Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España.
“Nuestra América” J. Martí 1891
Venezuela, después del 28 de julio, soporta una feroz campaña contra la victoria de Nicolás Maduro, tanto a lo interno cómo a nivel internacional. Xiomara Castro, Presidenta de Honduras, destapa los actuales intentos de un golpe de Estado para derrocarla. Gustavo Petro, denuncia los planes para apartarlo de la presidencia de Colombia, mediante un atentado con un camión de explosivos o un golpe de Estado.
Esta es, una y otra vez, la realidad que enfrenta América Latina (AL). Un pueblo sin piernas, pero que camina, como dice la canción de Calle 13.
A doscientos años del fin colonial, los actuales pueblos en lucha hablan de conquistar “su segunda independencia”.
La cita de Martí, situada arriba, caracteriza la herencia colonial. Martí sabía cómo se habían incrustado violentamente en sus pueblos los valores de las metrópolis, por lo que en el mismo texto manifestaba que harían falta siglos para recuperar su idiosincrasia y sus valores propios y, así, su auténtica soberanía.
Más tarde Mariátegui elaboraría, desde el marxismo, un profundo pensamiento revolucionario en América Latina, y el papel del indio en su liberación, que no ha de ser ni calco ni copia.
Los Libertadores dejaron una huella imborrable, con su práctica emancipadora. Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden (S. Bolívar). Les siguieron generaciones de probadas condiciones revolucionarias en Chile, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Colombia, etc. Y luego llegó Fidel… Una revolución socialista triunfante, guiada por el pensamiento de Martí, y desarrollada sobre bases marxistas-leninistas.
UN PLAN CÓNDOR PERMANENTE
En todo el proceso histórico la esclavitud, el colonialismo y el imperialismo, han marcado a sangre y fuego la vida de esos pueblos. Desde el genocidio de la llamada conquista, hasta la más reciente actualidad en Haití, por ejemplo. Y no cesan.
La feroz represión de las potencias capitalistas, en alianza con las burguesías criollas, protagonizó uno de sus episodios más violentos, a mediados del siglo XX, con el Plan Cóndor. Terrorismo de Estado coordinado por varios países, el imperialismo yanki, y el sionismo, para torturar, asesinar y desaparecer a la dirección revolucionaria. Ahí no estuvieron ausentes los servicios secretos de las metrópolis europeas.
Haciendo un balance de la historia de AL, con una mirada más general, se concluye que las distintas naciones del continente han estado soportando un prolongado y permanente Plan Cóndor, con millones de víctimas y, en la casi totalidad de los casos, con la más absoluta impunidad de los sicarios que lo han ejecutado. En todos los golpes de Estado, masacres, magnicidios o manipulaciones han estado detrás los EE. UU., y sus empresas multinacionales. España, siempre que puede, participando en estas tareas criminales, los Borbones especialmente. REPSOL, MOVISTAR, BANCO SANTANDER, etc.
UN CONTINENTE REBELDE CON GRANDES RECURSOS
AL es un continente extraordinario, por sus pueblos, sus culturas, su naturaleza y… sus estratégicos recursos naturales. Y ahí radica la explicación de la violencia que las potencias imperialistas ejercen de forma continuada desde hace más de cinco siglos. El saqueo imperialista se inició en 1492, y no ha cesado hasta el presente.
El bloqueo contra la Cuba de Fidel, por más de seis décadas, es una necesidad estratégica del capital monopolista yanki, que trata de ahogar a la revolución, y de desacreditarla como paradigma político para la emancipación de esos pueblos. Por ello también el mérito extraordinario del pueblo cubano y de su dirección revolucionaria, resistiendo.
El saqueo ingente de AL es vital para el capitalismo yanki. Un capitalismo que chorrea sangre obrera por todos sus poros, y que necesita mantener el control de esos países y el expolio colonial, para no perder sus materias primas a precios de regalo (petróleo, oro, maderas, hierro, carbón, coltán, aceite de palma, etc.). Se explican así todas las violencias.
LA GEOPOLÍTICA ACTUAL
Todo ello realizado en nombre y en defensa de la democracia y las libertades. Así a Cuba, el país más democrático de AL y el Caribe, se le ataca como una dictadura.
Hoy, que se da un nuevo feroz reparto del mundo por parte de las grandes potencias mundiales, la escasez de algunos recursos y/o la importancia estratégica de otros para las tecnologías de vanguardia, lleva a que determinados países sean objeto de un interés desmedido por parte de las potencias en disputa.
EE.UU. ha pretendido que AL sea su patio trasero, según la doctrina Monroe. Esto es, los yankis se consideran con derechos exclusivos en todo el continente, y con derecho a impedir la participación de otras potencias en el mismo.
Pero el desarrollo de las fuerzas productivas hace que ya no existan países alejados, todo está cerca. Todo el mundo está en reparto y disputa. Entonces, ya no hay patio trasero. Pero EE. UU. se niega a aceptar esa realidad.
Por otra parte, los procesos soberanistas, patrióticos y antiimperialistas actuales, abren nuevos escenarios políticos en los que no se aceptan invitados impuestos. Llegaron los BRICS+.
Nuevas estructuras económicas y políticas como la CELAC, UNASUR, MERCOSUR, CARICOM…, que buscan articular un mercado interior y unas condiciones de intercambio que dejen en el continente las propias riquezas y recursos. Desde esas instancias se establecen acuerdos, de muy diverso tipo, con China, Rusia, Irán, etc. En algunos casos con condiciones muy ventajosas. Quedó atrás el ALCA.
Pero el imperialismo no renuncia a cualquier estrategia para recomponer su control en la zona. La jefa del Comando Sur, L. Richardson, juega hoy un papel protagonista en las políticas de chantaje y presión. La CIA, siempre coordinada con las estrategias militares.
LAS REVOLUCIONES SOCIALISTAS COMO FUTURO
Este mundo cambia sin cesar, aceleradamente. Hay que pasar de los proyectos soberanistas y antiimperialistas a los procesos revolucionarios socialistas. Las condiciones están dadas.
El imperialismo no desiste, y aplica todas las violencias de un Plan Cóndor continuado.
Es necesario cambiar las reglas del juego impuestas por el imperialismo, por otras propias.
La lucha emancipatoria hay que organizarla desde otras categorías: desde el poder popular, la democracia obrera, la propiedad colectiva de los grandes recursos (nacionalización), el pueblo armado para la defensa, y las fuertes alianzas de toda nuestra América.
Todo discurre de forma acelerada. El tiempo de un prolongado tacticismo se acaba.
Se acabó ese tiempo, sencillamente.
C. Suárez