Que la crisis generada por el coronavirus no afectaba por igual a todo el mundo  era una evidencia señalada  en artículos y estudios con criterio, la cuarta entrega del estudio de prevalencia del Ministerio de Sanidad avala con datos que si eres mujer trabajadora te ves afectada en mayor medida por la pandemia, tu género y clase determinan que te veas más expuesta al contagio. 

De los 4,7 millones, el 9,9%, de la población española,  que se han contagiado con SARS-CoV-2 en 2020, destacan  varios colectivos con mayor seroprevalencia: personal sanitario (16,8%) y cuidadoras de personas dependientes a domicilio (16,3%). También las personas de nacionalidad no española (13,1%). Aunque la diferencia entre mujeres y hombres (10,1% frente a 9,6%) es pequeña, los trabajos altamente feminizados son de los que más exposición al virus experimentan: tareas de limpieza (13,9%) y trabajo en residencias (13,1%). Dos sectores con prevalencia superior, que desvela el mayor riesgo al que se exponen las profesiones ligadas a las tareas de cuidados y en primera línea de la COVID. La asignación del rol de cuidadora a las mujeres pone el foco en sanitarias, servicios de lavandería y cocina en hospitales, cuidadoras, trabajadoras de residencias, de servicios de limpieza en general, dependientas o cajeras, además de las empleadas de hogar.

Según la OIT, las mujeres “están mayoritariamente empleadas en un mercado laboral segregado, de peor calidad y más precario, lo que disminuye sus recursos para afrontar la crisis". Según sus cifras constituyen "más del 70%" de las trabajadoras del sistema sanitario y social. Ignorar el impacto de género en las consecuencias económicas y sociales agravará las desigualdades", añaden. En España el 66% del personal sanitario son mujeres: el 51%  medicina, el 84% en enfermería y el 82% en psicología; también en farmacia, otro sector directamente afectado, las mujeres suponen el 72%. 

En la presentación del extenso informe no interesó resaltar un dato altamente revelador: la seroprevalencia es mayor cuanto menor es la renta: el umbral más bajo tienen un 9%; las más altas, del 6,9%. Son cifras que certifican que el virus entiende de condicionantes laborales y sociales, mucho más que de “los estilos de vida”, que algunas como la presidenta de la Comunidad de Madrid consideraban determinante, quizá se refería a que las que tienen que trabajar se contagiaban más.

Las diferencias por renta y por nacionalidad quedan claramente relacionadas  con los trabajos desarrollados, son las personas cuidadoras con trabajos  precarizados, feminizados y en gran parte de ocupación migrante, la que está más expuesta al virus, y ante la falta de medios, al contagio. 

Aunque algunos de estos trabajos precarios con menor prestigio y reconocimiento social han conseguido visibilizarse durante esta crisis, porque se evidenció que resultan fundamentales para la atención y protección de las personas, en especial las afectadas,  la precariedad sigue ahí, las condiciones laborales no se han valorizado, más allá de aplausos y alguna declaración bien intencionada, se sigue sin reconocer  que gracias a ellas hemos conseguido alimentarnos y curarnos, que las esenciales son las mujeres trabajadoras.

Tatiana Delgado Plasencia.

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