Su firmeza, entrega y valentía continúan nutriendo la construcción de la Patria Bolivariana

Especial para Tribuna Popular TP.- El tiempo –“el implacable, el que pasó”, en versos de Pablo Milanés–, nos da cuenta de este primer año de ausencias de una gran figura revolucionaria, el camarada Presidente Hugo Chávez, cuya huella y aspiraciones de una Venezuela Bolivariana siguen imborrables.

Estamos seguros de que no faltarán artículos biográficos y anecdóticos sobre Chávez en esta fecha, como vendedor de “arañas”, jugador de béisbol, joven militar y voraz lector. Este escrito pretende resaltar algunos aspectos claves planteados por Chávez, ante su preocupación por la eficiencia, la eficacia y los objetivos del proyecto revolucionario.

La agenda impulsada por Chávez, sustentada en el ideario bolivariano, nutrida por varias fuentes del pensamiento progresista venezolano y latinoamericano, fue afinándose a la par de la intensidad de la lucha de clases, del combate contra el imperialismo y sus lacayos venezolanos.

Si revisamos varios documentos escritos por el camarada Chávez –desde el proyecto de decreto del Gobierno Provisional previsto para la rebelión militar del 4F (no fue escrito directamente por él, pero recoge las bases programáticas de su proyecto) hasta el Plan de la Patria, pasando por el Libro Azul–, podemos confirmar la preocupación por constituir un gobierno profundamente popular, con un alto sentido de la ética y la moral, productivo, eficaz y eficiente, que respondiese a las necesidades concretas de las masas trabajadoras, y diera un importante aporte a la integración latinoamericana y la lucha antiimperialista.

Con tenacidad y firmeza, durante 14 años, la nueva Venezuela fue tomando forma –con aciertos y errores propios de toda experiencia de construcción revolucionaria– junto al pueblo trabajador.

A finales de 2012 fuimos testigos de la preocupación de Chávez por revisar y consolidar lo alcanzado hasta ahora, alertado por varias circunstancias desalentadoras.

El 20 de octubre de ese año, en lo que se denominó “Golpe de Timón”, Chávez reflexiona certeramente en la necesidad de avanzar en “la transformación de la base económica del país para hacerla esencial y sustancialmente democrática, porque la base económica de un país capitalista no es democrática, es antidemocrática, es excluyente y de allí la generación de riqueza y de grandes riquezas para una minoría, una élite, la gran burguesía, los grandes monopolios, y de allí también la generación de la pobreza y la miseria para las grandes mayorías.”

AUTOCRÍTICA

Recordemos la autocrítica ante el poco avance en la conformación de las Comunas, como epicentro del control popular sobre el nuevo tejido productivo nacional: “no debemos seguir inaugurando fábricas que sean como una isla, rodeadas del mar del capitalismo, porque se lo traga el mar”, reclamó.

Más allá de las críticas sobre la acción de estas Comunas planificadas desde el Estado burgués, lo valioso es la visión de Chávez en cuanto al necesario control del Poder Popular sobre la gestión de la economía local, de lo contrario sería ineficaz cualquier acción transformadora.

A su vez, reclamaba por la existencia de espacios para la crítica revolucionaria sobre la gestión de gobierno, principalmente proveniente de los trabajadores y trabajadoras: “¿Por qué no hacer programas con los trabajadores? Donde salga la autocrítica, no le tengamos miedo a la crítica, ni a la autocrítica. Eso nos alimenta, nos hace falta.”

Y esto lo hace mientras recoge una crítica importante sobre el fetiche de muchas instituciones de colocarle el nombre de “socialista” a cada obra o actividad que se hiciera: “Eso es sospechoso, porque uno puede pensar que con eso, el que lo hace cree que ya, listo, ya cumplí, ya le puse socialista, listo; le cambié el nombre, ya está listo.”

Recordemos que anteriormente, ese mismo año ante el Consejo de Ministros del 5 de noviembre, Chávez reclamaba enérgicamente por los errores y el engaño cometido en la inauguración de la fábrica de helados Coppelia ante la falta de planificación, la ausencia de correctivos y el atropello a los trabajadores y trabajadoras de la fábrica: “Yo asumo mis culpas, pero cada quien que asuma las propias y, repito, a los que trabajan conmigo les ofrezco mi corazón y esta mano de hierro, desde ti Nicolás para abajo, no tengo más opciones. (…) cuenten con que en esta etapa voy a ser sumamente duro con mi propia gente, más duro de lo que he sido nunca antes jamás aquí y creo que en toda mi vida”, prometió Chávez en esa alocución que levantó el ánimo del pueblo trabajador venezolano, ante la autocrítica severa y pública del líder del proceso bolivariano.

EJEMPLO

Lamentablemente su cuerpo se agotó en la entrega del cuadro revolucionario a su sueño y acción, y nos dejó importantes tareas para el pueblo trabajador venezolano, alertando a no engañarnos: “la formación socio-económica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista”, y avanzar con un “Poder Popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana”, para “pulverizar completamente la forma Estado burguesa que heredamos (…) y darle continuidad a la invención de nuevas formas de gestión política.”

Las y los comunistas continuamos exaltando los componentes democráticos y revolucionarios del pensamiento y acción del camarada Hugo Chávez, quien supo liderar con firmeza y gallardía esfuerzos diversos y apuntarlos en una misma dirección.

Nuestras críticas apuntaron, y lo continúan haciendo, a aquellas situaciones, planteamientos y decisiones que identificamos como obstáculos al avance revolucionario, y que en muchas ocasiones el propio Chávez también lo reconocía así, por ejemplo: la ausencia de una Dirección Colectiva de la Revolución, que permita articular visiones y esfuerzos de los diversos sectores revolucionarios; el mantenimiento de un Estado burgués, altamente burocratizado y con sus vicios intactos; la poca transformación del sistema económico nacional, profundizando el carácter rentista del mismo; la existencia de sectores asociados a la pequeña burguesía y burguesía emergente como fuerza política dirigente, en lugar de la clase obrera y el pueblo trabajador.

Son precisamente estas ideas las que hemos querido resaltar hoy, cuando vivimos una desestabilización política, económica y mediática sobre nuestro país, impulsada por la burguesía criolla y el imperialismo yanqui, ambos actores desplazados en buena parte de su hegemonía por el pueblo venezolano, gracias al liderazgo del gobierno popular de Hugo Chávez.

Esa movilización heroica que ha permitido al pueblo impulsar la etapa del proceso revolucionario iniciada en 1998, heredera de grandiosas gestas de combate por la liberación nacional, es la misma que derrotará sin piedad al fascismo asesino y al imperialismo, reafirmará con orgullo que el esfuerzo del camarada Chávez no fue en vano y abonará el camino, en unidad revolucionaria, a la construcción científica del Socialismo.

¡Honor y gloria al camarada Hugo Chávez!

Frente a la conspiración fascista ¡Amplia Unidad Clasista y Popular!

Francisco Guacarán Varela


Fuente: Tribuna Popular Nº 233 (pág. 20)

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