Como decíamos ayer …, en la mañana de hoy, jueves 24 de febrero, ¡la guerra se ha recrudecido! Este nuevo comunicado del PCPE sobre la guerra se sitúa en unas coordenadas más peligrosas que los precedentes y resulta imposible aventurar en este momento el desarrollo de los acontecimientos.

Por ello, la primera exigencia que impone una solución favorable a los intereses y necesidades de los pueblos es el cese real de todas las hostilidades, el reconocimiento de la soberanía de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk y la retirada de todas las tropas a sus fronteras.

Para el PCPE, aunque esta escalada militar se da en el marco de la confrontación interimperialista, es imposible situarse en la equidistancia entre las fuerzas agresoras y las agredidas. La OTAN con los EEUU al frente de ella y la complicidad activa de la UE, es la potencia que ha provocado esta situación con sus continuas agresiones a la convivencia pacífica entre los pueblos. Resulta imposible olvidar el golpe de estado nazi fascista de 2014 y no dejar de situarlo en el origen del conflicto que hoy entra en una fase cualitativamente distinta desde el punto de vista militar y geoestratégico.

Guerrilla Semiótica contra la “Guerra Cognitiva” de la OTAN.

¿Qué hay de nuevo, doc?

Dicen en la OTAN que en esta guerra “nueva”, además de manipular pensamientos, se manipulará el modo de producirlos. ¡Por nuestro bien!. Tras esas revelaciones, atribuidas a Francois du Cluzel, entre otros, una lista larga de analistas y expertos, piensa que se trata de una “nueva” fase de combate.

¿Pero es realmente nueva? ¿Por qué llama tanto la atención la declaración del informe de la OTAN Innovation for Defence Excellence and Security (IDEaS), también conocido como Innovation Hub, que tiene su sede en Canadá, y dice: “La guerra cognitiva es una guerra ideológica que busca erosionar la confianza sobre la que ha sido construida la sociedad…

La desinformación se aprovecha de las vulnerabilidades cognitivas de sus objetivos, especialmente las ansiedades o creencias que predisponen a sus objetivos a considerar como verdadera toda clase de información falsa.

RESOLUCIÓN APROBADA POR EL VII PLENO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE LOS PUEBLOS DE ESPAÑA

Los pueblos del mundo enfrentan una etapa marcada por el acelerado proceso de agotamiento del capitalismo internacional –imperialismo, como formación sociohistórica, y la violencia que este sistema necesita desarrollar para intentar contrarrestar las fuerzas históricas que lo empujan hacia su desaparición y sustitución por una nueva forma de organización social; el inicio de la construcción de la sociedad socialista.

Esa violencia desesperada. Impulsada por los grandes oligopolios internacionales, para mantener la lógica de su sistema ante semejante coyuntura, convierte a la guerra imperialista en un recurso imprescindible para, a través del ejercicio de la máxima violencia, tratar de dar continuidad a la actual dictadura del capital, que garantice el proceso de reproducción ampliada del capital, y la ganancia capitalista.

La jurisprudencia de los últimos años y los cambios legales, recuperan la vigencia de los convenios colectivos, abriéndose un escenario en el que la clase trabajadora necesariamente debe tomar la iniciativa y poner en marcha la máquina de la negociación colectiva.

Habiendo sido muchos los convenios que desde 2008 han ido incluyendo una disminución progresiva de derechos y consolidado pérdida de poder adquisitivo, ahora es el momento de establecer tablas de negociación que inicien el camino de la recuperación de derechos y poder adquisitivo, principalmente a través los convenios sectoriales, y en determinados casos también mediante los de empresa.

Clave para todo proceso de discusión de un convenio, la unidad obrera debe sustanciarse en tablas reivindicativas que, debatidas y apoyadas por el conjunto de las plantillas en procesos asamblearios abiertos y dinámicos de participación obrera, marquen con claridad las referencias y los márgenes de negociación a las organizaciones sindicales. Desde el PCPE proponemos a los trabajadores y trabajadoras que defiendan unos límites básicos para defender sus condiciones de vida y trabajo:

POR LA REPÚBLICA SOCIALISTA DE CARÁCTER CONFEDERAL

La crisis capitalista de sobreproducción que estalló de forma violenta en 2008 ha hecho tambalearse al estado burgués de forma constante, provocando una situación de crisis de legitimidad permanente de la dictadura del capital en España en todas sus estructuras, y de quiebra de los pactos entre los distintos sectores de la burguesía.

El viejo modelo de dominación política bipartidista, tras un breve periodo de quiebra y génesis de nuevos partidos, concluyó con la integración en el gobierno de la nueva socialdemocracia (Unidas Podemos-IU-PCE) y su sometimiento absoluto a las instituciones burguesas y al PSOE, para garantizar el proceso de acumulación del capitalismo español a través de la paz social y la desmovilización de la clase trabajadora, así como el intento de los pactos con las burguesías periféricas.

Pero es la forma de estado monárquica, en esencia antidemocrática, representada en la vieja y corrupta monarquía de los borbones, garante de los elementos más atrasados y reaccionarios del estado español, la que supone uno de los elementos de debilidad del tablero para el bloque oligárquico-burgués.

 

En el Estado español, miles de familias sufren el empeoramiento de sus condiciones materiales de existencia. Este empeoramiento se ha visto recientemente agravado por un incremento notable de la inflación, es decir, por un aumento notable y generalizado de los precios de los bienes y servicios que estas familias adquieren en el mercado. Habitualmente, el surgimiento de un escenario de inflación es multicausal, y el caso actual no es una excepción. Entre el total de razones detrás de la situación inflacionaria actual en los países centrales, destacaremos las dos siguientes: 1) la crisis de suministros y producción amplificada por la pandemia (crisis que ha disparado escandalosamente los costes de infinidad de materias primas como el hierro o el litio), y 2) el desproporcionado aumento del precio de la energía como consecuencia del vergonzoso sistema de subastas del mercado eléctrico. Evidentemente, aparte de a un incremento del precio de la factura de la luz, las dos razones anteriores conducen a un aumento de los costes de producción que se ve reflejado en los precios finales a los que los consumidores (muy mayoritariamente, la clase trabajadora) han de hacer frente.

 

En agosto de 2021 la Comisión Europea transfirió a España los primeros 9.000 millones de euros del plan de recuperación, que llegan en forma de anticipo de los casi 70.000 millones que el Gobierno solicitó como transferencia no reembolsable. O sea, que los otros 70.000 millones son un crédito que nosotros o las generaciones futuras tienen que devolver… qué bien vendrían ahora los 65.000 millones que debe la banca española.

De otra parte, los 70 mil millones tampoco son un regalo. El gobierno pijo progre tendrá que cumplir con 416 hitos para recibir esos milloncejos. Para desbloquear cada pago España tendrá que cumplir con todas las metas pactadas. El mayor desembolso está previsto para junio de 2022 y alcanzará los 12.000 millones de euros. En este caso, muchas de las metas que tendrá que cumplir el Gobierno están relacionadas con reformas del mercado laboral. Así que ya sabemos por dónde van los tiros.

Toda la publicidad institucional de la UE va dirigida al impulso de la ecología y a digitalizar la economía (hay un constructor que quiere poner una hormigonera conectable desde el móvil… que no, que es coña)

 

La decisión está tomada: que un virus de apenas 0,1 micras de diámetro no continúe lastrando la tasa de ganancias de muchos monopolios (no todos), la deuda pública o el producto interior bruto. Y ello a costa de la salud colectiva en toda la geografía capitalista, de norte a sur, de este a oeste, ¡cueste lo que cueste! Naturalizando e incluso banalizando el contagio con palabros como “gripalización”. ¡Mira por dónde! El Estado capitalista finalmente ha necesitado recurrir a su propia variante de negacionismo.

Al menos frente a la variante delta, la vacunación protegía unas 4 veces del contagio y 10 veces frente a la letalidad por COVID-19. La mayor transmisión de la variante ómicron, sin embargo, hizo caer en picado la protección frente al contagio, dejando en evidencia las catastróficas consecuencias para la salud pública de la gestión capitalista de la pandemia.

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