Nellie Bly es el seudónimo de Elizabeth Jane Cochran, una mujer nacida en 1864 en el seno de una familia humilde. Bly nunca había pensado en dedicarse al periodismo, pero todo cambió cuando leyó un artículo de The Pittsburgh Dispatch titulado “En lo que las chicas son buenas”, donde se destacaba que para lo único que servían las mujeres era para dedicarse a los quehaceres de la casa y por ello no era necesario que recibieran formación. Este artículo propició que ella contestara con otra pieza, y el editor de la publicación quedó tan impresionado que le ofreció trabajo como redactora.
A partir de ese momento, sus artículos empezaron a ganar trascendencia. Sin embargo, las grandes empresas no recibían bien sus palabras, así que cuando amenazaron a la publicación con retirar su publicidad, los directivos relegaron a Bly a la sección de jardinería. Ella dimitió inmediatamente.
Más tarde empezó a trabajar a las órdenes de Pulitzer en el New York World, y sería entonces cuando se convirtiese en la pionera del periodismo encubierto de investigación. Bly se hizo pasar por loca y consiguió acceder al asilo para mujeres de Blackwell's’ Island como una paciente más. Así, descubrió las nefastas condiciones de vida y el trato que recibían las internas, a pesar de que muchas de ellas ni siquiera presentaban ninguna enfermedad.
El compromiso de Nellie Bly fue mucho más allá. Durante su trayectoria se dedicó a escribir sobre la paupérrima vida de los niños abandonados y a denunciar las miserables condiciones de los trabajadores de las fábricas. En los siguientes años, su carrera también estuvo centrada en denunciar casos de corrupción policial, narrar la represión durante huelgas como la de Pullman y entrevistar a figuras destacadas como la sufragista Susan B. Anthony.
Nellie Bly también vivió en primera persona el estallido de la Primera Guerra Mundial y durante la misma, trabajando para el New York Evening Journal, se convirtió en la primera mujer corresponsal de guerra. Otro de sus hitos más destacados fue dar la vuelta al mundo en 80 días. Bly estaba segura de que Verne tenía razón y la hazaña se podía lograr, así que se lo propuso al New York World, quien aceptó aprovechando la popularidad de la periodista.
Elizabeth Jane Cochran es una de las tantas y tantas mujeres silenciadas en la historia a pesar de sus más que demostrados logros profesionales. Una periodista valiente, ambiciosa, avanzada a su tiempo, que no olvidó jamás sus orígenes y que aprovechó su talento con la pluma para exponer (y sobre todo para intentar cambiar) las pésimas condiciones de la clase obrera de su época.