Al calor de las subidas registradas en los presupuestos de Estado para el próximo 2023 hemos vuelto a revivir el sainete habitual entre los miembros de la coalición gobernante donde, en una muestra de absoluta hipocresía -aunque se empeñan en repetir “nos han engañado”-, Unidas Podemos “rechazaba esa subida”, pero se ha apresurado a declarar que “ la Coalición de Gobierno no se va a romper por esta circunstancia”. Si hablamos de mentiras hipócritas es porque ya hace tiempo que Pedro Sánchez se había comprometido ante la OTAN en aumentar hasta el 2 % del PIB el gasto en Defensa para  el año 2029 y, lógicamente, no solo lo sabía la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el presidente, Pedro Sánchez, sino todo el Gobierno, del que forman parte las personas de Unidas Podemos, por mucho que su portavoz en el Congreso Pablo Echenique asegure que “el PSOE ha ocultado el aumento unilateral en el gasto de defensa”. ¡Deben ser las únicas personas en este país que no oyen los informativos ni leen la prensa si nos creemos que cuando se debaten ciertos temas el PSOE les pide amablemente -y ellos lo cumplen- que se retiren de la habitación!

Así, la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha señalado también que “se han opuesto frontalmente a cualquier aumento del gasto militar, pero seguirán en el Gobierno”. Estos son mis principios pero, si no le gustan, tengo otros, le faltó decir.

Por supuesto, Margarita Robles ha enfatizado que “vamos a cumplir porque somos serios y creemos profundamente en España” y “tendremos la posibilidad de cumplir con algo tan importante como nuestra aportación a la seguridad internacional”. Ya lo saben, donde manda patrón no manda marinero.

Es asombroso que más de cien años después de la I Guerra Mundial volvamos a oír las mismas palabras: tenemos que armarnos hasta los dientes ¡para defender la paz! La verdad, a mí me aterra estar rodeado de tantas y tantos pacifistas.

Una vez asumida la primera mentira se agranda con un mareante juego de cifras y porcentajes que marean la perdiz. Ya en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, señala que el presupuesto de Defensa aumentaría un 6,5 % en 2023 -incrementado a un 8,4 % si se tienen en cuenta los fondos europeos- para costear, fundamentalmente, los salarios del personal de tropa y marinería. Claro que no les suma los 4.900 millones de euros de los programas especiales de inversión destinados en su mayoría a contratos con la industria nacional del sector y que, curiosamente, no computan dentro del límite de gasto no financiero (el que marca el techo de gasto). Entre estos programas se encuentra el submarino S-80, el vehículo de combate sobre ruedas 8x8, el helicóptero NH-90, las fragatas F-11, los aviones de combate EF 2000 y los tanques Leopard.

Para que sus socios no se pongan más “morados”, Montero ha destacado que esos 4.900 millones contribuirán a crear 22.667 empleos de forma directa o indirecta apostando por “superar una visión excesivamente militarista de un gasto que es una inversión generadora de puestos de trabajo”. Cómo recuerdan estas afirmaciones las realizadas en la crisis de 1929 cuando se señalaba que la única manera real de superar dicha crisis era que hubiera otra guerra mundial. ¡Si no me creen revisen las hemerotecas!

La ministra señala asimismo que mientras Defensa sube un 6,5 % (en realidad un 8,4 % y, si sumamos los famosos 4.900 millones ¡un 25,8 %!) Derechos Sociales sube un 18 % e Igualdad un 14 %. Aquí vemos la gran mentira de los porcentajes, pues cualquier alumno de ESO sabe que, por ejemplo, el 10 % de 1.000 es 100, pero el 20 % de 200 es únicamente 40. Luego, si -como es este caso- las cantidades de partida son muy inferiores, una subida modesta en bruto resulta un porcentaje muy alto.

Creo que con esto ya es suficiente, ¿verdad?

Marcos M. Rodríguez Pestana

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