Un nuevo ejemplo de patronal envalentonada nos hemos encontrado este verano en la isla de Gran Canaria a cuenta del conflicto laboral entre la plantilla de la empresa de helados Kalise y sus propietarios.

Todo arranca a finales de 2018 cuando el comité de empresa denuncia el actual convenio para negociar uno nuevo. Es en junio de 2019 cuando la plantilla presenta la propuesta de nuevo convenio a la dirección y esta dice que hasta el 17 de septiembre no se sienta a negociar. Hablamos del convenio actual que mantiene unos salarios miserables que no han cambiado desde hace diez años y que da pie a unas jornadas laborales interminables.

 

Hoy en día ya ni siquiera tener trabajo es garantía de no ser pobre. Los dueños de las empresas no tienen límite a la hora de explotarnos, no les vale que trabajemos todos los días de la semana por un salario que nos llega a duras penas para pagarnos la vida y volver a estar en el tajo al día siguiente: ganarnos la vida lo llaman. En su necesidad de seguir ganando más y más de nuestro trabajo escatiman todo lo que pueden en prevención de riesgos laborales provocando lo que ya hace años conocemos: la clase trabajadora pone los muertos, pero son ellos quien se llevan los beneficios.

[Prosigue desde el mes anterior...]

La idea vulgarizada que a diario se nos presenta desde distintos medios de comunicación retrata la precarización laboral de la clase trabajadora como una imagen asociada al sector privado, permaneciendo el colectivo de los trabajadores públicos como un reducto de derechos, mejores sueldos y empleos asegurados. La realidad es muy distinta. En la última década, aunque viene de lejos, la pérdida de empleo y salario , el aumento de las cargas de trabajo , la privatización y/o externalización de servicios y el notable incremento de la temporalidad han llegado a unos niveles que empiezan a escandalizar incluso a las propias instituciones del sistema que antes las provocaron. En esta situación ni siquiera es posible defender el principio de independencia en el desarrollo de su función por parte de un empleado público cada vez más amenazado.

 

Según los datos de la Encuesta de Población Activa del año 2018, el Estado español cuenta con unos 3.200.000 trabajadores públicos distribuidos entre las distintas administraciones. De ellos más de 850.000 son temporales o interinos. La tasa de temporalidad en el sector público ha superado desde 2015 y por segunda vez en veinte años a la del sector privado, situándose por encima del 26%. Casi la mitad de estos trabajadores y trabajadoras interinos superan en la actualidad los 50 años de edad, una situación que añade al riesgo laboral de todos ellos el riesgo de exclusión social.

-Conflicto en el sector del transporte público de Alicante-

El pasado 11 de julio (tras cuatro meses de la asamblea que el comité convocó para ratificar el acuerdo alcanzado con la empresa), un grupo de compañeros convocamos una asamblea, tras haberle pedido a CC.OO que la hiciera, para explicarnos las enormes diferencias entre lo dicho y lo firmado en el convenio.

El capitalismo, como generador de un desarrollo técnico que facilitó el incremento de la producción, desde su nacimiento revolucionó técnicamente la industria perfeccionado los medios de producción. Este perfeccionamiento en los medios tuvo su culmen en lo que hoy conocemos como revolución industrial del siglo XIX, con la introducción y uso de nuevas maquinarias se pudo reducir la fuerza física necesaria en el trabajo, ésta es suplida por máquinas que trabajan con inusitada perfección. Es la aplicación de estas nuevas técnicas mecánicas lo que facilita el ingreso masivo de niños a las fábricas, reemplazando éstos a obreros adultos, ocasionando con ello una competencia por el puesto de trabajo en muchas ocasiones en el mismo seno familiar.

Con la incorporación de jóvenes y niños a la producción el capitalista consigue la apropiación de una cantidad mayor de plusvalía, ya que los salarios son más bajos y el tiempo real de trabajo se prolonga, situación que genera el incremento del ejército de reserva, compuesto éste por obreros adultos desplazados de la producción en competencia con sus propios hijos.

A partir de estos cambios en las condiciones laborales, las consecuencias sobre las vidas de las jóvenes y niños fueron desastrosas. Marx, basado en los estudios de Engels sobre la situación de la clase obrera en Inglaterra, llegó a hablar de una “devastación intelectual, producida artificialmente al transformar a personas que no han alcanzado la madurez en simples máquinas de fabricar plusvalor”.

La oligarquía sabe bien que uno de los bastiones de la libertad y la democracia reside en el movimiento obrero. Cuando hay conflictos, huelgas, confrontación con el poder, las posiciones de izquierda suben con un electorado más movilizado o más conscientes de su poder. Por eso, tener un movimiento obrero debilitado, unos sindicatos reclamando con insistencia el gran pacto social, tener un ejército de parados dispuestos a trabajar por debajo del convenio, es la mejor arma del capitalismo. Y ese, es el motivo de hacer leyes que van claramente contra la libertad sindical y los derechos de la Clase Obrera. Las reformas laborales nos dejaron prácticamente sin negociación colectiva y con el despido a capricho del empresario. El artículo 315 del Código Penal o la Ley Mordaza están hechas para reprimir. Nos decían que no se iba a aplicar, hasta que se aplicó.

Y en eso llegó Pedro Sánchez con la promesa de eliminar las Reformas Laborales (hoy dice que sólo lo hará con el consenso de la Patronal) y la Ley Mordaza, pero, el renacido, en su primer asalto como presidente, no cumplió, dijo que no le dio tiempo. A los juzgados si les cundió la ley, desde las huelgas han encausado a más de 350 sindicalistas por actuar en piquetes, y algunos cumplen condena, veamos algunos ejemplos.

Los/as trabajadores/as del metal, a través de las organizaciones sindicales representativas, mantienen una lucha contra los intereses draconianos de la patronal.

Las reivindicaciones obreras son las de limitación de las contrataciones a través de ETTs, la eliminación de las subrogaciones, eliminación de la brecha salarial, reducción de la agotadora jornada laboral, poner fin a la eventualidad a través de la creación de contratos y trabajo fijo, y una subida salarial que garantice el que los obreros dispongan de suficientes recursos económicos.

 

La mañana de ayer, en una acción más de represión del estado burgués Frances fue detenido el sindicalista Gael Quirante quien está siendo violentamente reprimido con multas y detenciones con la intención de neutralizar la digna lucha que están llevando a cabo los carteros del distrito parisino de Hauts de Seine , en esta ocasión la violencia policial fue llevada hasta el domicilio del compañero, esta detección es escusada por motivo de una acción reivindicativa llevada a cabo el viernes, actitud y acciones desempeñadas por Gael en un intento de presionar para conseguir que se pueda negociación en condiciones favorables para el conjunto de los trabajadores de correos en huelga que dura ya más de 15 meses.

El PCPE exigimos su liberación sin cargo alguno. Así como la inmediata solución laborar por la cual Gael como sus compañeros llevan 15 meses de huelga resistiendo ante la represión patronal. La detención de Gael es un intento más de intimidación al conjunto de los trabajadores.

Hacemos un llamamiento a la solidaridad y unidad de clase, ninguna acción represiva sin una contundente respuesta unitaria de la clase obrera.

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