La crisis del coronavirus está poniendo aún más en evidencia que el capitalismo y los capitalistas nos roban nuestras vidas. Si esta realidad no era ya más que palpable meses atrás, cuando la crisis de sobreproducción capitalista parecía una sombra del pasado que tardaría aún unos años en volver, ahora se ha vuelto una realidad.
Desde principios de marzo, estamos encerrados en nuestras casas a consecuencia del coronavirus. Una cuarentena forzada que se impone como una necesidad derivada de la gestión que el capitalismo impone en nuestra economía. En los últimos años hemos visto como en nuestras ciudades se han estado aumentando el número de habitaciones de hotel y alojamientos, mientras a la vez se ha reducido el número de camas en hospitales públicos y profesionales de la salud. Es el capitalismo el que nos obliga a vivir hacinados en nuestras casas compartiendo piso, a viajar sin apenas espacio para respirar en el transporte público y a trabajar o estudiar, literalmente, codo con codo con nuestros compañeros. Todo ello factores de riesgo para la transmisión del virus, fruto de unas condiciones de vida que no hemos elegido, sino que el capitalismo nos ha impuesto.
Esta crisis está exponiendo la debilidad estructural del sistema. En otra situación, con un sistema sanitario acorde a las necesidades y medios del presente, así como un transporte público y habitabilidad dignas, no habría sido necesario llegar a esta situación en la que la única manera de contener una epidemia de mayores dimensiones es mediante el aumento de la represión y el aumento de la explotación de los trabajadores: la única manera que conocen los capitalistas para salir de sus crisis.
Es nuestro deber apuntar que este periodo de libertad restringida que nos imponen es una necesidad del capitalismo y una consecuencia directa de su desarrollo. Las medidas de aislamiento son necesarias cuando la situación lo requiere. Sin embargo, con otra sociedad, la socialista, no es necesario encerrar a la población en sus casas ante una mínima complicación sanitaria como la que estamos viviendo. Si tuviéramos un sistema de salud público, gratuito y de calidad, así como unas condiciones de vida, trabajo y estudio dignas, es casi seguro que haría falta una pandemia mucho más grave para quitarnos la libertad de salir a la calle.
A la juventud obrera nos afecta de manera especialmente grave, pues a nuestras precarias condiciones de vida le sumamos los despidos y el paro, o su amenaza sobre nuestras cabezas. Mientras el plan económico que plantea el gobierno se ha centrado fundamentalmente en apuntalar los beneficios de los capitalistas, esta crisis nos deja totalmente expuestos a la miseria, pues a los ERTE masivos que plantean los grandes grupos de la alimentación como Alsea y Burger King, o las cadenas de ropa como Adolfo Domínguez, tenemos que sumar a aquellos trabajadores que no tienen derecho a prestaciones sociales como son los repartidores en régimen de falso autónomo o quienes reciben su nómina en negro. A estos habría que sumar a los parados que no pueden encontrar un trabajo o los pequeños trabajadores autónomos. Mientras a las empresas se les ofrece un balón de oxígeno gigante, los trabajadores seguimos teniendo que pagar nuestros alquileres, recibos y manutención. Exigimos de nuevo que ningún trabajador pague las crisis en las que nos mete el capitalismo y se les garantice el 100% de su salario mientras dure esta situación, así como la suspensión del pago de los alquileres de aquellas personas que lo soliciten.
Mención especial merece la situación de todos los trabajadores que en estos momentos no están en sus casas y se ven obligados a continuar con su trabajo sin equipos de seguridad suficientes. Es nuestro deber solicitar el cese de la actividad de aquellos sectores que no sean necesarios para mantener los suministros.
Desde la Juventud Comunista de los Pueblos de España llamamos a reforzar la solidaridad entre nuestra clase, la trabajadora, en toda muestra de lucha que se dé para defender nuestros derechos y nuestra salud, como por ejemplo ha hecho la plantilla de la fábrica de Mercedes-Benz en Euskadi, negándose a continuar la producción hasta que se garanticen las adecuadas medidas de protección. Llamamos también a fortalecer nuestras organizaciones de lucha contra los ataques de la patronal: los sindicatos y las asambleas de trabajadores, y suscribimos la exigencia de nuestro partido, el Partido Comunista de los Pueblos de España, de otorgar a los comités de empresa -como órgano de representación obrera dentro del puesto de trabajo- la autoridad de decidir si se continúa la producción o no, en función de las medidas de prevención tomadas por la empresa.
Si la situación para la juventud trabajadora es muy delicada, la situación de la juventud estudiantil tampoco es mejor. A una educación deteriorada, que valora por encima de todo la capacidad de memorizar y repetir exámenes y limita el acceso a la educación a quienes se la pueden permitir, le sumamos la enorme incertidumbre que genera la cancelación de las clases presenciales y las enormes dificultades para darlas de manera telemática.
Es una realidad que una parte de la juventud de extracción obrera tiene dificultades para acceder a estas clases a distancia al necesitarse equipos informáticos de los que en muchas ocasiones no disponemos. Por ello, consideramos necesario que se garantice el acceso a estos equipos para aquellos estudiantes que no se lo puedan permitir, así como la repetición de las clases perdidas y el aplazamiento de las pruebas de evaluación que no hayan podido efectuarse en las condiciones adecuadas al no tener acceso a las clases.
Pedimos también, con carácter urgente, conocer qué va a ocurrir con las pruebas de acceso a la universidad, así como conocer qué ocurre con los exámenes finales, entregas de trabajos, prácticas y demás requerimientos para obtener nuestras titulaciones.
La elitización de la educación es una consecuencia que también nos golpea directamente en estos momentos, pues las matrículas y costes elevados para estudiar nos empujan a tener que compaginar estudios y trabajo para sufragarlos, cosa que ahora no podemos hacer. Pese a ello, se nos sigue requiriendo el pago de las matrículas y materiales necesarios para el estudio. Así pues, pedimos también que se aplace el pago de matrículas.
Todas las medidas anteriores son exigencias de urgencia para minimizar el impacto de esta crisis a la que el capitalismo nos ha abocado. Continuamos, por ello, exigiendo una educación pública, gratuita y de calidad, libre de pruebas de acceso y donde se valoren los conocimientos adquiridos por encima de nuestra capacidad para memorizar y repetir un temario.
Para acabar, toca remarcar la necesidad de la destrucción total del capitalismo y la construcción de la sociedad socialista, donde seamos la mayoría -la clase obrera- quienes decidamos nuestro futuro. Ahora más que nunca, es palpable la necesidad de acabar con el capitalismo antes de que este acabe con nuestras vidas. Tomar el ejemplo de Cuba, un país que, con unos recursos muy inferiores a los de cualquier superpotencia mundial, está enviando expertos médicos y desarrolla vacunas para salvar a la población de aquellos países que apoyan el bloqueo criminal al que Cuba lleva 60 años resistiendo.
Por último, esta crisis está sirviendo también para demostrar que es la clase obrera la que con su trabajo permite que el mundo siga funcionando y es la que continúa dando vida al capital. Son los millones de trabajadores que estos días arriesgan -aún más- sus vidas para llenar los supermercados de comida y sanar enfermos mientras los dueños y ejecutivos de las empresas se encierran en sus mansiones de lujo. Una vez más, la clase obrera hace el mundo funcionar y los parásitos capitalistas se aprovechan de ello.
A continuación, enumeramos una serie de medidas que consideramos necesarias tomar con urgencia para aplacar esta crisis:
LABORALES
-Garantizar el 100% del salario de los trabajadores que sufran despidos y ERTE.
-Paralizar aquellos sectores productivos no esenciales sin afectación en la nómina de las plantillas.
-Asegurar una fuente de ingresos a los trabajadores sin derecho a las prestaciones por desempleo como los falsos autónomos, trabajadores en negro, parados y pequeños autónomos.
-Dotar a los trabajadores de equipos de protección suficientes.
-Nombrar a los comités de empresa y asambleas de trabajadores como órganos con capacidad de decisión en materia de riesgos laborales.
VIVIENDA
-Congelar el pago del alquiler y gastos de vivienda para aquellas personas que lo necesiten
ESTUDIANTILES
-Proporcionar equipos informáticos aptos para las clases telemáticas a aquellos estudiantes que lo necesiten.
-Repetición de clases perdidas y pruebas de evaluación enfrentadas en condiciones no óptimas.
-Aclarar de manera inmediata qué ocurre con las pruebas de acceso, exámenes finales, prácticas y entregas de trabajos.
-Aplazamiento del pago de matrículas a quien lo solicite.
NUESTRAS VIDAS ANTES QUE SUS BENEFICIOS.
Juventud Comunista de los Pueblos de España