Mucho se habla del problema de los refugiados, sin embargo, poco –o para mal- se habla del problema de la guerra.

Todos nos hemos estremecido cuando hemos visto las imágenes de niños muertos en las tierras de la vieja Europa, no obstante, esta es la realidad diaria en los países azotados por la guerra imperialista.

 

En este contexto, y ante el estupor de nuestro pueblo, aparecen dos posiciones aparentemente enfrentadas, la que clama contra la entrada masiva de inmigrantes, y la que saluda la acogida de los refugiados bajo el lema “Welcome Refugees”. ¿Cuál es la posición correcta de acuerdo a los intereses del pueblo trabajador?

No gastaré demasiadas palabras en desenmascarar una posición abiertamente hipócrita y recalcitrante como la que sostienen determinados sectores de la oligarquía, ya que de por sí, es recibida con rechazo por gran parte de los trabajadores y los sectores populares.

El rechazo de la oligarquía a la acogida de los refugiados que huyen de las guerras que los propios monopolios provocan, solo tiene como finalidad el enfrentar a los trabajadores entre sí, haciendo una falsa división entre inmigrantes y nativos, instalando el miedo al hablar de la infiltración de terroristas, y sirviendo para evitar, que tanto los refugiados como los trabajadores españoles señalen juntos a su enemigo común, el verdadero culpable de su situación, que no es otro que el sistema capitalista y el poder de los monopolios.

Llegados a este punto, es necesario abordar a aquellos que no se sitúan frente al pueblo trabajador, sino que dicen estar de su lado, y que ha tenido como resultado la ya masiva campaña del “Welcome Refugees”. La cuestión aquí es ¿Prestar ayuda humanitaria y refugio a las víctimas de la guerra imperialista, es suficiente por sí mismo? La respuesta es no.

Si bien debemos considerar un deber internacionalista el acoger y proteger a las personas que se ven obligadas a huir de su país devastado por los enfrentamientos bélicos entre los distintos monopolios, esta posición se vuelve hipócrita y vacía, sino se señala su causa, que no es otra que la guerra imperialista.

Así, las fuerzas políticas oportunistas que hoy dicen “Welcome Refugees”, ayer apoyaban las intervención directa del ejército en Siria en favor de los llamados rebeldes, o hoy mismo apoyan a la OTAN en sus actividades genocidas en todos los lugares del mundo.

El pueblo trabajador no puede dejarse engañar por unas posiciones humanitarias vacías y debe tener claro, que un apoyo a la acogida de refugiados decae sin un firme compromiso contra la guerra imperialista que los provoca.

Una posición de apoyo a la acogida de refugiados sin una exigencia de la salida de la OTAN y del resto de estructuras militares de la que participa nuestro país es una posición completamente funcional a los monopolios, ya que sitúa el debate en términos de refugiados si-refugiados no, en lugar de plantear el verdadero debate, ¿Por qué estas personas huyen desesperadamente de su país? ¿Qué papel juegan los intereses de los monopolios europeos y estadounidenses en tener en Siria un gobierno proUE? ¿Puede existir un capitalismo sin guerras imperialistas y de rapiña en disputa por los recursos naturales y las rutas de comercio?

Y es ahí donde aparece el verdadero papel del oportunismo en esta cuestión, el papel de situar el debate en cuestiones superficiales, evitando de manera cómplice, el cuestionamiento del poder de los monopolios.

No existe el capitalismo sin guerra, por tanto, junto al “Welcome Refugees” pongamos la “Por la salida de la UE, la OTAN y el Euro”.

Luis Muñoz Gutiérrez

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