Dos pruebas militares y aeroespaciales realizadas, recientemente, por la República Popular Democrática de Corea del Norte han espoleado, nuevamente, a las principales potencias imperialistas y a los países de la zona que apuntalan, desde más de 60 años, los planes del imperialismo norteamericano para derribar el modelo de construcción del socialismo que se está desarrollando en este país.

 

En la guerra frenética de asedio permanente a la que se somete a la RPDC desde los países imperialistas, las pruebas militares y científicas tendentes a garantizar la defensa y la soberanía de la RPDC, son instrumentalizadas para generar una enloquecida visión en la opinión pública sobre el sistema socialista de la RPDC, y a su vez actualizar los planes de guerra contra este país. Hasta se está utilizando a la ONU y su Consejo de Seguridad para tratar de implementar sanciones económicas y políticas contra la RPDC.

El imperialismo nunca ha soportado el rechazo de un pueblo a ser sometido. El caso de la península de Corea se inscribe históricamente en el proceso de confrontación que la Guerra Fría determinó entre el imperialismo y el campo socialista. La guerra de Corea, que se desarrolló desde 1950 y se detuvo el 17 de julio de 1953, no acabó con una declaración de paz firmada por los contendientes sino exclusivamente en un armisticio que mantiene, desde entonces, la tensión en la Península entre los dos Estados coreanos, separados a través del famoso paralelo 38 por una zona de exclusión militarizada de 4 km.

Las constantes provocaciones que, desde el territorio surcoreano, se gestan contra Corea del Norte, obligan al Gobierno, al pueblo y al Partido a redoblar sus esfuerzos políticos y económicos por asegurar la continuidad y desarrollo del socialismo. El imperialismo ha ejecutado, desde el final de la II Guerra Mundial, su modelo de presión militar y agotamiento económico de los países socialistas a través de una escalada de los presupuestos militares, que les obligaba a detraer parte de las partidas sociales, para acometer los gastos de defensa. Por ello, para el imperialismo supone una quiebra en sus planes de destrucción de Corea del Norte el éxito de las pruebas del Gobierno de la RPDC, que aseguran la autodefensa de su pueblo y garantizan el empleo de partidas económicas para el desarrollo y mejora de la calidad de vida del pueblo norcoreano.

No han tardado mucho, los EEUU, en publicitar las mayores maniobras militares que se van a desarrollar, en el mes de marzo, entre los ejércitos yanqui y surcoreano, y que contarán con unos 15.000 soldados norteamericanos, cerca del doble del contingente que participó en las maniobras del 2015. Estas maniobras se realizan todos los años entre los meses de marzo y abril (se denominan Key Resolve y Foal Eagle) y ejercitan los objetivos de invasión del Estado norcoreano.

En la permanente campaña de descrédito del Gobierno y del sistema socialista norcoreano, los medios de comunicación y los Partidos políticos del sistema capitalista asisten los planes del imperialismo para continuar con sus objetivos con respecto a la RPDC y, de paso, contribuir en la batalla ideológica que tiene planteada contra los comunistas. Como ocurre en todos los campos políticos y económicos, a esta tarea se suman los Partidos y organizaciones reaccionarias, burguesas, socialdemócratas, oportunistas y reformistas del sistema capitalista. Incapaces de resolver los problemas que la crisis del capitalismo está generando en la clase obrera y en amplios sectores populares, continúan con su hostigamiento y batalla ideológica contra las posiciones comunistas, utilizando las armas que le son propias, tales como la mentira y la manipulación. En la ofensiva que están planteando cabe todo, desde no recoger la “aparición milagrosa” del funcionario Han Kwang-sang (que habían dado por desaparecido y muerto en 2015), hasta la distribución en las salas cinematográficas de la película “The Interview” que plantea la trama del asesinato del líder norcoreano.

No hay escusas, la lucha contra la guerra imperialista, por la paz y por la soberanía de los pueblos, son el fundamento de la solidaridad internacionalista.

Victor Lucas

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