El pasado 29 de junio de 2024 tuvo lugar, en Beirut (Líbano), la reunión del Grupo de Trabajo previa al 24º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros (EIPCO). En este marco, el Partido Comunista Libanés (PCL) - como anfitrión de dicha reunión y del próximo encuentro - organizó un seminario político titulado "Liberación nacional en un mundo cambiante". Por su particular interés y relevancia, reproducimos a continuación la ponencia del camarada Moufid Koutaish, del PCL.
Liberación nacional en un mundo cambiante
Bajo la crisis estructural del capitalismo globalizado, surge la necesidad de que los pueblos formulen vías y métodos para la transición desde esta realidad, marcada por la crisis, hacia el socialismo; teniendo en cuenta que el camino de decadencia del capitalismo será más sangriento que el de su nacimiento y desarrollo.
Debido al desarrollo desigual en la trayectoria histórica de los pueblos en el marco de la estructura capitalista, estos métodos de transición diferirán de un país a otro, aunque las leyes sean similares. Ha quedado claro que el camino apropiado para nosotros/as, como países en los que prevalecen las relaciones de producción capitalistas dependientes, es el camino de la liberación nacional. Por otro lado, su alternativa es continuar por la vía del capitalismo dependiente y sus consecuencias.
Hablar de liberación nacional no es algo nuevo, sino más bien una continuación de lo que se ha alcanzado en este proceso que nuestros pueblos iniciaron para deshacerse de los obstáculos a su progreso, sobre todo la dependencia estructural del imperialismo. Este proceso ha llegado a una crisis que nuestro partido ha diagnosticado en su segunda conferencia, diagnóstico desarrollado por el mártir Mahdi Amel al afirmar que es una crisis de los burgueses que lideran este movimiento y una crisis de su alternativa revolucionaria.
Repetimos con Mahdi Amel: Si es natural que la burguesía lleve la liberación nacional a una crisis, entonces no es ni lógico ni natural que la alternativa revolucionaria esté en crisis. En resumen, la crisis de la alternativa revolucionaria resulta de su carencia de una teoría de la liberación nacional, que se reflejó en su trayectoria política y en su práctica de separar la liberación nacional de la liberación social.
Para resolver esta crisis -la crisis de la alternativa- buscamos y llamamos a adoptar esta teoría. Es innecesario decir que sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario, que la teoría marxista-leninista es tan relevante como nuestra estructura social, para formular un programa de lucha, así como una trayectoria política y una práctica política revolucionarias, para lograr que el liderazgo sea proletario. Esto requiere la producción de conocimiento acerca de esta realidad para transformarla, para reclamar su propiedad y recuperarla de la dominación imperialista.
La dominación imperialista se basa en los siguientes elementos.
En nombre de la misión de civilizar a los pueblos atrasados, el colonialismo penetró en nuestros países y estableció las condiciones para dominarlos:
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Ha establecido una estructura capitalista colonial (dependiente), dominada por múltiples pautas socioeconómicas y controlada por una directriz de capitalismo dependiente. Ha construido un capitalismo en favor del imperialismo, con un desarrollo inhibido y horizontes cerrados, y esta estructura sigue constituyendo la base material de su dominación.
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También ha creado un sistema político que protege esta estructura, gobernada por burguesías subordinadas, desempeñando su papel de la peor manera.
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Ha creado la entidad sionista como la avanzadilla del imperialismo en la región, desempeñando un rol funcional de protección y refugio de la dependencia y sus sistemas.
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Trabajó en la fragmentación del mundo árabe y generó un regionalismo que dispersó a los pueblos árabes e impidió su unificación.
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El imperialismo sigue practicando políticas que incluyen el asedio, la ocupación y las amenazas de agresión.
De este modo, nuestros pueblos se enfrentaron a la dominación imperialista para solucionar dos cuestiones básicas:
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La cuestión nacional, siendo ésta la cuestión de la unidad árabe, la liberación de la tierra, principalmente Palestina, y la liberación de sus recursos naturales y humanos.
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La cuestión económica-política-social de la liberación de las fuerzas productivas respecto al marco que restringe su desarrollo y la liberación de los seres humanos de la explotación, la alienación, el desempleo, la marginación, el desplazamiento y la tiranía.
Las tareas propuestas para resolver estas cuestiones pueden constituir el contexto de la liberación nacional.
El concepto de liberación nacional
El problema de nuestro país tiene sus raíces en la dependencia y la dominación imperial. La única salida es la liberación nacional.
La liberación nacional y social es un concepto teórico según el cual se determina la estrategia del partido de la clase obrera; éste la adopta en sus prácticas revolucionarias para transformar el modelo de producción capitalista dependiente, eludir la estructura social capitalista dependiente, y poner fin a su dependencia de la formación capitalista global, en el proceso de su transición al socialismo. En la práctica, se trata de un largo proceso de transformación de las relaciones de producción del capitalismo dependiente a relaciones socialistas. Por lo tanto, por una parte, es una lucha de clases y un conflicto contra la burguesía colonial, como dicta la lógica del capitalismo. Es una liberación de este capitalismo, no una liberación hacia él. Por la otra parte, es una lucha de clases contra la burguesía imperialista para acabar con la dependencia respecto de ésta, como dicta la relación colonial. Por esta razón, esta lucha de clases en nuestro país adquiere la categoría de una lucha nacional.
Dado que todos los componentes de la burguesía colonial, tanto la tradicional como la regeneracionista, fracasaron en liderar este movimiento, esto lleva a una conclusión necesaria, lógica e histórica: que la liberación nacional en nuestro país no se logrará a menos que una alianza dirigida por la clase obrera y sus partidos tomen el timón para lograr tres revoluciones: la democrática, la nacional y la socialista.
La crisis del movimiento de liberación nacional árabe
La crisis del movimiento de liberación nacional árabe está marcada por la desviación del curso histórico de dicho movimiento respecto al concepto proletario de liberación nacional, ya que la burguesía colonial asumió la dirección del movimiento durante el período de ocupación colonial, logró la independencia política y ahí puso fin a la lucha. De hecho, cometió una traición nacional, especialmente en la cuestión de Palestina.
Esto dio lugar a reacciones de descontento entre las masas, que se plasmaron en que grupos pequeño-burgueses dieron golpes militares para derrocar al poder de la burguesía colonial y establecieron regímenes progresistas, que lograron muchas reformas sociales y económicas y se opusieron al sionismo y al imperialismo; pero que no afectaron a la estructura de las relaciones de producción dependientes, así que se dio una separación artificial entre la liberación nacional y la liberación social, que transformó la capa superior en una burguesía colonial, sumiendo al movimiento en una crisis profunda. Lo profundizó esta crisis fue la posición de la alternativa revolucionaria, que ha venido llevando la misma falsa separación entre liberación nacional y liberación social.
Tras la crisis del movimiento de liberación nacional árabe y la crisis de su dirigencia, las fuerzas políticas que utilizaban el pensamiento islámico y la herencia nacional como trasfondo intelectual, saltaron a la primera línea y se involucraron en enfrentar al enemigo sionista y la intervención imperialista en nuestros países, sin tener un proyecto social y de liberación que difiriera en esencia de los proyectos tradicionales existentes. Con ello nos referimos al movimiento de resistencia, que es lo que mantiene al movimiento en su crisis.
La puesta en marcha de la liberación nacional
La realidad histórica de la clase obrera plantea al movimiento revolucionario tareas complejas y difíciles para lograr el proceso de cambio. Sufre el fenómeno de la debilidad de las posiciones de clase y de su dispersión. Por lo tanto, la liberación nacional sólo se logrará mediante la puesta en marcha de la lucha de clases en nuestra estructura social, consistente en la liberación de las masas populares, la construcción de un Estado nacional y un gobierno democráticos y la consecución del socialismo. En la primera etapa, es necesario construir una correlación de fuerzas que presione hacia el cambio de las políticas económicas y sociales, y que esté compuesta por los grupos populares que deben liberarse a través de la lucha democrática general. Esto proporciona las condiciones para pasar a una segunda etapa -la etapa del gobierno democrático nacional- en la que se construye un Estado nacional democrático que dirige un tipo de capitalismo de estado cuyo capitalismo se reduce al mínimo, según Lenin, que se compromete a construir una base material para reformas socioeconómicas más radicales (que en la primera etapa), como condición para asegurar la transición a la tercera etapa, la etapa de lograr el socialismo. En todas estas etapas, en las cuales todas las formas de lucha de clases son diversas, la coalición dirigida por la clase obrera debe tener un papel importante, y la importancia de este papel aumenta siempre que hay una transición de una etapa a otra y siempre que las fuerzas revolucionarias logran cambiar el balance de poder entre los dos lados de la contradicción principal.
Un nuevo tipo de movimiento de liberación nacional/resistencia árabe integral
Frente al prolongado proyecto de control imperialista, proponemos un proyecto de liberación nacional en su forma científica que saque al movimiento de liberación de su crisis, que abra la puerta al desarrollo y la liberación de nuestros pueblos, que encarne los verdaderos intereses de los pueblos, incluidas las "minorías nacionales" del mundo árabe, que rompa las relaciones de producción dependientes y que empuje en la dirección de un cambio serio de nuestra estructura política y social. Esto sólo se logrará a través de una nueva forma de movimiento de liberación nacional, nueva en su programa y en su dirigencia, que sea capaz de construir alianzas con las potencias mundiales y regionales. Un movimiento que tome la iniciativa de liberar la patria.
Estamos convencidos/as de que un movimiento de liberación con estas especificaciones debe nacer del vientre de una resistencia árabe integral, en la que los poderes de las fuerzas de izquierda y progresistas se unan en torno a dos prioridades interconectadas y complementarias: la prioridad de la resistencia por todos los medios, incluida especialmente la resistencia armada contra la agresión sionista y la ocupación extranjera, y la prioridad de enfrentarse a los sistemas de dependencia, opresión y tiranía política y social que han constituido históricamente la verdadera base interna de esta agresión. Es necesario enfatizar más que nunca la centralidad de la cuestión palestina, con todos su contenido e implicaciones, como pilar fundamental en el proceso de regeneración del movimiento de liberación nacional, para llegar a poner el fin definitivo a la ocupación sionista, liberar las tierras árabes en Líbano y Siria, y eliminar la propagación militar imperialista en la región árabe.
Un programa para resolver la crisis de la alternativa revolucionaria incluye:
Objetivos de resolución de la cuestión nacional
Estos objetivos giran en torno a establecer la unidad árabe, la liberación de la tierra, especialmente Palestina, la liberación de los recursos naturales y la construcción de una verdadera soberanía. Esto se debe a que el cambio y la liberación no se lograrán a la luz de la actual perturbación, y a que será imposible que ningún país se libere por sí solo a menos que todas las fuerzas de liberación se unan. No existe una solución burguesa a esta cuestión. Es más, puede decirse que la burguesía es el principal obstáculo para lograrla. Existe principalmente gracias a la fragmentación y al regionalismo. La solución exclusiva es la socialista y debe lograrse mediante un programa de lucha nacional en conexión con las tareas de resolver la cuestión social.
Con la explosión del conflicto en el frente de Gaza en una guerra genocida contra el pueblo palestino, habríamos entrado en el escenario del estallido de uno de los pilares de la dominación imperialista, representado por la glándula cancerosa sionista. Sin ampliar la descripción, sin distribuir responsabilidades y sin describir el precio que el pueblo palestino está pagando en sacrificio por todos los y las árabes, llamamos a priorizar hoy el confrontar la guerra genocida sionista contra el pueblo palestino. Es doloroso que las masas árabes sean espectadoras y que la acción de los partidos políticos sea limitada. La resistencia frente a la ocupación y a la agresión contribuye con seguridad al éxito de la anhelada liberación nacional.
Objetivos de resolución de problemas sociales
El contexto de esta cuestión gira en torno a la liberación de las masas proletarias de la explotación, la alienación, el empobrecimiento y el desempleo, que son calamidades resultantes del sistema capitalista existente y de su carácter colonial. La liberación en este aspecto es la liberación de las fuerzas productivas del obstáculo a su desarrollo - las relaciones coloniales de producción que bloquearon el horizonte del desarrollo capitalista clásico.
Dado que estas relaciones son capitalistas, su lógica conduce a la solución socialista. Por su carácter colonial, su lógica lleva a acabar con la relación de dependencia transformando estas relaciones, y ambas lógicas llevan a la solución socialista. Esto significa que la solución en este ámbito es producir nuevas relaciones de producción, es decir, socialistas; de forma que se garantice un desarrollo socioeconómico independiente y autocentrado para establecer una estructura sectorial integrada entre la industria, la agricultura y los servicios productivos.
La cuestión político-ideológica
La estructura político-ideológica es un factor esencial para el dominio del imperialismo. Éste no escatima esfuerzos en intervenir en los casos críticos para restaurarla e incluso para cambiar la clase dominante, y Líbano es el mejor ejemplo de ello. La acción de esta estructura no se limita al aspecto político, sino que se extiende al ideológico, que constituye una palanca para asegurar la consecución del control político practicando todos los medios de engaño y manipulación de la conciencia de las masas populares para paralizar su capacidad de acción. Por lo tanto, la tarea principal es cambiar esta estructura.
El control ideológico incluye los sistemas de educación, ciencia, pensamiento y cultura. Por lo tanto, los objetivos de liberación nacional se centran aquí en cambiar y liberar los sistemas educativos, liberar la ciencia de estar sometida a los estrechos planteamientos del capital y liberar la cultura de actitudes chabacanas. Estos objetivos no se cumplirán a menos que el pensamiento árabe se libere del control de la ideología imperialista, sobre la base de la difusión de una atmósfera de libertad y democracia.
Construir el partido de masas
La situación de un Partido Comunista arraigado en las masas no puede fortalecerse sin las masas populares. El partido está llamado a plasmar esta condición en la realidad a través de la lucha, durante la cual define tareas concretas que expresan los intereses de estos grupos, las traduce en verdaderas consignas y programas, y las aplica con claridad y eficacia tanto a nivel nacional como local, hasta lograr reformas político-económico-sociales que permitan alcanzar una especie de equilibrio de poderes a nivel político. También hacemos hincapié en que la interacción y la cooperación con el pueblo sólo pueden ser fructíferas mediante la lucha organizada y tangible y mediante el establecimiento de alianzas dentro de marcos sociales adecuados. Hay que prestar atención al campo de la lucha ideológica, para criticar y desenmascarar el engaño practicado por la burguesía y desbaratar sus intentos de alejar al pueblo del campo de la lucha política y de clases. El objetivo básico del partido revolucionario es concienciar a las masas proletarias.
Alineamiento de clase
La debilidad de la disociación de clases y la debilidad de la clase obrera hacen que el alineamiento de clases sea una necesidad urgente. Es tarea de los partidos de la clase obrera construirlo, afinando los problemas y las contradicciones, uniendo fuerzas y elaborando un programa aplicable con el fin de modificar y cambiar la correlación de fuerzas. Establecerlo requiere una definición científica precisa acerca de la naturaleza de la etapa histórica que atraviesa el país, ya que la naturaleza de esta etapa determina las tareas nacionales prioritarias, determina la naturaleza y las formas de la lucha de clases, y determina la contradicción principal y las contradicciones secundarias.
Porque la lucha de clases en nuestro país toma la forma de una lucha nacional contra la burguesía imperialista y contra la burguesía colonial para lograr objetivos interconectados de liberación, y porque los objetivos de esta etapa van más allá de los intereses de la clase obrera, los campesinos y los agricultores, para incluir a las capas de la pequeña burguesía y la burguesía vinculada a la producción nacional -pequeños y medianos productores- y a los/las intelectuales revolucionarios/as, al ser grupos afectados y amenazados por el control imperialista directo e indirecto, y afectados por las políticas de la oligarquía financiera. El alineamiento de clase que el Partido Comunista busca establecer debe incluir a todas las fuerzas con interés en lograr estos objetivos, a pesar de las diferencias que aún persisten relacionadas con la visión de cada partido para el desarrollo económico, político y social del país.
El impacto sobre la liberación nacional de las transformaciones en curso en los países árabes
Algunas tendencias perceptibles en los países árabes que agravan sus crisis:
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El fenómeno de la dependencia del imperialismo se ha profundizado en todos los países árabes y ha aumentado la divergencia entre países, incluso dentro de marcos considerados unidades monolíticas, como en la región del Golfo.
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La expansión de la fragmentación, incluso dentro de los países, como ocurrió en Sudán, Yemen y Siria.
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Legislar la traición de la burguesía árabe, representada por el reconocimiento de la existencia de la entidad sionista, legislar la normalización con ella y negar completamente la causa palestina.
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El aumento de la migración de la población hacia Occidente.
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Malgastar la riqueza árabe en armamento y extravagancias.
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El declive de la acción política y la propagación de una ola de frustración tras el fin de los levantamientos populares.
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Los levantamientos populares que se produjeron en algunos países árabes confirmaron que existe y está disponible un poder capaz de rebelarse contra los regímenes tiránicos, al que sólo le falta organización y aceptación. ¿Quién sino las fuerzas revolucionarias es digno de este papel?
De ello se desprende claramente que estas tendencias tienen un impacto negativo en el proceso de liberación, lo que aumenta la necesidad de intensificar el ritmo de la lucha.
El impacto sobre la liberación nacional de los cambios en curso en el sistema capitalista globalizado
Los movimientos de liberación nacional, entre ellos el Movimiento Árabe de Liberación Nacional, surgieron hace un siglo en un clima económico-político-social marcado por el conflicto entre las facciones del imperialismo global por repartirse el mundo y sus riquezas, por un lado, y entre éste y el campo socialista, por el otro.
Desde el punto de vista tecnológico, el método industrial de producción ha señalado el potencial de desarrollo de todos los países del mundo, en términos de monopolizar este potencial o en términos de desviarlo debido a la competencia entre monopolios, lo que ha permitido a algunos países llevar a cabo procesos de industrialización y desarrollo, especialmente aquellos países que contaban con la ayuda de la Unión Soviética y del campo socialista. Durante ese periodo surgió una nueva posibilidad de escapar al control colonial, y sólo fue posible frenarla mediante golpes de estado militares. Pocos de estos países respetaron la lógica de la liberalización. Varios países avanzaron también por la vía capitalista apoyados en el factor ideológico y aprovechando el efecto de escala.
Hoy hablamos y aspiramos a reanudar el proceso de liberación nacional con el objetivo de lograr un desarrollo económico, político y social independiente y autosuficiente basado en una orientación socialista fuera del círculo del sistema capitalista mundial, pero en nuevas circunstancias internacionales.
El ambiente general del mundo actual está marcado por la crisis estructural del capitalismo globalizado.
Además, el capitalismo global y el entorno internacional en general han sido testigos de un conjunto de tendencias emergentes de una forma u otra, que están dejando su impacto contradictorio en el desarrollo global, especialmente en los países que tratan de lograr su liberación nacional:
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En el plano tecnológico, se formó la producción digital, que provoca rápidos cambios en todos los aspectos de la vida humana, y la ciencia se convierte realmente en una fuerza productiva directa que permite a los países que poseen una infraestructura científica y educativa lograr grandes avances: por ejemplo India, China, Cuba e Irán.
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La persistencia de la globalización como tendencia objetiva transforma el mundo en un campo unificado de actividad y conflicto, por un lado, y la crisis de la globalización como proyecto de clase imperialista, por otro.
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Los cambios políticos que se están produciendo en el mundo, se reflejan en el fin de la unipolaridad, su sustitución por el multipolarismo y una nueva y convincente redivisión del mundo entre los centros.
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La tendencia a un desplazamiento gradual del centro del desarrollo mundial desde Occidente (América y Europa) hacia Oriente y los países de Asia en general, y la institucionalización de este desplazamiento en los BRICS y las nuevas transformaciones en la preparación de China para ocupar la posición de liderazgo. Esta transformación va acompañada de una división tecnológica internacional del trabajo basada en el monopolio por parte del imperialismo de un modo de producción científica y tecnológicamente muy denso y que relega para los países dependientes el modo de producción intensivo en mano de obra y recursos naturales.
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Un tipo de tendencia contradictoria con la anterior, representada por la expansión de las migraciones humanas de Oriente a Occidente, mientras que la producción material se traslada de Occidente a Oriente.
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El aumento de la presión extranjera y la intervención de los centros imperialistas en el ámbito de las relaciones políticas y la formación de las autoridades políticas en los países dependientes, ya sea a través de golpes militares o revoluciones de colores, arrojándoles consignas y cuestiones que ocultan los verdaderos problemas de estos países.
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La agudización de los problemas globales integrales como expresión de la agudización de las contradicciones del capitalismo, que abre la puerta a peligros reales que amenazan a la humanidad. El temor al estallido de una nueva guerra mundial en la que se utilizará todo tipo de armas ya no es sólo una hipótesis, sino más bien una realidad en proceso.
La primera revolución industrial creó las condiciones para la alienación de la esencia humana. La cuarta revolución produjo las condiciones suficientes para que el hombre recupere su esencia. Sin embargo, hoy discutimos cómo podemos vivir libres e independientes.