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Editorial Abril 2022
Si una concepción dialéctica de la lucha de clases permitió al campo revolucionario concluir que la desaparición de la URSS fue una derrota temporal en el proceso de construcción del Socialismo, en el momento actual sería un error –un gravísimo error- hacer algo diferente y no enfrentar la compleja situación que vivimos con la misma visión dialéctica de los acontecimientos y una fuerte moral de victoria cimentada en la confianza en la clase obrera.
Intercalando situaciones de diverso ámbito vividas en el último periodo, resulta imposible sacar una conclusión general optimista para los intereses de la clase obrera y los sectores populares1. Sin embargo, no se puede olvidar que esta realidad obedece en exclusiva al hecho primario de la crisis estructural del capitalismo y es expresión de un sistema que adopta desesperadamente medidas, cada día más violentas y radicales, para tratar de perpetuarse en contra del desarrollo social.
El hecho objetivo es que determinado por la ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia, el proceso acelerado de concentración y centralización del capital choca con el carácter social de la producción y convierte en objetivamente inviable el capitalismo en su fase última de desarrollo.
Es esta realidad de profunda e irreversible crisis estructural del capitalismo, la que fundamenta el inmenso potencial que abriga una contraofensiva obrera y popular fundamentada en la defensa exclusiva de los intereses y necesidades de la clase obrera.
Sin embargo, la simple proclamación de esta circunstancia, ni conduce a su superación, ni ayuda a generar las condiciones para ello y, consecuentemente, corresponde a la organización de Vanguardia – al Partido Comunista- adoptar el conjunto de medidas que, en un proceso de acumulación de fuerzas progresivo acabe generando cambios sociales cualitativos que transformen la correlación de fuerzas actual de la lucha de clases y abran un nuevo escenario de avances para la clase obrera y el pueblo trabajador en general.
REALIDAD Y CONCIENCIA
Conocer la realidad en toda su dimensión, saber el estado de conciencia de las masas, interpretar la subjetividad de las distintas clases y sectores sociales, tejer alianzas, y tener la necesaria flexibilidad táctica para el avance estratégico, es la tarea de la militancia revolucionaria. En definitiva analizar la realidad concreta para transformarla. Ni es posible aceptar la interpretación que vestida de “universalidad” interclasista ofrece la ideología dominante, ni podemos pretender que la realidad es aquello que se refleja en el espejo que tenemos enfrente. Ambas situaciones anulan la capacidad de propiciar un programa de transformación efectivo en el que, desde la defensa concreta de sus intereses materiales se impliquen las masas obreras y populares.
La lucha de clases exige desarrollar un constante ejercicio de materialismo histórico que aplicando la lógica dialéctica marxista, necesita aterrizar en lo concreto, en lo material que afecta directamente a la realidad de la clase trabajadora, para hacerse eficaz.
Lo general es la crisis estructural del capitalismo y el poder de los monopolios. Lo particular a lo que debemos llegar, es vincular esa realidad a la carestía de la vida, a la desvalorización de la fuerza de trabajo, la temporalidad y a los incumplimientos de los convenios y contratos, a la segregación de las ciudades entre zonas privilegiadas y barrios carentes de servicios, los desahucios, la pobreza, la humillación a la que nos someten los bancos, el paro, la ruina de los pequeños productores del sector primario…
Esa es la primera tarea y lo que debiera ser la ocupación de los sectores más avanzados y de vanguardia de la sociedad. Pese a todas las dificultades que impone una clase trabajadora sometida ideológicamente y con un bajo nivel de cultura política, la tarea principal que enfrentamos es lograr que, de forma creciente, cada vez más sectores del pueblo trabajador se movilicen y organicen en defensa de sus intereses y necesidades y lo hagan interpretando correctamente la realidad. Un ejemplo: los camioneros autónomos que se movilizan por su futuro profesional centran sus críticas en el gobierno, pero olvidan a los monopolios y grandes empresas de la energía, transporte y distribución que son lo que mandan sobre el gobierno y propician su ruina. En el error de no interpretar correctamente la realidad y ajustar las reivindicaciones a su creciente proletarización, está la derrota de su lucha.
Otro ejemplo: con la excusa de la guerra en Ucrania, el gobierno se pliega con armas y bagajes a las exigencias de la OTAN y compromete el 2% de los Presupuestos Generales del Estado al gasto militar. Eso a la vez que crece la pobreza y se avecinan recortes en servicios sociales con la excusa de la inflación y la deuda. Saber vincular estos dos hechos es de lo que hablamos, de tener la capacidad de con este mensaje saber organizar en la sección sindical, en el barrio o en la organización juvenil o de mujeres, a “masas” crecientemente conscientes.
Es en este proceso de organización del que surge la capacidad de dirección política de masas y la referencialidad de la militancia comunista. Es, sin duda, el camino que necesariamente hay que transitar para ejercer correctamente el papel histórico que nos corresponde como organización de Vanguardia.
UCRANIA, CENSURA Y SÁHARA. EL GOBIERNO DE COALICIÓN CRUZA TODOS LOS LÍMITES
Sin entrar en mayores análisis que ya se abordan en diferentes artículos, pero dejando muy claro el carácter de clase burgués del Gobierno de coalición y a favor siempre de los intereses de la oligarquía, estos tres hechos retratan con claridad a TODO el Gobierno; a sus ministros y ministras y a TODOS los partidos que le dan su apoyo.
La gravedad de los hechos no permite excusas, ni mirar a otra parte sin hacerse cómplice necesario de unas decisiones tan graves e irresponsables como fue el apoyo del gobierno de Aznar a la invasión de Iraq.
El reconocimiento a Marruecos de la soberanía sobre el Sáhara, es una traición de largo alcance que, mucho más allá de los falaces argumentos argüidos por el Gobierno, sitúa a España como una pieza fundamental en la estrategia del imperialismo norteamericano y la OTAN en África. Con la renuncia expresa, 47 años después, a su responsabilidad como potencia administradora del proceso de descolonización, España incumple sus obligaciones internacionales y entrega al sátrapa alauita y a las empresas españolas2 que expolian sus recursos, a un pueblo heroico que jamás renunciará a su Independencia y Libertad.
La práctica de firmes defensores de los intereses del capital que tan a pies juntillas representan Podemos, IU y PCE, les sitúa en la prioridad absoluta y único interés de mantenerse en el Gobierno a costa de lo que sea. Cada cual debe sacar sus conclusiones.
1 Guerra de Ucrania, no derogación de las reformas laborales, incremento del gasto militar al 2%, aumento exponencial de la deuda y del IPC, Fondos de “Recuperación”, avance social y electoral del fascismo, traición al pueblo saharaui…
2 Principales empresas españolas en el Sahara: Acciona, Abengoa, FM Forest, Jealsa, Isofoton, Ership, Gildo, Meripol, King Pesca, Netmar y Troulo
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- Categoría: Editorial