El 1 de mayo de hace 134 años  se desarrolló  una emblemática lucha que marcaría al movimiento obrero mundial. En aquellos obreros que enfrentaron la cruel situación que les imponían los capitalistas hay  un espejo en el que la clase obrera actual ha de mirarse para tomar impulso y enfrentar los días  que nos depara el postcovid.

 Traer al presente su lucha y ejemplo es algo más que un ejercicio histórico. Recordar  las palabras de George Engel, ante el tribunal que lo juzgó y condenó a muerte,  “¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar (...)” Es tomar conciencia de clase.  

Hoy cuando ya se soportan cargas brutales de horarios de trabajo, desempleo, enfermedades, nuevas formas de trabajo maquilladas de modernidad y la amenaza de recesión mundial… El camino sigue siendo la lucha contra el enemigo de clase.

Por eso,  pese  al contexto  complejo  de este 1 de mayo, las luchas y desafíos a  cuarentena y distanciamiento social, marcan la senda para trabajadores y trabajadoras. Y la marcan quienes no sólo  ejercieron  un derecho humano fundamental, sino que  defendieron ese derecho bajo cualquier circunstancia. 

De  Estados Unidos, donde la jornada fue de huelga para denunciar no sólo el desempleo, también la desigualdad, a  París con una  protesta  más bien simbólica. Caceroladas desde los balcones, pidiendo que no sean los trabajadores quienes tengan que pagar por las pérdidas económicas. De Atenas a Lisboa, hasta  Berlín, Estambul   y Hong Kong,  donde las protestas acabaron en golpes y arrestos en estos 3 últimos lugares. Al igual que en  Chile  donde se  desafiaron las órdenes de evitar salir a las calles. En respuesta, recibieron golpes de porras y cañones de agua. Hubo más de medio centenar de detenidos. 

Ningún derecho le ha sido regalado a la clase obrera, todos y cada uno fueron ganados en innumerables y heroicas luchas. La lucha de clases no es un bailecito. Si no queremos vivir como esclavos y esclavas es hora de luchar. Que este 1 de mayo de 2020 sea el inicio de una época con la clase obrera a la ofensiva, hasta derrotar a la oligarquía y acabar con el capitalismo.

Fuente: Redacción UyL. HispanTV

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