de los monopolios disciplina a este obediente gobierno, que no realizará ningún cambio que afecte a la lógica de acumulación del capitalismo español. 

En una reciente entrevista a Pablo Iglesias (que recomendamos leer por su carácter clarificador), expresaba sus esperanzas de que la colaboración del Gobierno con un sector empresarial “responsable, y que paga buenos salarios” pueda cambiar la situación de este país. Una cita de dicha entrevista: Y no, contra los empresarios, no; contra los piratas, sí. Pero creo que ahora, en este contexto, estando en el Gobierno, con los fondos europeos que llegan, con las posibilidades de reconstrucción, es clave decir que en España puede haber sectores emprendedores que arrimen el hombro y que nos permitan construir juntos una dirección histórica como país diferente a lo que hemos conocido en los últimos tiempos Es decir, el Vicepresidente del Gobierno cifra sus esperanzas de cambiar el país a una colaboración con empresarios “que no sean piratas”.

En esa misma entrevista Iglesias aboga por integrar, de una forma más efectiva, a sectores del empresariado vasco y catalán en el bloque oligárquico centralista. La vieja idea socialdemócrata, ya avanzada por el gobierno Zapatero. Es difícil decir las cosas más claras. El cambio social, la mejora del país, vendrá de una alianza de ese sector empresarial con el gobierno. ¡Vaya forma de tomar el cielo por asalto!

Mientras hablan estos cantamañanas la clase obrera está cada vez más precarizada, en paro, con bajos salarios y más pobreza. La lucha es el único camino.

LA LUCHA MUNDIAL POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA

Las formas de enfrentar la pandemia en los distintos países, y sus consecuencias para la salud del pueblo, son muy similares en la gran mayoría del mundo capitalista, como ocurre también en el caso de España. Tan solo los sistemas de orientación socialista y/o antiimperialista pueden presentar un diferente balance.

Basta mirar el siguiente cuadrante, realizado con datos del final de septiembre, para ver la contundente diferencia entre unos y otros modelos. Países capitalistas, que hacen propaganda de sus superiores condiciones de vida, manifiestan un desprecio absoluto por la situación de sus pueblos. Al mismo tiempo otros países, con menos recursos económicos, demuestran que sus sistemas sociales poseen una muy superior eficacia en la defensa del interés colectivo, y de la salud del pueblo.


En las situaciones extremas resulta más explícita y contundente la comparación entre los distintos sistemas sociales y económicos. Si la sociedad humana internacional estuviera hoy, de forma general, en fase de construcción socialista, la pandemia de ninguna manera tendría las consecuencias de dimensiones catastróficas que está teniendo hoy en el mundo capitalista de una forma general. Quizás, ni tan siquiera existiría la pandemia, porque los profundos cambios socialistas habrían llevado a la desaparición de las causas que la originaron.

El proletariado mundial necesita de una conducción revolucionaria que ponga sobre la mesa este enfoque de la lucha de clases. La realidad nos pone al alcance de la mano argumentos cada día más contundentes a favor del cambio revolucionario. Pero hace falta el sujeto político que intervenga para elevar la conciencia de la clase obrera y organizar sus fuerzas para el combate emancipador. Esa es la tarea del Partido Comunista, que tiene que demostrar que es capaz de estar a la altura de las exigencias del momento histórico, y avanzar, avanzar y avanzar.

EL XI CONGRESO DEL PCPE

Este periódico de octubre se cierra justamente antes del inicio del XI Congreso del Partido, será en el número correspondiente al mes de noviembre donde se incluya la información del desarrollo y conclusión de las sesiones plenarias del XI Congreso. Antes será a través de nuestros medios digitales cómo se distribuirá la información al hilo del desarrollo de los plenarios que se desarrollarán entre el 2 y el 11 de octubre.

El Partido ha decidido enfrentar las condiciones muy singulares de la pandemia sin que ello constituya un obstáculo para la continuidad de su actividad. Todas las organizaciones del Partido, y en primer lugar el Comité Central, se han comprometido en superar las dificultades presentes y buscar respuestas para no paralizar la vida del Partido. Esa será una exigencia que enfrentaremos a diario en la próxima etapa muy compleja de la lucha de clases. El PCPE tiene que demostrar que es capaz de enfrentar cualquier dificultad y continuar con su intervención de desarrollo revolucionario. La unidad política e ideológica del Partido es una garantía para ello.

Es la primera vez que enfrentamos la celebración de un Congreso mediante recursos telemáticos. Es una experiencia singular, en la que se están poniendo todos los medios para garantizar un Congreso exitoso.

La lucha de clases en el futuro nos enfrentará a escenarios nuevos difíciles de prever, esta experiencia ha de servir para demostrar nuestra capacidad de enfrentar la lucha en las más singulares condiciones.

El PCPE, junto con la JCPE, avanzará hacia sus objetivos, superando cualquier dificultad que sea necesario enfrentar. Hasta la victoria.

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