Una vez pasada la vorágine electoral para autonomías y municipios, nos adentramos en la recta final de una legislatura compleja, en la que es necesario hacer balance para recordar y analizar los pasos que nuestro gobierno ha dado para marcar las lineas políticas de lo que será nuestro capitalismo en los venideros años.

Un gobierno que se nos presentó como el más progresista de la historia, pronto dejó de manifiesto el verdadero sentido que la socialdemocracia tiene en los tiempos actuales. Ante la incapacidad, cada vez más definida, para ser agente redistribuidor de riqueza, en estos momentos de crisis permanente en que estamos instalados desde la Gran Recesión que tras la crisis de 2008 caracteriza nuestra sociedad, se ha convertido en el flanco izquierdo del avance de las fuerzas del Capital, en su fase de depredación de lo social hacia el nihilismo distópico y de sus aspiraciones (a)político-sociales.

Pedro Sánchez y la subcomandante Díaz, lideran a ojos de Baiden, tras la visita presidencial a EEUU, la alianza contra el “desafío” ruso. “No hay que equivocarse, en esta guerra hay un agresor y una víctima, y el agresor es el presidente Putin”, comentó Sánchez, demostrando un claro alineamiento y alienamiento a intereses ajenos.

España, según un informe de SIPRI (STOCKHOLM INTERNATIONAL PEACE RESEARCH INSTITUTE), aumentó su gasto militar interanual un 7,3%, lo que representan 18.500 millones de euros, el 1,5% del PIB. Pero su compromiso para con la “paz mundial” va más allá, habiendo asumido un gasto del 2% PIB desde hoy hasta 2029, con lo que el montante, podría ascender a más de 30.000 millones de euros si añadimos el presupuesto oculto de defensa. 

El acuerdo del Ministerio de Defensa de España y EEUU para incrementar la presencia militar en las bases militares de Rota y Morón, significa un paso adelante en la carrera belicista del eje anglosajón contra el mundo multipolar en ciernes y una implicación decidida de España. La histórica decisión sobre el Sáhara Occidental es otro elemento más que incide sobre nuestro papel en esta renovada confrontación mundial, en la que cada vez, está más definida, la sumisión a los intereses de un imperialismo, que siguiendo la estela europea, a decidido subsidiarse de forma autodestructiva a los intereses de un capitalismo ajeno. A ello, ni siquiera el patrioterismo español más ferviente hace oposición.

Sólo entre los elementos más superficiales de la política surge la discordia y el enfrentamiento. La ley “Trans”, las políticas de género, la gestión cuantitativa de la educación, sanidad y resto de servicios públicos, en la que no se discute el modelo totalizador de la con-fusión “público-privado”.

En material social (laboral, pensiones o migración), sigue planeando esa idea del “mal menor” que supone el pacto social, traidor y liquidador, en que los avances consisten en retroceder “lo menos posible” y donde el maquillaje trata de ocultar la progresiva desregulación o flexibilización, término más (post)moderno y acorde a los nuevos tiempos. Estos tiempos en los que Zelenski y su gobierno nazi-ucraniano, a través de la prohibición y/o represión política, anulación de toda protección socio-laboral, se convierte, para la UE, en el mejor ejemplo de los “valores europeos” en boga.

Y sobre esta realidad, con el trasfondo de un estado ultraendeudado por los Planes de Recuperación y Resiliencia Europeos, la hiper inflación, en la era pospandémica, la Ley Mordaza que debió ser derogada, se erige como instrumento fundamental y necesario para la gestión venidera de la siguiente legislatura, independientemente de quien la lidere, porque vendrá marcada por la guerra, la crisis y el empobrecimiento poblacional y la represión… pero también por la recuperación y la lucha decidida de un pueblo organizado que poco a poco debe despertar de su letargo socialdemócrata.

Kike Parra

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