Durante los años de la Transición en España proliferaban infinidad de iniciativas socioculturales. Recordemos los grupos de teatro independiente que se representaba en los barrios de las ciudades y en los pueblos, toda una odisea que seguía los pasos de “La Barraca” de Federico García Lorca, recuerdo cómo en la ciudad de Granada había grupos de teatro a finales de los 70 y a principios de los 80 como el caso del “Teatro La Cuesta”. Luego fueron recluyéndose a espacios más institucionalizados y finalmente asistimos a una especie de réquiem por el teatro porque el teatro no es rentable como negocio en plena decadencia capitalista. Es necesario impulsar grupos de teatro en los barrios, centros de estudio y trabajo como formas de organización alternativas en la guerra cultural.
La experiencia del cineclub colmataba la carencia e incluso el desmantelamiento de los cines en los barrios para reubicarlos en centros comerciales. El cineclub aglutinaba como ágora de debate y una educación cinematográfica de la que se carece en la actualidad donde las series enlatadas de Netflix se convierten en productos para rumiar como en un Burger King, consiguiendo acabar con el origen comunitario del cine, comunitario como magníficamente lo vemos en la excelente película “Cinema Paradiso”.
Es imprescindible promover cinefórums comunitarios como existen en algunos barrios de Granada como en el caso del Zaidín en el Local de la Ribera o en la ciudad de Baza con la experiencia de “Cine y Chocolate”.
En Granada se impulsó en 1997 un taller literario de lectura y análisis marxista en Casa de Porras que tuvo su continuidad en la facultad de Ciencias y, desde 2013, lo llevamos a cabo en el Local de la Ribera, epicentro popular de las actividades sociales y culturales de la ciudad de Granada. Cada mes compartimos textos y emprendemos un análisis fundamentado en el Materialismo Dialéctico y el Materialismo Histórico. El taller se basa en la noción de la historicidad de la Literatura, no es un mero encuentro de lectores sino que profundizamos en la materia, la Literatura como placer y conocimiento de la realidad. No es un taller de diletantes literarios ni una torre de marfil al margen de mundo sino que queda insertada en la lucha de clases. ¿Por qué alguien si quiere adentrarse en el conocimiento literario tendría que hacer una carrera universitaria o un máster?. Los componentes del taller participamos con lecturas en apoyo a las reivindicaciones laborales y contra los desahucios de los bancos.
Miguel Ángel Rojas