A un año del XI Congreso entrevistamos a nuestro Secretario General, camarada Julio Díaz, en medio de la convulsa situación social que se vive en el estado español, con una crisis cada vez más agudizada del capital, expresada en altos niveles de sobreexplotación de la clase obrera y con la socialdemocracia en el gobierno sacando tanquetas para reprimir a la clase obrera, mientras se difunde un discurso de cierto alarmismo social conspirativo, que pretende desdibujar la realidad.

Redacción UyL: ¿Como ves la coyuntura actual?

Julio Díaz: Resulta imposible entenderla sin interpretar la situación general correctamente. Para nada estamos ante una “tormenta perfecta” como se nos pretende situar, ocultando la verdad de lo que realmente está ocurriendo, que no es otra cosa distinta a la implosión constante de todas y cada una de las contradicciones que en el Imperialismo –última fase de desarrollo del capitalismo - llegan a su límite, se convierten en incontenibles. La fundamental, entre el carácter social de la producción y la propiedad privada de los medios de producción y cambio, ya le es imposible contenerla en su seno si no es con un constante y creciente ejercicio de barbarie y violencia. En ese marco de crisis estructural y general del sistema capitalista, se sitúa el colapso creciente de un sistema que, aún herido de muerte orgánica, es necesario derrotar mediante el accionar consciente de las masas.

Redacción UyL: Pero el capitalismo mantiene su hegemonía mundial...

Julio Díaz: Efectivamente, en el sentido de la posición dominante de su poder, es así. Sin embargo, las contradicciones interimperialistas son crecientes y expresan una posición, frente a otros actores del tablero internacional, de creciente debilidad del capitalismo occidental que, sin duda, se muestra como el enemigo principal de la clase obrera y de los pueblos. Las organizaciones revolucionarias tenemos que intervenir en esa contradicción, ahondando la brecha y arrastrando hacia posiciones antiimperialistas a los más amplios sectores. La iniciativa por un amplio Frente Mundial Antiimperialista en la que estamos comprometidos una buena parte de los Partidos Comunistas, apunta en ese sentido.

Redacción UyL: ¿Y la Unión Europea?

Julio Díaz: Su construcción sigue expresando el liderazgo central de los grandes monopolios europeos y la dirección política del capitalismo alemán. No puede ser de otra forma, no es un proyecto en el que la clase obrera y los sectores populares de los pueblos de Europa tengan nada que ganar. Su carácter violento lo muestra a diario con el cierre de fronteras Schengen que provoca muertes a diario en el intento de traspasarlas. El Mediterráneo y la frontera este, como ha quedado demostrado en Bielorrusia, son una inmensa fosa común a la que se dirigen millones de personas desplazadas de sus países por las guerras imperialistas y el saqueo al que son sometidos. Hay que denunciar la hipocresía de quienes hablan a diario de Derechos Humanos y los niegan de forma permanente. Y no solo hablo de la Comisión Europea, también lo hago de la socialdemocracia que defiende a la vez el cierre de fronteras para las personas y la libertad de movimientos de los capitales y tratados comerciales preferentes.

Redacción UyL: Hablemos de España...

Julio Díaz: La foto que nos muestra la formación social española es muy preocupante se mire por donde se mire. Por un lado una creciente crisis que golpea con fuerza a la clase trabajadora y al conjunto de sectores populares y, por otro, una evidente crisis institucional que, junto a la económica, solo tiene como responsable a la incapacidad de la burguesía para superar las contradicciones que genera un poder económico cada vez más concentrado en un reducido grupo de empresas y familias. Desde el siglo XIX, la burguesía viene construyendo este poder crecientemente parasitario del Estado y absurdamente reaccionario y centralista. No podemos esperar nada de ella como clase, ni tampoco de sus distintos representantes políticos. Ni la derecha reaccionaria en sus diversas expresiones más o menos fascistoides, ni la socialdemocracia, también en sus diferentes opciones, son una alternativa favorable para los intereses y necesidades de la clase trabajadora. Se impone articular una amplia alianza social que, encabezada por la clase obrera, sitúe un nuevo proyecto de sociedad que se constituya en el paradigma en torno al que unir al conjunto de pueblos de España. Este proyecto emancipador pasa necesariamente por el poder obrero y la autodeterminación.

Los primeros pasos para avanzar hacia ello pasan por recuperar el protagonismo de las masas, el papel central de la clase obrera en la agenda política y económica. La lucha de clases hay que levantarla alejando el discurso del pacto social y la conciliación de clases. Ejemplos como el reciente de Cádiz demuestra que sí es posible, que los únicos límites son los que nos ponen quienes desconfían del protagonismo de la clase obrera. Recuperar las prácticas sindicales de clase y liquidar la experiencia burocrática de un sindicalismo pactista y dependiente del Estado, es la premisa imprescindible para iniciar un proceso de acumulación de fuerzas obrero y popular fundamentado, como decía anteriormente, en el protagonismo de las masas. Con la juventud, en los barrios obreros y con las mujeres trabajadoras doblemente oprimidas… encontramos permanente razones para levantar escenarios de lucha y organización frente al capital y su estado. Nuestra tarea como comunistas está en agudizar el conflicto político y conseguir que exprese con claridad su carácter de clase. La constancia en el trabajo y hacerlo desde la posición de actores en las propias movilizaciones es una premisa para el avance de nuestras posiciones. Por eso el compromiso con una creciente capacidad de dirección política de masas, se convierte en una premisa imprescindible y central de nuestro trabajo político. Trabajamos para conseguir un Partido y una Juventud con una intervención creciente en las organizaciones de masas. No hay otro camino si lo que queremos es que nuestras consignas y análisis sean trascendentales para el desarrollo de la lucha de clases.

Redacción UyL: ¿Y el Partido?

Julio Díaz: Ya ha pasado un año desde el XI Congreso y, ahora que estamos iniciando el proceso de rendición de cuentas, vemos que, pese a todas las dificultades que ha impuesto el confinamiento, se han hecho muchas cosas importantes para el desarrollo del proyecto. Tanto al interno trabajando el Aparato Central y consolidando equipos de trabajo en las Secretarías del CC y Comités Intermedios, como al externo interviniendo decididamente en multitud de luchas obreras y populares. Enfrentamos con una propuesta táctica y con un marco de alianzas cierto el reto de evidenciar la realidad antiobrera de los Fondos de Recuperación de la UE que será una de las batallas centrales que habremos de librar en los próximos años, pero también el trabajo para denunciar a la OTAN en la Cumbre que realizará en España en Junio de 2022… pero también estamos a diario en la lucha de los y las pensionistas, levantando el trabajo antiimperialista y de solidaridad con Cuba, Venezuela, Sahara, Palestina…

Nadie nos dijo que ser revolucionario era fácil, pero lo que sí sabemos por experiencia que es lo único que da razón a nuestra existencia.

Redacción UyL

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