¿Cómo llegamos?
Este Primero de Mayo de 2022 se nos presentaba complicado, desde un primer momento, al PCPE. La jornada de lucha más importante del año para la clase obrera (y para nuestro Partido), por un lado, dejaba atrás una pandemia que en su comienzo nos metía en nuestras casas (recordemos el 1.º M del año 2020) y, por tanto, era de esperar una mayor afluencia en la calle. Por otro lado, llegamos a este día en un momento de reflujo generalizado de la lucha y movilización de la clase obrera y sus organizaciones, con el miedo al coronavirus, miedo que sigue en un porcentaje cada vez menor de nuestro entorno y, sobre todo, venimos de un choque frontal reciente con los sindicatos “mayoritarios” CC. OO. y UGT, por su papel vergonzoso en el acuerdo por la reforma laboral de Yolanda Díaz. Estos elementos, a priori, condicionaban la recuperación de la participación masiva en las manifestaciones por el día internacional de la clase obrera anteriores a la pandemia.
Nuestra militancia tuvo claro el trabajo que había que hacer. La unidad de acción sindical es prioritaria. En aquellos lugares donde solo había una manifestación la consigna era clara: reforzar esa única convocatoria. Donde hubiera varias, intentar no dividir más a nuestra clase y acudir a aquella donde estaban las y los manifestantes más conscientes, reforzando siempre el bloque combativo del PCPE.
1.º M 2022: Los dos grandes temas, los precios y Ucrania
La subida récord de los precios y la guerra en Ucrania fueron los temas más comentados en la gran mayoría de las movilizaciones del domingo. No fue suficiente con explicar que el día en el que el primer soldado ruso cruza la frontera de Ucrania la inflación ya marcaba un 7,8 %. La guerra vino a acrecentar el dato, pero la subida de precios nos viene acompañando desde muchos meses atrás.
El precio de la cesta de la compra está disparado, el precio de la luz y el combustible, también; el precio del alquiler, más de lo mismo; y suma y sigue. En estos dos últimos casos con “parches” del Gobierno, que al poco se hacen insuficientes por la voracidad de una patronal desesperada por recuperar sus márgenes de ganancia.
Frente a esta subida de precios, la lucha es por la subida de salarios acorde al IPC y contra la ya manida receta liberal de bajar los impuestos o el novedoso pacto de rentas. Durante las manifestaciones, consignas como “bajen las armas y suban los salarios”, “subida salarial sobre el IPC real” o “no pagaremos vuestra crisis” colocaban la senda a seguir en esta fase de la lucha.
En las varias manifestaciones en las que el PCPE participó, explicamos por qué sus recetas son nuestra miseria. Por qué la bajada de impuestos beneficia enormemente a la patronal y, aunque nos deja algún euro extra en el bolsillo, más pierde la clase obrera, ya que esos impuestos dejarán de llegar a unos servicios públicos ya maltrechos e insuficientes. Perjudicaría a nuestra sanidad pública y a las listas de espera (donde está la clase obrera), dañaría nuestra educación pública y la mejora de las condiciones en las que las hijas e hijos de nuestra clase se forman, así como al reforzamiento de los equipos docentes. Los servicios sociales, la dependencia, al mismo Correos y otras empresas públicas. Nuestras pensiones. Un nuevo ciclo de ataque a lo público se nos viene encima si no lo paramos. Pero también explicamos lo nocivo del pacto de rentas que está promoviendo el Gobierno y el Banco de España. Congelar salarios para moderar los precios, esto es, que se sacrifique la plantilla para que no haya que despedir a nadie. La crisis, que la paguen los de siempre.
Si a lo anterior le añadimos que la guerra en Ucrania ha provocado una especie de fiebre militarista en toda Europa, y que Pedro Sánchez ya está prometiendo subir al 2 % del PIB el total del gasto militar español, no hay que ser muy inteligente para entender que esos miles de millones se restarán de las partidas presupuestarias de los servicios públicos antes nombrados. Un auténtico robo al pueblo.
Finalmente, en las manifestaciones del domingo vivimos el choque y las contradicciones entre, por un lado, la visibilidad mediática y el apoyo gubernamental a Ucrania; y, por otro, el olvido intencionado de muchas otras guerras por todo el planeta. Lo oímos en algunas consignas y en la lectura final de manifiestos donde en algunos casos se impuso un genérico y descafeinado “contra todas las guerras y por la paz”.
Retos próximos
El bloque combativo del PCPE estuvo presente en multitud de manifestaciones y movilizaciones a lo largo de todo el Estado. Desde las grandes ciudades hasta pequeños pueblos de nuestra geografía. La jornada de lucha del Primero de Mayo tuvo manifestaciones en más de 70 ciudades según cuentan los medios.
Podemos concluir que este Primero de Mayo ha servido para recuperar el pulso, sí, pero siendo importante no es suficiente.
La clase obrera y sus organizaciones tienen enfrente a corto y a medio plazo unos planes de la patronal ya comentados anteriormente y un Gobierno que también mueve sus fichas (no perdamos de vista el aviso de Yolanda Díaz en la manifestación de Madrid anunciando que va a constituir una comisión de expertos para abordar la “gran reforma del derecho español, el Estatuto del Trabajo del siglo XXI”).
Falta más trabajo por la unidad de acción sindical, al menos en aspectos clave de los derechos de trabajadoras y trabajadores. Para ello, es necesario más inteligencia y audacia. Falta seguir trabajando las alianzas con los sectores obreros y populares más organizados de nuestro entorno. Falta incorporar en las filas del Partido y de los CUO a todas esas compañeras y compañeros huérfanos de un espacio de lucha realmente combativo, que dé un sentido integral a las múltiples luchas parciales que se dan a lo largo y ancho de los pueblos de España.
Compañeras, compañeros, camaradas. Toca trabajar. Toca arremangarse. Tenemos una sociedad socialista por ganar y un capitalismo al que derrotar.
Javi Delgado