Coincidí hace unos días el Portavoz General de CSO (Consejo Sindical Obrero). Se trata de un sindicato de clase, modesto pero combativo, que no hace mucho comenzó sus andanzas y luchas. Sindicalismo consciente y comprometido que va calando por el desencanto con las políticas de pacto y que en poco tiempo ha ganado terreno entre comités de empresa y delegados sindicales allí donde va teniendo implantación.

Comentamos el aluvión de demandas que se están tramitando en los juzgados de lo social por, entre otras cuestiones, despidos por no superar el periodo de prueba ampliado a seis meses por la Reforma laboral para sectores sin convenio. En concreto, me contó detalles de alguna victoria significativa contra grandes empresas por esta cuestión, como por ejemplo El Corte Inglés. Bastantes datos pusimos en común, evidenciando que la Reforma Laboral, tal y como muchos y muchas pensamos en el momento de su confección, no soluciona los problemas de la clase trabajadora en España.

Fruto del intercambio de reflexiones al respecto de esta “no Reforma Laboral” de Yolanda Díaz, nace este escrito, en el que plasmo alguna de las consideraciones que de manera informal concluimos durante nuestra charla, que explican, según nuestro parecer, la actual situación del mercado laboral en España.

La Reforma Laboral de 2022 lleva apenas medio año de andanzas y ya hace aguas por todas partes. Es cierto que la temporalidad se ha visto reducida de un 90 % a un 51 %, según datos de abril de este año; pero obviamente, es mera fachada. Nunca ha sido tan acertada la definición de la contratación como “indefinida”.

El número de bajas por no superar el periodo de prueba fue sólo en agosto de más de 2.300, lo que supone un incremento del 783 % interanual. O interpretamos que las capacidades laborales de las y los trabajadores ha disminuido en los últimos meses o lo que parece más obvio: el empresariado utiliza el periodo de prueba en claro fraude de ley.

Los contratos fijos discontinuos, se han disparado, multiplicándose por 8,5 lo que realmente está escondiendo la temporalidad de la contratación. Cuando el grueso del personal laboral tenga que retornar al próximo momento de actividad, la mayoría acabará en el juzgado reclamando la declaración de su despido como improcedente.

Otra cuestión preocupante es que las bajas voluntarias de las personas con contratos indefinidos que decidieron dimitir o acogerse a una baja voluntaria en agosto ascendieron a las 7.490, lo que supone un incremento del 168,5 % interanual. Pretender que estas bajas tienen que ver con el fenómeno de la “Gran Renuncia” en España (ver artículo de Nueva Revolución “La Gran renuncia o el “quiet quitting”. Más humo para la clase obrera”) como algún analista está haciendo es obviar una práctica caciquil muy arraigada por nuestras tierras que consiste en firmar la declaración de baja voluntaria junto con el contrato como condición “sine qua non” para el empleo.

Quienes no quieren ver la realidad y prefieren aferrarse a ensoñaciones tienen un claro interés por mantener el “status quo”, el sillón o ambas cosas, y por ende seguir encerando un empresariado mafioso y manipulador

Esas son las principales trampas de la patronal que está encontrando CSO en relación a la aplicación de la reforma y que coincide con la percepción de otras organizaciones sindicales combativas y gran parte del sentir general de la clase obrera que despierta del sueño que la socialdemocracia quiere prolongar avalada por los sindicatos del “pacto social”.

“Los buenos datos de empleo muestran de forma rotunda el éxito de la Reforma Laboral” Yerai Díaz (PSOE).
“Hay una mejoría palpable, gracias a la reforma laboral” CCOO.
«Éxito de la reforma laboral por la creación de empleo indefinido” UGT.
“… nos alegramos del importante acuerdo alcanzado entre Gobierno, Patronal y Sindicatos. Acuerdo que sin duda significará un cambio de tendencia histórica, para reducir drásticamente la enorme precariedad que sacude a la clase trabajadora” PCE

La actualidad va poniendo a cada cual en su sitio.

Me comenta el portavoz de CSO que lo que necesita el mercado laboral es regular la contratación para que desde la base del contrato indefinido, se especifique con claridad el motivo de la contratación eventual, si es que lo hay. Que aumente la capacidad de negociación colectiva en cada empresa, pero en ningún caso permitiendo negociar salarios y jornada por debajo de los establecido en convenio de sector. Pero lo más importante que se debería abordar es el despido motivado. Si no hay motivo no hay despido. Eliminación por tanto del despido improcedente. Recuperación de los salarios de tramitación. Los retrasos judiciales están obligando a las trabajadoras y trabajadores a aceptar indemnizaciones inferiores a las que legalmente les corresponderían. Y por último, reducción de la jornada laboral para que podamos trabajar todas y todos.

Esa es la reforma laboral que la clase obrera necesita y no una derogación parcial de algún artículo, porque las bases de la legislación laboral están hechas a medida del empresariado que incumple, y no de las y los trabajadores y asentadas en una estructura económica de baja calidad y poco valor añadido.

Las proclamas sobre la necesidad de cambiar el modelo productivo español se repiten de crisis en crisis. Desde Zapatero hasta Sánchez. La realidad actual, igual que hace más de veinte años es que la productividad de la economía española es aun más alarmante que la del resto de estados de la Unión.

Desde el año 2000 la productividad por hora trabajada es un 14,1 % inferior a la eurozona. Esto se explica porque España está por muy debajo de la media europea en inversión de capital constante, algo que se evidencia todavía más si hablamos de capital tecnológico (un 66,1 % inferior a la media europea en relación al PIB).

En el año 2021, la productividad por hora trabajada sigue siendo un 14,1 % inferior al de la eurozona.

Esta falta de inversión, principalmente en tecnología, que de manera convencional se denomina I+D+I es la responsable más llamativa de la baja productividad española, pero deberíamos añadir otras razones como la falta de infraestructuras que encarecen la producción, y sobre todo la dedicación a los trabajadores (estabilidad, seguridad, formación…) o “capital humano” como denomina la teoría económica del crecimiento.

En un estudio de FUNCAS (Fundación de las Cajas de Ahorros ) de enero de este año, España se situaba un 10 % por debajo de la media europea en la calidad del empleo. Las variables principales tomadas en cuenta son el tiempo de trabajo y la conciliación, los riesgos físicos y la salarial, en la que sale muy mal parada.

Ante esta situación estructural que muestra un empresariado que sobrevive gracias a la alta precariedad a la que somete al grueso de la clase obrera en España, con una alta tasa de explotación basada en los bajos salarios, las horas no pagadas y la gran temporalidad, no es posible que el maquillaje que supone la Reforma Laboral de 2022 sirva para atajar los problemas laborales de la clase trabajadora en España, sino para generar otros.

Kike Parra

uyl_logo40a.png