A este presidente de Gobierno, ciertamente, le hace falta un mapa, particularmente del continente africano, ahí mismito al lado.

Seguramente todo lo que ocurre en estos meses es consecuencia de la torpeza de su ministro de Colonias, J. M. Albares. Sería bueno conocer qué lobbies son los que pagan a este sujeto. Pero por sus actos no es difícil deducir de qué lado vienen. Atlantistas, fijo, y el sionismo incluido.

P. Sánchez, al que tanto gusta usar los términos ESPAÑA y LOS ESPAÑOLES, en su retórica política, todos los días vende al país y vende al pueblo. Los vende, cómo no, a quien él considera el mejor postor. Pero como no tiene el mapa de África, pues comete errores, y de bulto.

Cuando Sánchez amañó con la dictadura marroquí la famosa carta, de traición al pueblo saharaui y al pueblo canario, cometió un tremendo error de cálculo y las relaciones con Argelia se rompieron, bien rotas.

Este presidente torpe, a pesar de los meses que han pasado, sigue manteniendo una estúpida candidez pensando que con algunas buenas palabras se arregla esta quiebra en las relaciones internacionales.

Para Argelia la cuestión de la independencia del Sáhara Occidental es una cuestión de Estado.

La entrega del Sáhara a Marruecos supone favorecer y dar ventaja a Marruecos sobre Argelia (aumenta su superficie como país en más de un tercio de lo que es hoy, le da el control de uno de los bancos pesqueros mejores del mundo, le permite bloquear el acceso de Argelia el Atlántico…), en fin, nada bueno para Argelia.

El norte y noroeste del continente africano están en una dura recomposición geopolítica, que se inició con la destrucción de Libia y el asesinato de Gadafi, hecho que contó con la incondicional participación de España. Con los acontecimientos en Ucrania la presión de la olla ha aumentado de forma significativa.

Para el bloque atlantista, que no alcanza a controlar el continente africano hacia su interior,  se convierte en prioritaria una estrategia de control del litoral sur mediterráneo y del litoral del Atlántico medio. Lo corroboró así la pasada Cumbre de los criminales de la OTAN en Madrid, en su documento OTAN 360º.

El “flanco sur” se extiende desde Senegal hasta Turquía. Y el obstáculo mayor para desarrollar esa estrategia es Argelia. Con un litoral mediterráneo de mil kilómetros de longitud, y situada frente a España, Francia e Italia, que además es ruta de paso hacia, o desde, el Sahel. El petróleo y gas argelinos son recursos fundamentales de su sistema político, que es muy celoso de su soberanía e independencia.

Argelia suministraba mucho gas a España, antes de forma principal a través de un tubo que pasaba por Marruecos, lo que daba a ese país importantes ingresos y acceso a ese suministro de energía. Con la ruptura de relaciones Argelia-Marruecos, por iniciativa del primero, el flujo de gas se cambió a una ruta alternativa hacia Almería, de menor capacidad. Ahora ese gas se va para Italia, y el que todavía llega es más caro.

Argelia realizará maniobras antiterroristas con Rusia a finales de año. Mali ha expulsado recientemente a las tropas francesas, y las de otros países -España entre ellos- están tratando de no seguir su mismo camino. En Níger se dan movilizaciones contra la presencia francesa en estos días. La realidad africana se mueve.

A pesar de ello esta burguesía española no cambiará su política, nunca supieron defender una nación. Será necesaria mucha lucha obrera y popular, y el final del Estado burgués-monárquico, para que en España la política internacional se realice sobre principios de soberanía, equidad y respeto. Eso hoy no es posible con los mimbres que hay. Preparemos el futuro.

C. Suárez

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