Marrakech, septiembre de 1952, vio nacer a la que sería  poetisa, activista, feminista y comunista Saida Menebhi. La lucha de esta mujer cobra especial relevancia en la época, las condiciones y contexto en el que se da. Un país con un código de familia (Mudawana de 1958) que sigue parcialmente vigente y que refrendaba la subordinación de las mujeres en el matrimonio, la custodia de hijos e hijas o el divorcio, y bajo la sangrienta monarquía alauita.  En un país que vivía el periodo conocido como los años de plomo, donde el sátrapa reinante, padre del actual y “hermano” del emérito, sometió a través de la censura, las torturas, las desapariciones, los procesos extrajudiciales, la represión brutal  y el terrorismo de estado a la oposición, a cualquier opinión discrepante y a todo el movimiento reivindicativo, ya fuera estudiantil, cultural, político, laboral o de reconocimiento de la independencia del Sáhara.

 Su origen familiar le permitió terminar el bachillerato y estudiar literatura inglesa en la Universidad de Rabat. Allí fue donde se inició en la militancia, formando parte de la Unión Nacional de Estudiantes de Marruecos (UNEM), disuelta por el régimen marroquí y detenida toda su dirigencia. Tras acabar su formación en el Centro Pedagógico Regional, pasó a ser profesora  de inglés en un Instituto de Rabat, iniciando también su afiliación en las filas de la Unión Marroquí del Trabajo (UMT). Paralelamente se unió al movimiento clandestino llamado al-Aman (Adelante), marxista-leninista y origen del actual Vía Democrática.

Estuvo en la clandestinidad y fue detenida en enero de 1976 junto a otras tres mujeres. Fue torturada atrozmente, tanto física como psicológicamente, en un centro secreto de detención, especializado en trato inhumano y degradante a prisioneros opositores,  de  la comisaría Derb Moulay Cherif  en Casablanca.  Durante el macroproceso, (pues fue juzgada con otras 138 personas más), denunció la opresión de la mujer en Marruecos y apoyó públicamente la autodeterminación del Sáhara.  Menebhi fue condenada a cinco años de prisión y dos más por injurias al magistrado.

Encarcelada en una celda de aislamiento de la prisión civil de Casablanca, mientras la mayoría de los condenados  fueron a Kenitra, durante su estancia en prisión siguió escribiendo poesía y protestó por las condiciones de su detención. Llevó a cabo hasta tres huelgas de hambre; durante la última, que fue colectiva, para reclamar el estatus de detenidos políticos, duró 34 días y la llevó a la muerte a los veinticinco años, un 11 de diciembre de 1977.

 La recopilación de su obra del periodo de encarcelamiento está editada bajo el título "Poemas, letras, escritos de prisión", siendo todo un ejemplo de poesía revolucionaria y feminista. Las cartas desde prisión las recopiló su hermana Khadija y en el año 2004 fueron editadas con el título “Libro de la opresión”.

Su legado de lucha, militancia y resistencia vive en las mujeres que siguen enfrentando a la actual monarquía marroquí, a la sociedad patriarcal y machista, y que siguen reivindicando la autodeterminación e independencia del Sáhara.

Ana Muñoz

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