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En la costa norte cantábrica, un deporte que desde hace varias generaciones atrae a un gran número de público es el remo. Pero no el remo olímpico, sino un deporte tradicional de la región. El remo de banco móvil (modalidad olímpica) se caracteriza, como dice su nombre, porque el remero va sentado en un banco dotado de ruedas, lo que facilita el movimiento y permite utilizar las piernas al completo  en cada palad. En cambio, en la modalidad de banco fijo, el asiento del remero es una tabla fija, atornillada al barco, siendo el movimiento de piernas mucho menos.

Esta modalidad de remo es practicada en la costa que recorre las comunidades de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco. También existen clubes de remo en la región de los Pirineos Atlánticos (Francia).

Este deporte tiene su origen en torno al siglo XVIII, cuando existió la necesidad de crear embarcaciones más rápidas para la pesca de sardinas y anchoas.

Los barcos y los remos tradicionalmente se fabricaban de madera, principalmente de cedro y haya. A día de hoy se emplean materiales como fibra de vidrio o de carbono, kevlar y resinas epoxi. Estos nuevos materiales han reducido considerablemente el peso de las embarcaciones y mejorado el rozamiento con el agua. Pero la forma de los barcos sigue siendo prácticamente idéntica.

Existen tres tipos de embarcaciones en esta modalidad de remo: traineras, trainerillas y bateles.

Las traineras son el tipo de mayor tamaño, con 13 remeros, puestos en filas de dos y estando el último en el centro. Y un patrón. Todos reman de espaldas a la dirección del barco, el único que mira al frente es el patrón, el encargado de llevar la dirección y marcar el ritmo de cada palada.

Las trainerillas disponen de seis remeros y un patrón. Por último, los bateles de cuatro remeros y un patrón.

Los remos van unidos al barco mediante el tolete, una vara vertical atornillada en el borde (carel) de la embarcación. En el tolete se introduce el estrobo, que es un anillo de cabo que ata el remo al tolete. Los remos funcionan como una gran palanca y el estrobo nos genera el punto de apoyo.

La distancia que se recorre en las regatas varía según el tipo de barco. En traineras se rema tres millas náuticas (5.556 m), en trainerillas de 3.500 m y en bateles de 500 m. Las más famosas son las regatas entre traineras. Gozando de gran popularidad las regatas de la: Bandera de Santander, Gran Premio del Nervión y la Bandera de la Concha.

Las regatas no son una carrera en la que simplemente hay que ir en línea recta y donde hay que ser el más rápido. Hay que realizar la llamada ciaboga, ya que el recorrido consiste en ir y volver entre dos boyas. En la ciaboga el patrón debe demostrar toda su habilidad para girar el barco 180º. En el menor tiempo posible, sin alejarse demasiado de la boya y sin perder demasiada velocidad. En este momento el remero que va al final del barco puede ayudar clavando la pica (un remo de mayor tamaño). Una buena o mala ciaboga puede decidir el resultado de la competición.

En este deporte la primera lección que aprendes es que la coordinación es imprescindible. Remar al mismo tiempo que tus compañeros es vital para conseguir velocidad. Este deporte destaca por su gran dureza, en él debemos emplear todo nuestro cuerpo haciendo un gran esfuerzo durante un largo periodo. A esto hay que sumarle el oleaje y viento, factores que enfrentamos a diario. En la costa cantábrica lo normal es enfrentarnos al oleaje y al viento. Para ser un buen remero se vuelve una obligación aprender a resistir el frío del agua del cantábrico y no tenerle miedo al oleaje.

Álvaro

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