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Enero 2013

El año 2013 será el de una nueva profundización de la crisis general del sistema capitalista internacional, que afectará igualmente al capitalismo español. En nuestro país, la guerra desatada por la burguesía contra la clase obrera tendrá nuevos episodios que se desarrollarán con una violencia creciente. El más que previsible rescate -que el gobierno de turno trata de retrasar en un inútil intento de negociación- llevará aparejadas nuevas medidas brutales contra la clase obrera y los sectores populares, directamente impuestas por los monopolios. Reforma de las pensiones, mayor destrucción de fuerzas productivas, aumento de las medidas represivas contra la movilización social, mayores privatizaciones y copagos, subida de impuestos, mayor participación en la guerra imperialista, etc., serán las medidas que impulsará el gobierno de Rajoy en este año.

El Partido va fijando las prioridades más cercanas en cada fase del desarrollo de la lucha de clases, al hilo de la línea estratégica aprobada por el 9 Congreso; línea que cada día desarrolla el Comité Central en sus reuniones y documentos. La lucha por el poder obrero y la sociedad socialista se concretan en propuestas de trabajo que nos permiten acercarnos a las masas obreras para ir ganando capacidad de liderazgo, e impulsar el avance de la conciencia revolucionaria en sectores cada vez más amplios del pueblo.

La lucha contra el reformismo -colaborador necesario de las políticas gubernamentales y de la paz social- se concreta para el PCPE y los CJC en una consigna clara: “No luchamos en la calle para que venga un gobierno PSOE-IU, luchamos por el Frente Obrero y Popular por el Socialismo, luchamos para vencer”

El creciente proceso de movilización obrera de los últimos años se encuentra en una fase donde se pone en evidencia la necesidad urgente de una dirección política fuerte, para que este proceso se consolide y se oriente a posiciones clasistas y de lucha por una salida socialista.

En este año 2013 el PCPE se enfrentará a un reto extraordinario, en el que tendrá que demostrar que es capaz de dar pasos importantes para convertirse en la organización que ejerza ese papel de dirección política en la lucha de masas, obligando a retroceder las posiciones del reformismo.

Para conseguir ese objetivo el Partido se ve enfrentado a lanzar una fuerte ofensiva que se sustente sobre un salto cualitativo de su política de cuadros. Hasta hoy hemos avanzado de manera significativa en nuestro trabajo de masas, en la asunción del centralismo democrático de una manera más rigurosa y natural, en el conocimiento de la línea política del partido por toda la organización, etc. Pero, en el sistema de “metas volantes” con que trabajamos, “lo que ayer era suficiente hoy es poco”.

Definir una correcta política de cuadros es un objetivo constante para el partido leninista, un trabajo que nunca se acaba y que se desarrolla de una forma continuada en el tiempo. La celebración, el pasado día 15 de diciembre, del mitin internacionalista en Madrid fue la expresión -entre otras cosas- de un partido de cuadros que trabaja con eficacia y disciplina, en niveles muy superiores a los que habíamos alcanzado hasta ahora. Tenemos un trabajo adelantado en esta cuestión, pero en estos momentos las exigencias son mayores.

El Partido de Cuadros -o de profesionales de la revolución- como lo definiera Lenin, es una organización política cuyos miembros tienen un alto grado de compromiso con la lucha por la toma del poder por la clase obrera y con la revolución socialista, y hacen de su militancia partidaria el elemento organizador de su vida. El Partido de Cuadros funciona con un imprescindible activo militante que se compromete con el avance de la revolución socialista, y que se rige por el centralismo democrático y por la intervención en las masas al hilo del desarrollo de las contradicciones y de las necesidades de la lucha de clases. La militancia revolucionaria actúa inmersa en esta realidad y combate sin descanso por hacer avanzar las posiciones de la clase obrera. Todo ello se concreta en un tipo de militante que nada tiene que ver con lo que se hace en otras organizaciones políticas, y que eleva la condición de militante de la revolución a una categoría de alto reconocimiento social por la coherencia, la firmeza y la determinación en la conquista de los objetivos revolucionarios.

2013 debe de ser el año de la consolidación de la política de cuadros del PCPE -también de los CJC-, y de su avance ascendente en el liderazgo en la lucha de masas.

Catalunya. Viva la lucha de clases.

No es fácil desentrañar el juego de intereses que desarrolla la fracción de la burguesía catalana liderada hoy por Artur Más. El tema nacionalista en Catalunya ha sido -en no pocas ocasiones-, un mecanismo recurrente de la burguesía para favorecer sus intereses de clase ante determinadas dificultades, disfrazar la realidad de los problemas y chantajear para conseguir determinadas ventajas.

Estamos ante una burguesía desarrollada, entusiasta de las estrategias del imperialismo, fracción activa del imperialismo español y europeo, y explotadora despiadada, que hace de la dictadura del capital su herramienta más eficaz de dominación de clase.

Y ahora se nos presentan como demócratas reclamando “el derecho a decidir”, en una situación de grave crisis en el capitalismo español y de grandes tensiones internas del bloque oligárquico-burgués. Han aplicado con todo rigor y con todo entusiasmo las políticas antiobreras más duras y más antisociales promovidas desde el gobierno central, pero ahora llaman a esa clase obrera sobreexplotada a hacer causa con ellos para construir un objetivo común.

El objetivo es distraer a la clase obrera de la lucha de clases. No solo no se cuestiona el proyecto imperialista de la UE, sino que se clama por ser una estrella más en la bandera azul.

La clase obrera catalana no tiene nada que compartir con su burguesía; la lucha es por el derrocamiento de esa clase burguesa y por la revolución socialista. La lucha por los derechos nacionales de Catalunya la dará la clase obrera como parte del proceso de construcción socialista, sin someterse a las miserables estrategias de la burguesía. Esa es la lucha que tenemos que dar.

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