DESTACADO

Para comenzar debo de decir que el título del artículo está inspirado en una canción con el mismo nombre del grupo madrileño, de Rock and Oi!, Knockout, para mi gusto los recomiendo totalmente, pero bueno, vamos a lo que vamos. Año tras año, década tras década podemos observar cómo el capitalismo convierte en negocio cualquiera de nuestras pasiones, las mercantiliza de la forma más salvaje y despiadada posible.

Hoy hablaré sobre el fútbol, uno de los deportes por excelencia de la clase obrera, que ha pasado de ser uno de los deportes más nobles a ser un auténtico negocio gobernado por mafias, buitres que se forran a cambio de comisiones millonarias y jugadores que ya no sienten unos colores y solo entienden el significado del dinero, en el que ya no se respeta a la afición, en el que los escudos son pisoteados.

Hemos visto cómo en los últimos años esa decadencia se ha acelerado, ejemplificada está con el Mundial de Qatar y todas las vidas arrebatadas de la clase obrera, eso es asesinato, el trato preferencial a clubes estado como PSG, Manchester City, etc... La Supercopa de España llevada a Arabia Saudí, perjudicando vilmente a toda la afición de los equipos que tengan que jugarla. Y todo esto solo son algunos ejemplos de todos los que existen por desgracia, pero a pesar de todo esto, no todo esto está perdido.

En nuestras retinas quedarán grabadas momentos tan mágicos como los del brasileño Sócrates, como Lucarelli levantado el puño con la camiseta del rostro del Comandante Che Guevara (después de esto Lucarelli fue expulsado de la selección italiana)

o su ejemplo apoyando las huelgas de los estibadores de los puertos de Livorno, como las gradas del histórico Livorno se llenaban de banderas rojas y pancartas enormes con la hoz y el martillo, como esas imágenes en blanco y negro, como esos campos abarrotados y famosamente llamados patatales por su estado, o como las sorpresas de los equipos modestos, como el Deportivo de la A Coruña. O como los gestos y las declaraciones de jugadores como Cantona.

Por suerte, el hilo rojo de la historia continúa y evoluciona, tenemos por excelencia al St. Pauli cómo único club que en sus estatutos se declara antinazi, antifascista, antirracista, antihomófobo y antisexista, sigue habiendo actitud en las gradas, ejemplo de los guiños a las Brigadas Internacionales por parte del Clapton F.C inglés o las Brigadas Verdes del Celtic de Glasgow apoyando a Palestina, o recordando a las Brigadas Internacionales con banderas tricolor entre otros muchos guiños, también dando la cara contra el fascismo. Famoso fue el recibimiento de las Brigadas Verdes a los fascistas de la Lazio en su visita a Glasgow o la oposición de Herri norte Taldea en Bilbao a los fascistas del Legia Varsovia, recordatorio a nuestros muertos en las gradas de San Mamés a Íñigo Cabacas, asesinado por un ertzaintza, o en las gradas de San Sebastián a Aitor Zabaleta (tiene una grada con su nombre), asesinado por un neonazi del Frente Atlético. Sigue habiendo sorpresas en la copa, ejemplos de matagigantes como el Alcoyano, el Mirandés o el más famoso el Alcorconazo que echó al Madrid de la copa; ese Alcorcón en el que la mayoría de sus jugadores eran trabajadores.

El fútbol femenino conquistando la igualdad, por mucho que les joda a unos cuantos, ejemplo son las jugadoras del Barça con su fantástica y sobresaliente temporada.

Y llegamos a la forma más curiosa surgida en la actualidad, los clubes de accionariado popular, ese fútbol popular, para la clase obrera y en contraposición al asqueroso y odiado fútbol moderno, propiciado por la extinción de clubes históricos como la UD Salamanca o clubes como el Ciudad de Murcia, o por el maltrato a la afición como el Manchester United, por ello se creó el FC United de Manchester, que probablemente sean los pioneros en este campo con su creación en 2005. Destacar antes de todo y felicitar la temporada de Unionistas de Salamanca, que se ha quedado a las puertas del play-off de ascenso a Segunda División, la categoría de plata de nuestro deporte (a pesar de las trabas del ayuntamiento).

Pero vamos a centrarnos en el CAP (Club de Accionariado Popular) Ciudad de Murcia, ejemplo que tengo más cercano, ya que soy hincha de él. El Ciudad, como se le conoce cariñosamente, fue fundado por socios del antiguo Ciudad de Murcia en 2010, equipo que fue vendido por un empresario que antepuso el dinero al sentimiento, llamado Quique Pina, al empresario Carlos Marsá y él trasladó al equipo a Granada para llamarlo CP Granada 74 (también desapareció en 2009), un hecho sin precedentes dado el buen momento del Ciudad. Se refundó como "Club Atlético Ciudad de Lorquí" (posteriormente Club Atlético Ciudad). Tras tres temporadas, este club también desapareció por problemas económicos, y ya en 2010 se creó el CAP Ciudad de Murcia, que es propiedad de la afición. En él podemos ver cómo se apoya al 100 % el fútbol femenino, en este apartado dar la enhorabuena por el campeonato de Autonómica Preferente Femenina, también tiene un equipo para personas con diversidad funcional y su filial masculino está formado por refugiados y personas con riesgo de exclusión social.

En definitiva, a pesar del panorama un tanto desolador, todavía hay esperanzas y hay varios ejemplos que lo demuestran.

¡Odio eterno al fútbol moderno!

¡Viva el fútbol popular!

Enrique Martínez Delgado

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