Aunque en las últimas décadas asistimos a la mercantilización pseudo-cultural de todo lo que rodea a cualquier hecho, real o imaginado por supuestos historiadores y guionistas de cuarta fila, vinculado al nazismo, semejante empacho no debe llevarnos a ignorar obras que lejos de cualquier oportunismo se adentran en el genuino estudio de la Historia.

"El imperio económico de Hitler", de Mark Mazower, analiza la naturaleza del nazismo como factor político surgido de las élites reaccionarias para establecer mediante la fuerza, no tanto un nuevo orden geopolítico mundial como una actualización del orden capitalista sumido en una profunda crisis financiera desde 1929.

Desde esa perspectiva, Mazower expone los planes de los jerarcas de la Alemania surgida de esa crisis en relación a sus países limítrofes y en especial a la URSS. Mucho antes de iniciar las hostilidades bélicas en 1939, el nazismo se proponía dos modelos de colonización, el primero basado en las dinámicas del colonialismo británico: dominio de un territorio ajeno, subyugación más o menos pacífica de sus habitantes: "el palo y la zanahoria", y extracción de sus recursos económicos; y el segundo basado en el racismo más radical y en una decidida política de exterminio, siendo ambas prácticas complementarias a una sistemática política de saqueo.

En este contexto la obra de Mazower adquiere su verdadero valor al retrotraer al lector a una Europa mayoritariamente gobernada por regímenes derechistas que ante la crisis capitalista optaron por las distintas vías del Imperialismo más desaforado. De ahí el interés de los capítulos sobre aquellos países y élites gobernantes, de la Italia fascista a la Hungría de Horthy pasando por los ustashas croatas, el gobierno de Vichy o los fascistas de los países bálticos, que colaboraron en la gestación de ese nuevo orden dirigido por el nazismo y que nada tenía que ver con los designios de un loco demagogo y sus huestes de fanáticos, sino con la increíble degeneración del capitalismo.

Juan Mas

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