La patronal sigue y sigue sobreexplotando, y el sindicalismo del pacto social, en ocasiones mira al tendido, en otras, es partícipe de todo tipo de tropelías que afectan directamente a millones de trabajadoras y trabajadores.
A finales de 2024 son miles los convenios laborales que siguen congelados por exigencias que se expresan en intereses de la patronal. Pero ,¡aleluya!, que la mayoría de los negociados y acordados están por debajo de la inflación. Hasta hoy se han negociado convenios que afectan aproximadamente a 11 millones de trabajadoras/es, el 50 % de la masa asalariada del estado español. Pero podemos afirmar que, debido a las políticas de conciliación y pacto entre clases, llevadas a cabo por un sindicalismo que no representa los intereses de las y los trabajadores, pero también por partidos como el PCE, socio de gobierno,más del 80 % de las y los trabajadores cobran salarios que no garantizan los niveles necesarios para disfrutar de una vida plena y digna.
Salarios que obligan a que millones de personas vean sus vidas abocadas a la precariedad alimentaria, habitacional, energética, sanitaria, ya que hoy hay que pagar gran parte de la asistencia que debería ser enteramente pública y gratuita, y un largo etcétera de situaciones que padecen las familias obreras. Salarios que sentencian a millones de trabajadoras/es a la pobreza, se expresa así, si, soy trabajadora/or cobro todos los meses y no puedo garantizar los recursos necesarios para mí y mi familia. La esclavitud del salario lleva a millones de seres humanos a la más violenta situación de pobreza e indigencia. Y qué decir del aumento de los ritmos de producción, basados en que él y la trabajadora produzcan más y más unidades de mercancía o servicios por el mismo salario.
Todas y todos recordamos cuando se hacían campañas que criminalizaban a las y los trabajadores por tener dos o tres empleos, sí , el famoso pluriempleo, que las/os malditos/os trabajadoras practican, con la intención desleal de garantizar la alimentación y necesidades básicas a su familia. Que no, que no era y es consecuencia de la miseria salarial, que no era y es consecuencia de la sobreexplotación patronal, lo que ocasiona que, estas y estos laboren más horas que un reloj, que el problema radica en un malvado vicio. el querer comer, habitar, y tener algo de salud de estos obreras y obreros desperdigados, ya que, el patrón está dispuesto a que no tengas más de un trabajo, siempre que estés dispuesto a desarrollarlo por el mismo miserable salario que él paga.El pluriempleo se sigue practicando, pero en menos medida cuantificable, la patronal con la complacencia del sindicalismo del pacto social, ha dado con la tecla, aumentar un poquitín los salarios para evitar una imagen caótica, pero con una trampa, te aumento el salario para que no vendas tu fuerza de trabajo a más patrón que yo, pero como condición, no pagamos los millones de horas extras que nos vais a regalar. En una estimación bastante optimista, ya que la hacen los mismos que desde su complicidad con la patronal lo propician, en el estado español más del 45 % de las horas extras no se pagan, algún sesudo economista debería hacer el cálculo de la cuantía millonaria en euros que se apropia la patronal en términos de plusvalía.
Y ante este panorama surgen las preguntas. ¿Qué hacer y cómo hacerlo, para cambiar esta situación de esclavitud salarial? Las soluciones:empezando por mandar al sindicalismo de pacto social a la basura, rescatando el sindicalismo de clase con el que recuperar el protagonismo de la clase obrera en la confrontación con los intereses patronales. Elevando la organización de clase a estructuras unitarias que atesoren toda la fuerza de clase, con la que hacer frente a las embestidas de la burguesía. Mantener una militancia política protagonista de las batallas que garantizan la victoria, nutriendo las filas del Partido de Vanguardia el PCPE.
Solo el mas alto nivel de organización y confrontación contra la burguesía y su sistema social, el capitalismo, garantiza que las masas obreras se libren de la esclavitud salarial. De la dictadura del capital .
Juan J. Sánchez