Ayer fue Nissan, hoy Renault anuncia “el despido de 15.000 trabajadores en los próximos tres años en su nuevo plan de reducción de gastos”. El comunicado de la multinacional expresa claramente "La estrategia de corrección del personal contempla como ejes la capacitación, la movilidad interna y los despidos voluntarios. En vigor durante tres años el plan afectará a casi 4.600 empleos en Francia, a los que se agregan más de 10.000 despidos en el resto del mundo". La reducción de empleo afectará en particular a cuatro plantas en Francia y suspenderá sus proyectos de ampliación de las fábricas en Marruecos y Rumanía. Además contempla reducir su capacidad de producción en Rusia, sus actividades mecánicas en Corea del Sur y la fabricación de cajas de cambios en Turquía. En total la eliminación del 8 % de su plantilla global.
Inmediatamente los trabajadores de Renault en Francia se concentraron frente a una de las fábricas después del anuncio de la empresa del plan de recortes cercano a los 2.000 millones de euros y los 4600 empleos.
La crisis sanitaria del covid 19 ha sido el pistoletazo de salida para poner en marcha los planes ya previstos para evitar la caída tendencial en su tasa de ganancias. Planes, que como sucede en el capitalismo, pasan por los despidos y remontar los beneficios sobre la base de redoblar la explotación de la clase obrera.
Las multinacionales del automóvil han acelerado el proceso de destrucción de fuerzas productivas. Ya venían arrastrando una crisis de sobreproducción (el último ciclo de la crisis capitalista era precisamente eso, una crisis de sobreproducción) y las propias explicaciones de los patronos refrendan la afirmación, pues la empresa anunció también que “implementará una reorganización de sus estructura industrial, de forma que para 2024 su capacidad de producción anual se sitúe en 3,3 millones de vehículos, en comparación con los 4 millones de 2019”. Renault fabrica ahora mismo más vehículos de los que consigue vender, por lo que el plan prevé disminuir su capacidad mundial de producción, para ahorrarse en costes fijos de la empresa 650 millones al año. Se evidencia así que la crisis capitalista se produce por el alto desarrollo de las fuerzas productivas que necesariamente acaba en sobreproducción, de manera que al capitalismo, para iniciar un nuevo ciclo de acumulación, sólo les queda destruir fuerzas productivas…
A la clase obrera le queda otra opción, no conformarse con el “mal menor”. Enfrentar las medidas de la oligarquía no para alcanzar unas migajas más en los despidos, esa es la oferta patronal “desarrollar un diálogo ejemplar con los representantes de los trabajadores y con las autoridades locales en cada país”, en definitiva conciliación y pacto social para que el pueblo trabajador asuma dócilmente las recetas capitalistas, sino luchar para sentar las bases de una sociedad distinta. Luchar por el socialismo. Eso o insoportable esclavitud. #TuLuchaDecide.
Fuente: Redacción UyL.