Alan (derecha) y yo (izquierda) en Søgaards Bryghus

Por su propia dinámica y, también, por qué no decirlo, gracias a la refrescante IPA, la conversación se terminó de animar. Fue entonces cuando saqué a colación que Kerala es uno de los primeros Estados de la India en llevar a la práctica políticas de bienestar para la comunidad transgénero. De hecho, en 2016, el gobierno comunista de Kerala introdujo la cirugía de reasignación de género gratuita en los hospitales públicos. A este respecto, Alan me dice que las personas transgénero tienen vetada su contratación laboral en toda la India, por lo que muchas de ellas acaban en la mendicidad y/o residiendo en guetos. Y, aunque está seguro de que la comunidad transgénero tiene una mayor cobertura social en Kerala, no lo está tanto acerca de que pueda obtener contratos laborales. Además, parece ser que aún existe, como en el resto del mundo, un largo camino por recorrer en relación al empoderamiento femenino. Por ejemplo, y a pesar de ser su número menor en Kerala en comparación con el del resto de Estados de la India, los matrimonios infantiles continúan produciéndose, especialmente entre la comunidad musulmana.

Con respecto al sistema público de educación, el PCI(M) siempre ha tratado de impulsar una educación gratuita y de calidad. Según me cuenta Alan, los colegios públicos imparten docencia en malabar (el idioma local) o inglés, así como proporcionan alimentación gratuita a los estudiantes. También me dice que las oposiciones de acceso a los sistemas públicos de educación y salud son duras y, el funcionariado, competente, a pesar de no ser comparables tales sistemas con los existentes en Europa.

¿Y qué hay acerca de la gestión de la pandemia de COVID-19? Pues bien, a finales de enero de 2020, Kerala fue el primer Estado indio en dar la voz de alarma a este respecto. Parece ser que el gobierno comunista de Kerala ha respondido diligentemente frente a la pandemia. Sonriéndose, Alan recuerda que el primer caso de COVID-19 de una persona india fue el de una estudiante malayali residente en Wuhan, China. Él piensa, con orgullo, que el Departamento de Salud de Kerala ha gestionado esta cuestión muy bien. Y es que, de hecho, la actuación de Kerala en relación a la gestión de la pandemia de COVID-19 ha recibido las alabanzas de la Organización Mundial de la Salud, convirtiéndose en un modelo para el resto de Estados indios. Menos del 0,02% de la población de Kerala ha fallecido a resultas del nuevo coronavirus, un porcentaje que es aproximadamente el doble si consideramos la totalidad de la India. No obstante, Alan reconoce que, desde el comienzo de la segunda ola de COVID-19 en febrero de este año, la situación no es tan positiva y se asemeja algo más a la del resto de la India. Esto lo atribuye a la escasez de vacunas, a lo que hay que unirle el cansancio natural de la población, la cual ha podido recuperar ciertos comportamientos pre-pandemia que favorecen la propagación del virus.

A pesar de lo anterior, me preguntaba si la respuesta que inicialmente tuvo el gobierno comunista frente a la pandemia está detrás de que el Frente Democrático de Izquierda, liderado por el PCI(M), incrementara su fuerza tras las pasadas elecciones del mes de mayo a la Asamblea Legislativa de Kerala, logrando 98 de un total de 140 asientos. Según Alan, en Kerala, el pueblo vota por quien verdaderamente le representa. Aparte del modo en que el PCI(M) ha gestionado la pandemia, los años de inversión en servicios públicos también tienen mucho que ver con el resultado de las pasadas elecciones. Mi interlocutor malayali piensa que votar por la oposición, es decir, por Bharatiya Janata —un partido conservador de corte hindú que ostenta el gobierno central de la India—, no es precisamente una buena idea.

La tarde avanza rápidamente. Aún sentados en la terraza de Søgaards Bryghus, para concluir, le pregunto por dónde le gustaría ver a Kerala en el medio plazo. Él me dice que, a pesar de ser el Estado con menos corrupción de la India, le gustaría que esta se redujese aún más. Además, hace hincapié en que los trámites burocráticos necesarios para iniciar un proyecto propio de actividad económica deberían simplificarse/agilizarse, seguramente pensando en su deseo de regresar en un futuro para contribuir en el área del reciclaje y el desarrollo sostenible en su tierra natal. Finalmente, sin yo preguntarle por ello, Alan destaca con cierto orgullo la libertad de expresión y de prensa de la que goza Kerala, sin parangón en el resto del país.

Los dos quedamos muy satisfechos con esta experiencia, y, él particularmente, sorprendido y agradecido por mi interés. Pero, insisto, ¿cómo no interesarse por una región del planeta como Kerala que, sospecho, es una gran desconocida en el mundo occidental? En el Estado malayali, y a pesar de que quedan grandes pasos que dar hasta verdaderamente alcanzar una base económica socialista, los marxistas han sabido leer con acierto las condiciones materiales existentes para avanzar en materia de igualdad y justicia social. ¡Y toda la discusión anterior no hace más que reforzar tal afirmación!

Nos levantamos de la mesa. Yo, entonces, le acompañé a comprar cigarrillos antes de volver ambos caminando a Nytorv, donde él dejó aparcada su bicicleta. Nos despedimos con un abrazo y quedamos en volver a vernos pronto. Espero que así sea.

Iván López Espejo

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