Apenas han pasado tres meses y aquel tufillo de renovación y cambio que esperaban los “demócratas” de toda la vida se ha esfumado y solo ha quedado la cruda realidad: el imperialismo norteamericano no cambia así como así. Aquellos que esperaban que con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca y la salida del sicópata de Trump el mundo volvería a recobrar el equilibrio, si alguna vez lo tuvo, se han quedado en eso, esperando. Solo ha cambiado un payaso sicópata por otro sicópata igualmente peligroso.
El bipartidismo imperante en los Estados Unidos de Norteamérica es la expresión política de la confrontación de intereses de las distintas facciones de la burguesía norteamericana que se disputan el poder, pero ni cambia la naturaleza del sistema capitalista ni cambia el posicionamiento que adoptan los distintos gobiernos, ya sean demócratas o republicanos, en cuanto al papel de mantener a toda costa su hegemonía sobre los demás pueblos y naciones del planeta.
En el corto periodo de tres meses ya podemos apreciar lo que se puede esperar de la administración Biden. Nada que no se pudiera esperar de los gobiernos anteriores, solo la continuación de las guerras eternas del imperialismo yanqui.
El imperialismo norteamericano actúa en todas las regiones del mundo. Por un lado, mantiene una provocación y un hostigamiento constante contra la Federación Rusa, combinando el aspecto militar con el de las sanciones a las que tan aficionados son los EEUU.
El mantenimiento de las bases yanquis en Europa, 452 en total y el establecimiento de nuevas en países limítrofes con Rusia, prácticamente han convertido a la Europa occidental en una gran base norteamericana cuyo objetivo es el de rodear y aislar a Rusia, además de servirle de plataformas de lanzamiento de ataques a países de oriente medio como Siria, Afganistán - donde tiene anunciado la retirada de tropas por la derrota sufrida en ese territorio-, Irak o Irán. Al mismo tiempo, apoya y anima a que países marcadamente fascistas como Ucrania, reemprendan la guerra en el Donbass, contra las Repúblicas Populares de Donestk y Lugansk.
En el continente africano, el apoyo yanqui a Marruecos en la guerra de ocupación que este estado lleva a cabo contra el Pueblo Saharaui, en contra de las resoluciones de las Naciones Unidas y contando con el silencio cómplice del estado español. La actuación de comandos y “asesores militares” estadounidenses en Libia, Somalia, Kenia, Camerún, Mauritania, Niger o Chad, entre otros, que constituyen lo que se viene llamando las “guerras secretas” de los EEUU, apoyando a gobiernos títeres que permiten el saqueo de ingentes cantidades de recursos de esta zona por parte de las grandes multinacionales, despojando a los pueblos del continente de sus recursos y condenándolos a tener que huir, a la esclavitud y a abusos de toda clase.
En otro frente, Estados Unidos y sus aliados de la zona, como Japón, pretende estrechar el cerco sobre la República Popular de China, manteniendo una provocación militar constante, así como contra la República Popular Democrática de Corea, originando un foco de posibles conflictos armados de imprevisibles consecuencias.
Igualmente, nada ha cambiado respecto al apoyo al ente sionista israelí como agente suyo en la zona ni contra el genocidio que se perpetra contra el Pueblo Palestino.
Tampoco nada ha cambiado respecto al criminal bloqueo contra Cuba, manteniéndolo a pesar de la pandemia de la Covid-19, manteniendo el afán de asfixiar al pueblo cubano por su heroica defensa de su soberanía y de la Revolución Socialista, causándole un sufrimiento aumentado, injustificado, criminal e ilegal desde el Derecho Internacional y Humanitario. Tampoco ha cambiado nada la postura hostil yanqui frente a la República Bolivariana de Venezuela.
Se podría continuar y no terminaríamos la larga lista de guerras, crímenes, injerencias y arbitrariedades que el imperialismo yanqui esparce por todo el planeta, sea cual sea el partido que gobierne. Así pues, ninguna diferencia que apreciar en el recién estrenado gobierno de Biden, temiéndonos mucho de que solo vaya a peor.
Secretaría de Antiimperialismo del CC.