La escalada violenta y de agresión imperialista ha ido aumentando considerablemente con la profundización de la crisis general y estructural del capitalismo. Ante estos hechos, cualquier trabajador o trabajadora, sobre todo si es marxista, debería cuestionarse dónde está el origen de dicha escalada violenta y si estamos asistiendo al escenario previo de una 3ª Guerra Mundial.

Es sabido que si el devenir del conflicto ha merecido una tan profunda preocupación por parte de los imperialismos europeo y estadounidense es por la relevancia de Ucrania en el suministro energético europeo.

Mucho se está hablando del nuevo grupo terrorista Estado Islámico. Su brutalidad contra kurdos, yazidíes, cristianos y chiíes centra los titulares de la prensa occidental, junto con la reciente ejecución por decapitación de un periodista estadounidense, han situado a esta organización terrorista, antes llamada Estado Islámico de Irak y Levante, como el enemigo número uno de occidente.

Cien años después del inicio de la I Guerra Mundial y 75 años del inicio de la II Guerra Mundial el creciente derramamiento de sangre en el este de Ucrania demuestra que la guerra imperialista está de nuevo presente en Europa.

Las consecuencias económicas que afectan a las capas más débiles, obreros y sectores populares, de las luchas geopolíticas de los diferentes polos capitalistas, son expresadas entre otras cuestiones en las sanciones impuestas por Rusia a las importaciones de productos de alimentación procedentes de la UE.

27 Sao Paulo de julio de 2014

En abril de 2013 el Banco de Japón decidió ampliar su base monetaria en dos mil setecientos sesenta y siete millones de dólares, y duplicar las compras tanto de deuda pública como de los activos financieros de mayor riesgo.

En este agosto de 2014 las noticias que nos llegan desde la prensa capitalista es que la economía japonesa ha caído un -1,7% en tasa trimestral y -6,8% en tasa interanual. Tan masiva emisión de moneda para nada.

«La propia historia nos alecciona para no repetir los errores del pasado, como sucedió con los acuerdos de La Uribe y la Unión Patriótica»

Por Carlos Antonio Lozada
Miembro del Secretariado Nacional

El 23 de agosto de 1986, las organizaciones de disidentes antisoviéticos residentes fuera de la URSS se aprestaban a convocar a lo largo y ancho del mundo capitalista decenas de manifestaciones para condenar el Pacto Molotov-Von Ribbentrop rubricado 47 años antes.

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