En el pasado mes de abril, en la ciudad de Burgos, se pudieron ver movilizaciones que promulgaban la solidaridad con los refugiados que solicitan asilo en Europa. Las organizaciones y Partidos políticos, que se encontraban detrás de la organización de dichos actos, se desenmascararon paulatinamente.

Los resultados de este 26J ponen de manifiesto, en primer lugar, la continuidad de las dificultades del actual bloque de poder burgués para legitimarse a través del mecanismo electoral. El mismo incremento de la abstención también es expresión de esta situación de crisis en la legitimación del sistema de dominación. Los resultados siguen dejando dejan un escenario de difícil gestión para la formación de Gobierno.

Este resultado, de la consulta sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, es la expresión de las contradicciones internas del imperialismo inglés. En términos políticos el referéndum lo ha ganado el sector que tiene intereses económicos más enfrentados con los monopolios de la UE, que ha tenido la habilidad de apoyarse en sentimientos populares diversos, algunos progresistas y otros profundamente reaccionarios.

La convergencia electoral entre Izquierda Unida y Podemos, autodenominadas “fuerzas del cambio”, se ha cobrado ya una pieza de extraordinario valor en el movimiento popular de nuestro país: la lucha contra la OTAN.

Comencé a militar con 17 años en el PCE, reconstruyendo la UJCE de mi ciudad y llegué a ser Secretario político de la agrupación con 24 años, no tanto por méritos, sino por omisión de sus militantes más veteranos que estaban más ocupados en Izquierda Unida.

El gran capital necesita un pacto, Podemos desmoviliza las luchas y el PCPE continúa a la ofensiva

Más allá de las ambiciones personales o gustos estéticos de los candidatos, la falta de acuerdo para la formación de Gobierno es más compleja de lo que quieren hacernos ver.

El PSOE se encuentra entre una vieja guardia, (instalada en la ajada Transición, que fue solución de compromiso entre las distintas capas y sectores de la burguesía, con sus implicaciones nacionalistas, y su necesidad común de conseguir eliminar cualquier oposición obrera al avance del neoliberalismo), y una posición de falsa renovación (que se niega a un gran pacto con el PP, que significaría el fin de la justificación izquierda-derecha que ha sustentado el edificio político del bipartidismo y, con él, a un PSOE alternante en el Gobierno).

El mes de marzo en Valladolid, la clase obrera de la ciudad, sufrió brutales ataques por parte del capital, anunciando cierres de fábricas como: Printolid (imprenta del grupo Vocento), Lauki (de Lactalis) y Dulciora (de Mondelez). Todas, empresas con beneficios, a esto se le suman, entre otras, las protestas por convenios dignos de los trabajadores y trabajadoras de RTVCyL, del sector del telemarketing o el nuevo y nefasto Plan Industrial de Renault.

Hoy la alianza de la clase obrera con otros sectores populares debe ser por el socialismo

Si ha existido un tema que ha dado de qué hablar, desde el análisis académico hasta la fabulación propagandística, ese ha sido la concurrencia a las Elecciones generales del 16 de febrero de 1936 del Frente Popular, y su posterior triunfo. El año en que se cumple el octogésimo aniversario del hecho, este 2016, ha querido que el concepto, o más bien la retórica, frentepopulista vuelva al léxico de la actualidad política.

Al grito de alerta en defensa de la Republica Bolivariana de Venezuela ha discurrido hoy la marcha por las calles de Madrid.

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