La primera articulación de un 8 de marzo en Brasil tuvo lugar en 1947, luego de un contacto externo de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), que había tomado conocimiento de las importantes movilizaciones organizadas por mujeres del movimiento obrero en Brasil, muchas de ellas vinculadas al PCB. Durante la dictadura empresarial-militar que rige en la década de 1960, el 8 de marzo fue prohibido en nuestro país y solo se volvió a celebrar en 1975, debido a la incorporación de la fecha en la agenda de la ONU en lo que se conoció como “el año de la mujer”.

Desde entonces, el movimiento feminista ha ganado más fuerza en el país y, por tanto, el 8 de marzo también. Sin embargo, la hegemonía de este movimiento en ascenso ha sido, desde la década de 1990, impulsada por un lado por corrientes del feminismo liberal, totalmente adaptada a las demandas del mercado; y, por otro, por un feminismo ligado al proyecto democrático popular, que aleja a la clase obrera del horizonte revolucionario. Nuestra tarea ha sido luchar duramente contra lo primero y construir un bloque revolucionario del proletariado para enfrentar lo segundo.

Valoramos como un salto de calidad importante en este sentido la reciente explosión del movimiento #NiUnaMenos en Argentina, que hizo posible un gran paro para denunciar el alarmante número de feminicidios y transfeminicidios en ese país. Este movimiento impulsó las movilizaciones para una huelga internacional de mujeres en 2017 y, especialmente en Brasil, fue el año del 8 de marzo más grande de nuestra historia. Además de las movilizaciones callejeras multitudinarias en las principales capitales y en varias otras ciudades del país, también fue un día de huelgas y acciones directas. Fue precisamente cuando pudimos tener la convicción de que el feminismo había adquirido un carácter masivo en Brasil, a pesar de que había señales en años anteriores.

Lamentablemente, al año siguiente, en 2018, nos golpeó la elección del gobierno de Jair Bolsonaro y su adjunto, el general Mourão. El movimiento feminista salió a la calle con el lema #EleNo, con actos de dimensiones realmente impactantes por la cantidad de participantes, pero no garantizó la derrota de Bolsonaro y tampoco logró impedir la coalición de fuerzas neoconservadoras y fundamentalistas que se hizo cargo de la administración del Estado brasileño. Si bien esta elección fue efecto directo de la reacción imperialista a nivel internacional, que financió una serie de golpes de Estado en nuestro continente, también destacamos que el poder de intervención de nuestra clase se redujo drásticamente gracias al proyecto de conciliación de clases que imperaba en nuestro país bajo el mando del Partido de los Trabajadores (PT) y de sus principales aliados, el PCdoB. En el ámbito del movimiento feminista, por ejemplo, los actos masivos no representaron avances concretos en el poder político de las mujeres de nuestra clase y, de hecho, las condiciones de vida de las trabajadoras se han agravado día a día.

Durante los últimos años, dado el escenario que se planteó, el 8 de marzo ganó un nuevo objetivo común, que es derrotar al gobierno de Jair Bolsonaro y Mourão y toda su agenda de ataques a la clase trabajadora a través de un bloque unificado. Destacamos que es un bloque heterogéneo, que aglutina a todos los partidos de izquierda, movimientos sociales populares del campo y de la ciudad, e incluso sectores del autoproclamado “centrão” (partidos de centro) que, en la práctica, operan la política de la derecha. Formamos esta articulación nacional unificada porque entendemos la necesidad de unidad de acción contra Bolsonaro y Mourão, pero trabajamos duro para que las agendas más importantes del movimiento feminista de clase avancen dentro de este bloque y mantengamos nuestra independencia política con nuestras propias acciones.

En 2021, debido a la pandemia, el acto nacional unificado será totalmente virtual. La valoración de nuestro Colectivo de esta decisión fue muy crítica, ya que la gran mayoría de nuestra clase no se encuentra en aislamiento social, por varias razones, entre las cuales: pocas categorías están en trabajo remoto, por lo que el tráfico en el transporte público sigue alto; en los barrios periféricos de las grandes ciudades no existe un planeamiento urbanístico que permita la distancia adecuada entre las viviendas/habitaciones; no hubo ningún incentivo por parte del Gobierno Federal para respetar el aislamiento y, por el contrario, se instó a la población a salir en base a una política negacionista y genocida del presidente Jair Bolsonaro… Por estos y otros motivos, estamos organizando a nuestra militancia de manera que haga intervenciones en las calles también, con consignas propias y con todas las medidas sanitarias señaladas para no propagar el virus, además de participar en las agendas virtuales unificadas.

Nuestra jornada de lucha tendrá una duración de una semana: empezará el domingo 7 de marzo, con el acto virtual unificado; el día 8 habrá agendas locales en las ciudades; y, a lo largo de la semana, habrá una serie de acciones políticas y culturales hasta el 14 de marzo, cuando celebramos la memoria y denunciamos el asesinato de Marielle Franco y Anderson Gomes.

Nuestros principales lemas serán:

  • Bolsonaro y Mourão: ¡impeachment ya!
  • Pleno empleo para toda la clase trabajadora.
  • Vacunación ya para toda la población brasileña.
  • Por la expansión del Sistema Único de Salud.
  • Por la reducción y congelación del valor de la canasta básica.
  • Por la ruptura de las patentes de vacunas y del monopolio de la ciencia por parte de la industria farmacéutica.
  • Por la legalización del aborto y por la educación integral en sexualidad de nuestros niños y jóvenes.
  • No más violencia doméstica y feminicidio.

Entendemos que estas son las mediaciones tácticas necesarias para el momento político en el que nos encontramos y, dadas las lecciones históricas del movimiento comunista internacional sobre cuál es nuestro papel en medio del movimiento de masas, seguiremos trabajando para que el 8 de marzo sea una herramienta que fortalezca nuestra estrategia revolucionaria en Brasil.

Entonces, en resumen, nuestra articulación tiene como principal objetivo acumular fuerza, es decir, presentarnos como una alternativa real para las mujeres cis / trans y personas no binarias de nuestra clase desde una perspectiva revolucionaria. No en vano, llevamos la expresión “feminista clasista” en nombre de nuestro Colectivo: para demarcar explícitamente nuestra posición proletaria en medio de un movimiento tan heterogéneo.

Brasil, febrero de 2021

Coordinación Nacional del Colectivo Feminista Clasista Ana Montenegro

www.anamontenegro.org

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